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ESPAÑOL
Un suspiro nervioso se escapó de sus labios, mientras repetía las mismas palabras una y otra vez, esperando que le infundieran tranquilidad, lo cual no estaba dando resultados porque sus manos llenas de arrugas sudaban como nunca y tenía un tic nervioso en los dedos que no podía controlar.
El pasillo estaba inmerso en una quietud tan abrumadora que sólo se podía escuchar el sonido de su respiración. Hasta que oyó una voz que la llamó desde la puerta: "Amelia, puedes pasar".
Había llegado el momento de afrontar su situación.
Como pudo, agarró los pasamanos de su silla de ruedas y se preparó para entrar en la sala amarilla, donde se encontraban los cuidadores.
Los cuidadores son una forma de vida muy similar a la raza humana. Son los guardianes y regentes encargados de seleccionar quiénes irán a "Alcantra". Si así lo desean y si están preparados.
Las personas que emprendían este viaje, usualmente, no tenían ningún tipo de lazo que los atara a la tierra, otros lo tomaban como una forma de escapar de sus problemas. Sin embargo, no todo el que quería ir podía hacerlo, ya que antes de ello, eran sometidos a una prueba desconocida. Los que no aprobaban, olvidaban lo ocurrido como por arte de magia, era todo un misterio.
Alcantra no era un sitio turístico donde pasar unas vacaciones, ir a Alcantra significaba emprender un viaje sin retorno a un destino incierto, ningún humano que hubiera pisado aquel lugar volvía para contarlo y los propios cuidadores nunca hablaban al respecto. Su misión era decidir si estabas preparado o no.
A los ojos de cualquiera, lo que Amelia estaba a punto de hacer era una idea descabellada, sólo los desesperados recurrían a esa vía de escape. Pero para ella significaba esperanza.
Hace tres años le diagnosticaron Alzheimer. No se lo dijo a nadie, e hizo como si ese día nunca hubiera ocurrido, pero ya no podía seguir ignorando su enfermedad, los síntomas eran palpables, por eso necesitaba ir allá...
Según los rumores, Alcantra era un mundo distinto a lo que comúnmente se conocía, el tiempo y el espacio fluían de manera diferente, pero eso era todo lo que se sabía y precisamente ese desconocimiento causaba tanto miedo en la gente, pocos se atrevían a dar ese paso.
¿Qué me van a hacer?, se preguntaba la ancianita para sus adentros, mientras jugueteaba con una bolsa de caramelos que tenía en la mano. Estaba cansada de esperar, la espera solo la ponía más ansiosa.
Justo en ese momento, entró un hombre de ojos violetas. No, No era un hombre, era un cuidador, sólo ellos poseían ese peculiar color de ojos, se acercó a ella y le dijo que le acompañara. Tomó los mangos de su silla de ruedas y la dirigió a otra habitación al final de la estancia.
Al entrar, lo primero que visualizó fue una especie de cápsula de aspecto extraño, junto con algunos aparatos y máquinas desconocidas.
Amelia no tuvo tiempo de analizar lo que estaba observando, ya que el cuidador se tomó el atrevimiento de cargarla en sus brazos y depositarla dentro de la cápsula, colocándole un objeto parecido a un casco sobre su cabeza. Antes de cerrar la puerta, la observó un momento y le dijo algo que ella no pudo descifrar, le pareció un lenguaje antiguo, abrió sus labios para preguntar qué había dicho, pero no pudo ni siquiera pronunciar la primera sílaba. La puerta se había cerrado.
En ese momento, nuestra protagonista estaba más nerviosa que cuando estaba en el pasillo, se encontraba en un lugar estrecho, oscuro y sentía un cosquilleo en la parte baja del cráneo, muy cerca de la nuca.
No pasaron ni cinco segundos para que sus párpados comenzaran a cerrarse lentamente. Estaba cayendo en un profundo sueño, cuando oyó una voz dentro de su cabeza que le decía: "Si has llegado hasta aquí, significa que no debes tener ningún sentimiento de duda o arrepentimiento".
¿Duda? ¿Arrepentimiento? Su mente pensó inmediatamente en los seres queridos que dejaría atrás, no estaba sola en este mundo, tenía personas que la querían y apreciaban, aún podia recordarlos con claridad, pero sin embargo llegaría el día en que eso no sería posible. Todas sus memorias se borrarían de su mente.
Ella era un alma aventurera, así que tenía mucho que contar; todas sus expediciones realizadas, las cosas que descubrió como científica e incluso aquella información que no había revelado a nadie, ni pensaba revelar nunca. Eso que le preocupó en sus años de investigadora, pero que luego ignoró al hacerse mayor. Qué ironía de la vida, que viniera acordarse de eso justo cuando planeaba ir "allá".
Una pequeña sonrisa se dibujo en su rostro. Había vivido una gran vida... Con un susurro respondió: Sí, estoy lista.
Un silencio invadió el lugar y Amelia se fue desvaneciendo poco a poco, su cuerpo se sintió más ligero y sus sentidos se apagaron por un momento.
Después de lo que parecieron unos minutos, intentó incorporarse, pero sus miembros no respondían como ella quería y sus párpados estaban muy pesados. En ese instante, una fuerte luz centelló frente a ella y la hizo abrir sus ojos, parpadeó un par de veces y en el último parpadeo se encontró con un cielo que no parecía cielo, no había nubes, ni era azul, era de día, pero las estrellas brillaban, o eso creía ella, que eran estrellas....
A su alrededor había extensas llanuras de algo que parecía algodón y allí donde terminaba el camino podía ver edificios con formas y colores extraños.
No podía creer lo que veían sus ojos, pero su asombro fue mayor cuando miró hacia abajo y descubrió que ya no tenía dos manos y dos pies compuestos de carne y hueso, su cuerpo tenía la forma de una mujer joven, pero era en su totalidad un cúmulo de energía blanca que desprendía luz, intentó tocarse la cara, pero no la sintió como algo palpable, sino más bien como un cosquilleo. Sentia una vitalidad que nunca antes había experimentado.
Inmersa en su aturdimiento no se percató de unos pasos que la seguían por detrás, escuchó un silbido y con un sobresalto se giró para ver lo que ocurría, y lo que vislumbró fue lo más asombroso que jamás había visto. Había miles de seres de luz iguales que ella y estaban como alineados esperando una reacción de su parte. Hasta que uno de ellos rompió el silencio y le dijo:
Traducción realizada con la versión gratuita del traductor Deepl
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ENGLISH
You can do it Amelia...
You're too old for grace, just... Relax.
A nervous sigh escaped her lips as she repeated the same words over and over, hoping they would instill calmness, which wasn't working because her wrinkled hands were sweating like never before and she had a nervous twitch in her fingers that she couldn't control.
The hallway was immersed in such an overwhelming stillness that only the sound of her breathing could be heard. Until she heard a voice call out to her from the door, "Amelia, you may come in."
The time had come to face her situation.
As best she could, she grabbed the handrails of her wheelchair and prepared to enter the yellow room, where the caregivers were located.
Caretakers are a life form very similar to the human race. They are the guardians and regents in charge of selecting who will go to "Alcantra". If they so desire and if they are ready.
People who undertook this journey usually had no ties to earth, others took it as a way to escape from their problems. However, not everyone who wanted to go could do so, because beforehand, they were subjected to an unknown test. Those who did not pass, forgot what happened as if by magic, it was all a mystery.
Alcantra was not a tourist place to spend a vacation, going to Alcantra meant to undertake a journey of no return to an uncertain destination, no human who had set foot in that place came back to tell about it and the caretakers themselves never talked about it. Their mission was to decide whether you were ready or not.
To anyone's eyes, what Amelia was about to do was a crazy idea, only the desperate would resort to such an escape route. But for her meant hope.
Three years ago she was diagnosed with Alzheimer's. She told no one, and pretended that day never happened, but she could no longer ignore her illness, the symptoms were palpable, so she needed to go there...
According to the rumors, Alcantra was a distinct world from what was commonly known, time and space flowed differently, but that was all that was known and precisely that lack of knowledge caused so much fear in people, Few dared to go there
What are they going to do to me, the old woman wondered as she fiddled with a bag of candy she had in her hand. She was tired of waiting, the waiting only made her more anxious.
Just then, a man with violet eyes walked in. No, It wasn't a man, it was a caretaker, only they possessed that peculiar eye color, he approached her and told her to come with him. He took the handles of her wheelchair and directed her to another room at the end of the room.
Upon entering, the first thing she visualized was some sort of strange looking capsule, along with some unfamiliar devices and machines.
Amelia did not have time to analyze what she was observing, as the caretaker took the bold step of carrying her in his arms and depositing her inside the capsule, placing a helmet-like object on her head. Before closing the door, he watched her for a moment and said something to her that she could not decipher, it sounded like an ancient language to her, she opened her lips to ask what he had said, but could not even pronounce the first syllable. The door had closed.
At that moment, our protagonist was more nervous than when she was in the corridor, she was in a narrow, dark place and felt a tingling in the lower part of her skull, very close to the nape of her neck.
Not even five seconds passed before her eyelids began to slowly close. He was falling into a deep sleep, when he heard a voice inside his head say, "If you've made it this far, it means you must not have any feelings of doubt or regret."
Doubt? Regret? Her mind immediately thought of the loved ones she would leave behind, she was not alone in this world, she had people who loved and cherished her, she could still remember them clearly, but nevertheless the day would come when that would not be possible. All her memories would be erased from her mind.
She was an adventurous soul, so she had a lot to tell; all her expeditions undertaken, the things she discovered as a scientist and even that information she had not revealed to anyone, nor did she ever intend to reveal. That which troubled her in her years as a researcher, but which she later ignored as she grew older. What an irony of life that his mind would remind him of this just at that moment, when he was thinking of going "there".
A small smile appeared on her face. He had lived a great life... With a whisper she answered: Yes, I'm ready.
A silence invaded the place and Amelia slowly faded away, her body felt lighter and her senses dulled for a moment.
After what seemed like a few minutes, she tried to sit up, but her limbs did not respond as she wanted and her eyelids were very heavy. At that instant, a strong light flashed in front of her and made her open her eyes, she blinked a couple of times and in the last blink she found a sky that did not look like a sky, there were no clouds, nor was it blue, it was daytime, but the stars were shining, or so she thought, that were stars...
All around her there were vast plains of something that looked like cotton and where the road ended she could see buildings with strange shapes and colors.
She could not believe her eyes, but her amazement was greater when she looked down and discovered that she no longer had two hands and two feet composed of flesh and bone, her body had the shape of a young woman, but it was entirely a cluster of white energy that gave off light, she tried to touch her face, but she did not feel it as something palpable, but rather as a tingling. She felt a vitality she had never experienced before.
Immersed in her daze she did not notice footsteps following her from behind, she heard a whistle and with a start she turned to see what was happening, and what she glimpsed was the most amazing thing she had ever seen. There were thousands of light beings like her and they were as if lined up Waiting for a reaction from his part. Until one of them broke the silence and said to her:.
Translation made with the free version of the translator Deepl