[ESP | ENG] COYOTE | DITO FERRER

in Literatos3 years ago

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La imagen pertenece a Pinterest y fue editada en Snapseed.

COYOTE

Pasamos la noche a la intemperie, esperando a los coyotes.

Dos hombres, dos mujeres, dos niños y yo. Cada quien cargando en su mochila lo que sus fuerzas les permitía llevar, incluso los pequeños. Uno de ellos no ha parado de llorar mientras su madre lo intenta calmar dándole de beber agua constantemente. Ahora recuerdo que no es su madre, es su hermana. La otra criatura es una niña que, acurrucada contra una mata de espino, permanece inmóvil. La señora que la cuida husmea en su equipaje, a cada rato encuentra algo que considera de valor, y se lo queda.

Los dos hombres discuten en voz baja, el más viejo tose sin control. El menor, de rostro pecoso, niega repetidas veces con la cabeza mientras cuenta dinero.

Ayer nos separamos del grupo principal, el viejo alegó que así no podíamos cruzar, demasiados enfermos y débiles. Le expliqué que eso es lo que pasa cuando llevas más de cuatro meses de caravana a través de varios países, usualmente te enfermas, o te mueres.

El viejo me respondió que los cruces se hacen mejor si el grupo es más pequeño. Tenía toda la lógica del mundo así que no añadí nada más al respecto. Decidieron llevarme con ellos, visto ropa de marca, deben pensar que tengo bastante dinero.

No los he intentado convencer de lo contrario.

Parece que la discusión acabó porque el pecoso se acerca a mí y me encara. Dice que hace falta más plata. Respondo educadamente, siempre lo hago. Insatisfecho por mi negativa, intenta revisar en mis cosas, soy más alto y fuerte así que no tengo problemas para repelerlo.

Los niños se asustan y una de las mujeres pega un grito. El viejo intenta llamar a la calma pero el tipo está fuera de control. Se abalanza sobre mí, pero esta vez con los puños en alto. No disfruto particularmente con la violencia, solo hago lo necesario para sobrevivir. Así que desvío su ataque y con un movimiento calculado golpeo su estómago.

El pecoso cae de rodillas, con las manos en el abdomen y la boca bien abierta. No imprimí mucha fuerza al golpe así que me sorprende un poco su reacción. Me acerco a él mientras lo escucho respirar con dificultad. Me mira con los ojos encendidos, pero debe ser por el dolor.

Intenta incorporarse mientras hace la finta de meterse la mano en el bolsillo trasero, conozco el truco. Doy un gran paso hacia él y le pego una certera patada en la pantorrilla, espero que se balancee hacia adelante y le propino otro golpe a la altura de la mandíbula, da una voltereta sobre sí mismo que se me antoja teatral y cae al suelo.

Ambas mujeres gritan esta vez y el viejo se interpone en mi camino abanicando con las manos. Pero tengo que dejar las cosas claras, no puedo arriesgarme a que se repita.

Aparto al anciano de un empujón y levanto al caído del suelo. El labio inferior le sangra y se hizo un rasponazo en el costado del rostro con la caída. Tan cerca lo tengo que recién advierto lo joven que es, no debe ser fácil para un adolescente aventurarse en estas empresas.

Le pido el dinero con educación, como es mi costumbre. Balbucea una ofensa en un acento muy marcado mientras intenta que le suelte la solapa. Le cruzo la cara con dos bofetadas, la segunda se la doy con el reverso de la mano y le abro el labio superior. Empieza a llorar.

De repente la noche va quedando en silencio, solo alcanzo a escuchar los grillos y el patético gimoteo del muchacho mientras me pasa el fajo.

Lo dejo libre y se derrumba sobre mis pies, estremeciéndose. Le doy la espalda para que se recupere y se trague el orgullo herido. Las otras personas me miran como si del diablo se tratase. Ya estoy acostumbrado, a lo largo de mi vida me ha sucedido muchas veces. Cada vez que he golpeado, violado y asesinado, las personas me dirigen esa mirada. En mi defensa podría alegar que solo lo he hecho cuando ha sido totalmente necesario, pero sería difícil establecer un punto alrededor de eso.

Diviso en la distancia las luces de un automóvil que se acerca. Son los coyotes.
Somos siete pero tendría más sentido hacer el cruce con un grupo más pequeño. Así que pienso en los niños, ellos podrían venir conmigo. En cuánto a los débiles y enfermos...

Mientras me decido guardo el fajo en el bolsillo del pantalón y saco la pieza que tengo disimulada bajo el abrigo.

Pistola en mano, dudo. ¿Será esto absolutamente necesario?

Respondo afirmativamente.


ENGLISH

We spent the night out in the open, waiting for the coyotes.

Two men, two women, two children, and myself. Each one carrying in his backpack what his strength allowed them to carry, even the little ones. One of them has not stopped crying while his mother tries to calm him down by constantly giving him water to drink. Now I remember that she is not his mother, she is his sister. The other creature is a girl who, huddled against a hawthorn bush, remains motionless. The lady who takes care of her snoops through her luggage, every so often she finds something that she considers valuable, and she keeps it.

The two men argue quietly, the older one coughing uncontrollably. The minor, with a freckled face, repeatedly shakes his head as he counts money.

Yesterday we separated from the main group, the old man argued that we couldn't cross that way, too many sick and weak. I explained to him that this is what happens when you have been on a caravan for more than four months through several countries, you usually get sick, or you die.

The old man replied that the crossings are better if the group is smaller. He had all the logic in the world so I didn't add anything else to it. They decided to take me with them, wearing designer clothes, they must think I have enough money.

I have not tried to convince them otherwise.

It seems that the discussion is over because the freckled man approaches me and faces me. He says that more money is needed. I answer politely, I always do. Dissatisfied by my refusal, he tries to check my stuff, I'm taller and stronger so I have no problem repelling him.

The children get scared and one of the women screams. The old man tries to calm down but the guy is out of control. He lunges at me, but this time with his fists raised. I don't particularly enjoy violence, I just do what is necessary to survive. So I deflected his attack and with a calculated move hit him in the stomach.

The freckled man falls to his knees, with his hands on his abdomen and his mouth wide open. I didn't put much force into the blow so I'm a bit surprised by his reaction. I walk over to him as I listen to him gasping for air. He looks at me with burning eyes, but it must be from the pain.

He tries to sit up while he feints his hand in his back pocket, I know the trick. I take a big step toward him and kick him accurately in the calf, wait for him to swing forward and land another blow to his jaw, he does a theatrical somersault and falls to the ground.

Both women scream this time and the old man stands in my way, fanning with his hands. But I have to make things clear, I can't risk him repeating himself.

I push the old man aside and pick up the fallen man from the ground. His lower lip is bleeding and there was a scrape on the side of his face from the fall. I have him so close that I just noticed how young he is, it shouldn't be easy for a teenager to venture into these companies.

I ask politely for the money, as is my custom. He stammers an insult in a thick accent as he tries to get her to release his lapel. I slap him across the face twice, the second one with the back of my hand, splitting his upper lip. He starts to cry.

Suddenly the night falls silent, I can only hear the crickets and the boy's pathetic whining as he passes me the bundle.

I let go of him and he collapses on my feet, shuddering. I turn my back on him so he can recover and swallow his wounded pride. The other people look at me as if it were the devil. I'm used to it, throughout my life it has happened to me many times. Every time I've beaten, raped, and murdered, people give me that look. In my defense, I could argue that I have only done it when necessary, but it would be hard to make a point about that.

In the distance, I see the lights of an approaching car. They are the coyotes.
There are seven of us but it would make more sense to cross with a smaller group. So I think about the children, they could come with me. As for the weak and sick...

While I make up my mind, I keep the bundle in my pants pocket and take out the piece that I have hidden under my coat.

Gun in hand, I doubt. Is this necessary?

I answer affirmatively.


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Wow!!! Sin palabras 😳

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Jaja. Si causó impacto cumplió su cometido. Gracias