El miedo lo saca de compostura, no teme por él, sino por su familia. La amenaza lo enfrenta a los límites impuestos por las creencias, azuzado por un dolor imaginado que aún no llega.

No tardó mucho tiempo para que la paranoia dominara su mente, obligándole a tomar medidas extremas al alcance.

Solo bajo el doble cerrojo de la puerta de seguridad del apartamento, único refugio de que dispone, libera algo de la tensión que siente al estar sometido a la incertidumbre de ser cogido desprevenido.

Quizás, no sea para tanto, pero prefiere no exponer a quienes ama y evitar riesgos innecesarios. Podría desestimar las palabras lanzadas al viento como fanfarronadas, ¡y si se equivoca! No se lo perdonaría jamás.

Evaluó acometer el dicho popular que sentencia que la mejor defensa es el ataque. Más cruzar la línea implica también transformarse en la antítesis de lo que es.

Aunque fue entrenado para el combate, una revelación en lo interior anuló la convicción de actuar con violencia. No obstante, evitar la tragedia familiar y defender a lo suyos de los peligros son motivos que considera más que justos.

¿Quién dejaría a un hijo a la merced de una fiera? Se preguntó mientras miraba por la ventana.

Recordó los tres estados instintivos del miedo: parálisis, huida o lucha; el peor estado era quedarse inmóvil ante el ataque inminente de un enemigo.

Al menos piensa en que asume una actitud inteligente, al prepararse primero en lo mental y ponderar sus posibilidades ante los escenarios que imagina.

Cae en cuenta de que dispone menos información de lo que cree, y duda por momentos de la disposición para infligir castigo letal al contrincante. No porque carezca de poder para abatir al enemigo. Al contrario, confía en las habilidades adquiridas con los años de entrenamiento. Empero, detesta la idea de actuar, aunque sea en legítima defensa, puesto esto conllevaría a la destrucción de sí mismo.

Y aunque huir es de cobarde, además de una locura sin un plan coherente; esta opción gana terreno. No teme por él, teme por su familia y por lo que es capaz de hacer para defenderlos.