Empezar, en cualquier lugar, sin importar cuál sea no es sencillo. Pero sin lugar a dudas es necesario. Así me doy a conocer yo. Mi nombre es Jesús Bordones, soy de un país que alguna vez tuvo mejor percepción internacional (y diría también nacional) que ahora; Venezuela. Concretamente, de centro de mí país, de una ciudad llamativa y llena de ganas de ser distinta, San Diego. No es la más grande ni la mejor en cuanto a oportunidades. Sin embargo, sí en cuanto a paz y diría bien, cuando afirmo que en cultura y amistades.

Ahora bien, comencé expresando que los inicios no son sencillos, y hacerlo en esta plataforma, Hive, es sumamente emocionante. La expectativa es buena compañera para emprender algo y sobre todo, si va de la mano con la pasión. Y aquí me detengo un instante. Deben conocer de mi dos cosas: mi pasión por la comunicación estructurada en el lenguaje humano (la manera en la que solemos expresarnos) y el placer más importante de las cosas menos importantes (y si, parrafaseo a un gran autor) el fútbol. Dicho esto, me explayaré más sobre el lenguaje. Y es que sin él, creo que no me hallaría en la vida. Es mi mayor orgullo, como también una sobresaliente frustración. Porque a pesar de lo que se crea sobre la estructura del lenguaje, no necesariamente es sinónimo de ser bien comprendido. Al contrario, puede suceder que la frustración sea un vieja e inexorable compañera, así como las propias experiencias que dan sentido aparente a la vida.

El fútbol, como las amistades, la familia y las ambiciones y anhelos, es una constante. No podría concebir una existencia sin ese placer tan distinguido y al mismo tiempo hermoso deporte. La hermandad de la sencillez detrás de la idea de gloria. Y no en el sentido heróico que se suele entender, de hecho, en el compañerismo y en reconocerse como la suma de un todo, y no (o raramente) la cúspide, el extraordinario. Además, ¿alguien podría negar la semejanza entre lo impredecible del destino y lo insondeable que es determinar cómo acabará un penalti en el minuto 90 + 1 del segundo tiempo, en un partido empatado y por un pase a la Final del Mundo? A veces, la ficción puede inspirarse en la ficción.