Abrir la puerta. El gesto tácito de entrar sin mirar. Encender las luces. Ir al dormitorio o al baño, según la necesidad. Descubrir lo que sucede en el cuarto o en el baño, según sea el lugar escogido por los amantes. Salir sin ser notado, sin decir nada. Desaparecer.
Alberto caminaba por la calle, ya entrada la noche, sin sacarse la imagen de la cabeza. Su esposa con su mejor amigo. Algo que él ya sospechaba pero se negaba a creer.
El golpe de realidad fue tan fuerte que salió sin hacer ruido, sin saber si su esposa o Freddy se enteraron de que él estaba allí, mirándolos bajo el chorro de la ducha, mirando sus cuerpos desnudos en una danza frenética.
Estaban tan concentrados que a lo mejor no oyeron el ruido de la puerta al abrirse, ni del baño. Alberto no podía deshacerse de la imagen de su esposa y su mejor amigo. Caminó sin rumbo fijo, hasta llegar a un sitio conocido como La Revancha.
«Justo lo que necesito», se dijo. Al entrar se encontró en un lugar casi desierto, con las mesas vacías y varias mujeres sentadas en la barra. Se acercó a la barra y el camarero le ofreció una cerveza. Miró a las mujeres, quienes le devolvieron la mirada sin inmutarse.
Alberto se bebió su cerveza con calma, tratando de poner en orden sus pensamientos y haciendo un recuento de su vida. Su infancia, su adolescencia un poco cruel, su etapa universitaria y su relación con Daniela; el noviazgo, las salidas a acampar, los viajes, la declaración de amor, la propuesta de matrimonio, la boda. « ¿Desde cuándo me estará engañando? ¿Por qué nunca me dijo que ya no me quería? ¿Desde cuándo me estará mintiendo?» Y pensó con horror la traición de su mejor amigo.
Conoció a Freddy en la universidad. Se hicieron amigos casi de inmediato. Compañeros de estudio, de tertulias, de fútbol y de tragos. Sabía que Freddy era mujeriego, y que cuando conoció a Daniela, le puso el ojo encima. Sin embargo, ella lo rechazó, y cuando se hicieron novios, su mejor amigo los felicitó. Ayudó a organizar la boda, les hizo un bonito regalo, un viaje con todo incluido a la playa, y varios regalos de aniversario.
Indagó en sus pensamientos cuál pudo haber sido el punto de inflexión en el cual su esposa y su mejor amigo se convirtieron en amantes. Tuvo un pequeño destello de recuerdos de Freddy coqueteando con Daniela antes de casarse, pero ahora se le venían otros de ella coqueteando con él. ¿O eso parecía?
Cerveza tras cerveza, no dejaba de darle vueltas al asunto. Varias de las mujeres se le acercaron pero él las rechazó. Salió del bar con una única certeza en su cabeza y algo que parecía ser un plan infalible. Tambaleando, llegó a casa de Freddy. Tocó varias veces. Nadie abrió. Entonces fue a su casa. Encontró a Daniela durmiendo.
Acarició su cuerpo, sus brazos, sus piernas, su rostro. Dormía plácidamente y no dejó de pensar en lo bella que seguía siendo, como si los años no pasarán factura. No dejó de admirarla por un segundo, mientras sus piernas se movían. Lloraba al ver tanta belleza perderse, desparramarse, acabarse.
Al día siguiente, Freddy llegó a su casa, después de una noche de juerga. Encendió el televisor para ver las noticias matutinas. Recostó su cabeza sobre el mueble, se estaba quedando dormido cuando escuchó la nefasta noticia del asesinato de una mujer a manos de su esposo. A ella la encontraron muerta en la habitación, mientras el hombre, sujeto por dos policías, gritaba el nombre de su esposa y su amante.
English Version
Opening the door. The unspoken gesture of entering without looking. Turning on the lights. Going to the bedroom or the bathroom, depending on the need. Discovering what happens in the bedroom or in the bathroom, depending on the place chosen by the lovers. Leave without being noticed, without saying anything. To disappear.
Alberto walked down the street, late at night, without getting the image out of his head. His wife with his best friend. Something he already suspected but refused to believe.
The shock of reality was so strong that he left without making a sound, not knowing if his wife or Freddy knew he was there, looking at them under the shower spray, watching their naked bodies in a frenzied dance.
They were so concentrated that maybe they didn't hear the sound of the door opening, or the bathroom. Alberto could not get rid of the image of his wife and his best friend. He walked aimlessly, until he reached a place known as La Revancha.
“Just what I need,” he said to himself. Upon entering he found himself in an almost deserted place, with empty tables and several women sitting at the bar. He approached the bar and the bartender offered him a beer. He looked at the women, who returned his gaze without flinching.
Alberto drank his beer calmly, trying to put his thoughts in order and recounting his life. His childhood, his unkind adolescence, his college years and his relationship with Daniela; the courtship, the camping trips, the trips, the declaration of love, the marriage proposal and the wedding. “Since when is she cheating on me? Why didn't she ever tell me that she didn't love me anymore? Since when is she lying to me?" And he thought with horror about his best friend's betrayal.
He met Freddy in college. They became friends almost immediately. They were study buddies, social gatherings, soccer and drinks. She knew Freddy was a womanizer, and when he met Daniela, he had his eye on her. However, she rejected him, and when they became engaged, his best friend congratulated them. He helped organize the wedding, gave them a nice gift, an all-inclusive trip to the beach, and several anniversary gifts.
He probed in his thoughts what might have been the turning point at which his wife and best friend became lovers. He had a small flash of memories of Freddy flirting with Daniela before they were married, but now there were others of her flirting with him. Or so it seemed?
Beer after beer, he kept thinking about it. Several of the women approached him but he turned them down. He left the bar with only one certainty in his head and something that seemed to be a foolproof plan. Staggering, he arrived at Freddy's house. He knocked several times. No one opened. Then he went to his house. He found Daniela sleeping.
He caressed her body, her arms, her legs, her face. She was sleeping peacefully and he kept thinking about how beautiful she still was, as if the years had not taken their toll. He did not stop admiring her for a second, while her legs moved. He wept at the sight of so much beauty being lost, scattered, finished.
The next day, Freddy arrived home, after a night out. He turned on the television to watch the morning news. He lay his head on the furniture, falling asleep when he heard the grim news of the murder of a woman at the hands of her husband. She was found dead in the bedroom, while the man, held by two policemen, shouted the name of his wife and her lover.
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Un relato muy bien logrado —en historia, personaje y atmósfera psicológica— acerca de un tema tan doloroso como puede ser la infidelidad, pero, sobre todo, las trampas que pueden surgir en torno a él. Saludos, @edujo.
Gracias, me alegra mucho que le haya gustado este relato. Cada día trato de mejorar y comentarios como el suyo me alientan a seguir escribiendo. Saludos.
Un relato bien logrado!
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