Un Saludo a todos los amantes de la Arquitectura. Esta es mi tercera y última publicación sobre el Capitolio habanero. En mis publicaciones anteriores, les he mostrado las maravillas que alberga el lugar y en esta termino el recorrido mostrándoles el resto de los salones.

En mi publicación anterior describí lo que encontramos al entrar en la parte central del salón de los Pasos Perdidos, y como nuestro grupo comenzó la visita por el ala norte de este salón. El recorrido continúa pasando por el ala sur, dónde al terminar salimos al mismo punto de entrada.

En la mayoría de las salas del Capitolio, el acceso está restringido, y solo es posible observar su interior desde la entrada, esto se hace para conservar el valor de los objetos que contienen. Por esta razón la mayoría de las veces se me hacía complicado fotografiarlas o tener buenas tomas. Además, no podía detenerme ni separarme del grupo, ya que debíamos seguir a nuestro guía.

Continuando con el mismo recorrido, tras visitar el Salón Baire, nos dirigieron al Hemiciclo, rebautizado con el nombre de Frank País, donde sesionaba la Cámara de Representantes de Cuba, de la que el Capitolio fue sede hasta 1959, desintegrándose después de ese año. Actualmente es la sede de la Asamblea Nacional.

Los muebles que se encuentran aquí son los mismos que han estado desde los inicios de esta sala, me gustó mucho el decorado y los colores del lugar, el rojo y el carmelita de las maderas preciosas confieren un aire de sobriedad y solemnidad en todo.

Al Centro está ubicada la Tribuna del presidente, y justo detrás está la bandera cubana de Céspedes, que muestra los signos del paso del tiempo y la historia. Esta es diferente a la actual porque fue la primera que se usó en el inicio de la guerra por la independencia de Cuba. Se la conoce como la Bandera de Carlos M de Céspedes o de la Damajagua. Bajo la bandera, hay dos relieves que representan la guerra y la paz, obras también del escultor Angelo Zanetti, autor de la estatua de la República que se encuentra en el Salón de los Pasos Perdidos. En planta alta de esta sala, rodeado de columnas, estaba el lugar reservado para los invitados importantes.

La principal fuente de iluminación es la luz natural que proviene de los hermosos vitrales del techo, que es toda una obra de arte y fue una de las cosas que más me gustó del Capitolio.

Otra habitación de notable belleza en el ala norte es el Salón Bolívar, donde el Presidente de la Cámara de Representantes tenía su despacho. Es un salón majestuoso y elegante, característico del estilo Imperio al que pertenece su diseño.

En el pasillo donde está el Salón Bolívar, hay varios balcones y ventanas que dan a uno de los hermosos jardines interiores del Capitolio. Cómo curiosidad, aquí podemos ver una escultura en bronce de Lucifer. Lo peculiar no es la escultura en sí, sino cómo está representada, mostrando al ángel oscuro en una actitud victoriosa con una mano alzada al cielo, triunfante.

Esta escultura ha estado en el mismo lugar desde 1932. Se cuenta que fue colocada en el jardín como una especie de broma entre senadores y que desde entonces nadie se ha atrevido a moverla o cambiarla de sitio por miedo supersticioso a tocar la imagen del Príncipe de las Tinieblas. Es una de las pocas esculturas de Lucifer que existen en el mundo.

Después, nuestro grupo siguió su recorrido hacia el Ala Sur, en esta zona hay dos nuevas salas que se abrieron al público después de la restauración del Capitolio y son los salones Guaimaro y Paralejo, pero, antes de llegar a estas salas pasamos por el área central de esta planta donde se encuentran el salón Martí.

Aunque aquí la iluminación es un poco escasa, se puede apreciar la belleza del diseño y las decoraciones, es uno de los salones más bellos. En el centro del lugar hay un gran busto de mármol del Apóstol Nacional de Cuba, José Martí.

En los salones Guáimaro y Paralejo, el acceso a los visitantes está permitido. Estos son espacios didácticos donde se exhibe la historia del Capitolio, su construcción, los planos originales y se relatan algunos hechos importantes de su historia.

Además, se pueden contemplar los símbolos patrios de la nación cubana, una bandera utilizada por los mambises en su lucha por la independencia, que aún conserva manchas de sangre, el escudo, la letra de nuestro Himno Nacional y la Constitución de Guáimaro, la primera redactada por patriotas cubanos, entre otros documentos importantes.

Otro de los Salones que se distingue por su gran belleza es el Salón Juárez, con su admirable lámpara de techo, la de mayor tamaño de este lugar.

Aunque los diseños de las lámparas puedan parecer similares, son únicos en cada salón. Les comparto algunas fotografías que hice de las varias de ellas ¡Espero que les causan la misma admiración que a mí!

El Capitolio nos cautiva con su belleza, historia y sus obras de arte de gran valor como, mármoles de diferentes colores, tapicería, muebles, luminarias, esculturas. La mayoría de los objetos de este lugar son exclusivos, fueron creados solamente para adornar el Capitolio, y se han conservado y mantenido para el disfrute de los visitantes. Esta es una de las razones de las que este edificio - museo es el más visitado de Cuba.

Hasta aquí mi publicación sobre El Capitolio de La Habana, una de las joyas arquitectónicas de nuestra ciudad.