Mi ciudad de día, mi ciudad de noche
Voy camino a alguna parte en realidad nose que encontrare, pero voy mirando cada detalle de las cosas, los altos edificios con sus estructuras, los monumentos, los jardines, las flores, el viento fresco que choca con tu cuerpo y te da sensación de bienestar y te hace sonreír, aunque no tengas motivo.
Veo el caminar de las personas, sus diversas formas de vestir, el rostro de alguno que otro anciano cargado a veces de tristeza, otros de preocupación, quizás de nostalgia y me detengo pensar en ellos, tendrán familia? , vivirán solos?, tendrán que comer?. Cuantas preguntas me hago sin respuestas y llego a la conclusión, de que no todos llegamos a esa edad, de qué la vida es corta, que hay que disfrutar, pero también pensar en el futuro, como dice el dicho : El que guarda siempre tiene. No se puede llevar la vida como venga, sino como se quiera llevar.
Miro las calles llenas de carros, guagua que vienen otras que van, gente apuradas para llegar a sus hogares, niños y jóvenes saliendo de sus escuelas, otros recogiendo mesitas y locales para ya terminar y así pasó el día.
Pero en las noches mi ciudad parece una fiesta, las personas cambian sus trajes, sus caras son de alegres y se escucha la melodía de una risa batida por el aire, todos caminan en compañía y el que no va al encuentro de la misma, luces de colores por todos los lugares y de lejos el emblemático Capitolio con blancos luminares, dándole un toque de elegancia y majestuosidad, que dislumbra a todos al pasar por el lugar. Esta es mi ciudad cálida, revoltosa y presumida.