La balza del destino

in Literatos12 hours ago (edited)

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Remaba con fuerza ayudándose con la corriente. Atrás, la embarcación, zafada del encallado, se hundió con lentitud en el negro abismo, siguiendo la pendiente de la oculta montaña submarina. En la tribulación, tomó lo que pudo. Una travesía, cuyo propósito era adentrarse en la mar para aislarse de los acosos mundanos, terminó a destiempo y sin puerto en una aventura incierta. Pensó: «Pronto seré rescatado, no temas y rema».

El sol abrazador y su intenso reflejo en la superficie de la fría agua le lastimaba los ojos. El viento, cargado de salitre, azotaba su espalda y luchaba por quitarle la gorra beisbolera de su equipo favorito. Nada alrededor, solo, con sus pensamientos y sus rítmicos jaleos, avanzaba sin claridad en el rumbo con la esperanza de ser avistado por una gran embarcación.

Hizo una pausa para beber agua y comer dos emparedados de jamón y queso que había comprado minutos antes de embarcar. Sonrió al inquirir la afortunada idea de haberlos elegido en los empaques al vacío y guardado por encima en la mochila de viaje. Mientras tanto, la balsa salvavida siguió el curso, empujado por el viento y la corriente.

Las preocupaciones se disiparon en la soledad mezclada de mar y mente. El temor inicial desapareció por completo cuando prosiguió con los remos. Recordó que había partido, sin aviso, a dar una vuelta durante las vacaciones. Internándose en aguas misteriosas, llenas de leyendas y misterios. Sin embargo, remaba sin sobresalto, con una relativa y rara tranquilidad.

Sin darse cuenta, entró en la noche. El cielo, magnífico y despejado, estampado de estrellas, le mostró un espectáculo que desde siempre admiró durante sus periplos por la mar, pero en esta ocasión era especial. Estrellas fugaces iban en ambas direcciones, dejando estelas de tenues colores. Tumbado y abrigado en el delgado piso, en posición boca arriba, relajaba los músculos luego de la ardua y monótona faena, digna de la acometida por alguno de los remeros de los trirremes antiguos.

Un pensamiento cruzó tan rápido con la estrella fugaz venida del norte. Se dijo: —Entraré entre las leyendas y los misterios de estas aguas. De repente, quedó en total oscuridad. Sus ojos lucharon por encontrar nitidez y algún haz de luz. Sintió el vacío en el estómago e ingravidez momentánea, hasta ser estremecido con brusquedad. ¿Dónde estaba? La humedad del ambiente le reveló el cumplimiento de un destino encerrado en su propio nombre: Jonás Segundo. ¿Volvería? No lo sabía en ese justo instante. Opresión y liberación en el interior suyo y en su contenedor. Al final, la iluminación y la paz le invadieron, anticipó el regreso, dejándose llevar al puerto señalado por las estrellas fugaces grabadas en su mente.

Fin

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Un cuento original de @janaveda

Imagen generada por IA en Canvas y editada en Keynote


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Muchas gracias por leerme, espero sea de su agrado.