Cuando, por casualidad, se escuche o se lea sobre la miniserie de #Netflix titulada Bebé Reno tal vez sea descrita como perturbadora y la verdad es que esa descripción es bastante certera aunque no lo suficiente como para justificar el alcance de la misma.
La miniserie, es en realidad un relato en un muy sombrío humor negro, que trata básicamente como la víctima es también victimario, arquitecto de su propia desgracia y es definitivamente un reflejo de que el circulo de la violencia empieza a veces con la víctima y su incapacidad para poner límites.
El relato está aderezado con la guinda de que se trata de una historia real y el protagonista, escribió y vivió en la ficción lo que le pasó en la vida real: Una mujer de nombre Martha entra al bar donde trabaja Donny, visiblemente afligida. Donny, siente empatía y tiene algunos gestos amables que de inmediato suscitaron en Martha una simpatía que poco a poco fue evolucionando en obsesión.
Desde esa primera escena, para el espectador era evidente que Martha no estaba bien y además e su risa enfermiza, sus mentiras atroces eran muy obvias. Donny lo nota, pero a pesar de ello, continúa alentando su compañía y alimentando el hambre voraz de atención.
Cuando las cosas se empezaron a poner incómodas, Donny no supo y la verdad profunda y perturbadora, no quiso ponerle fin, a pesar de saber que Martha tenía un prontuario criminal de acoso, incluso hacía un policía. Hay algunos focos de violencia, afectando al interés romántico de Donny y aún así, el protagonista, ante la mirada impotente y el sentimiento de rabia en el espectador no actuó en consecuencia.
¿Por qué?
La verdad es que Martha no era el principal problema de Donny, sino él mismo, abusado reiteradamente en un pasado cercano, consciente de ese abuso, no impuso límites (como la distancia) hasta que la violación sexual estaba consumada. Fue un acto deleznable, pero dado el comportamiento errático del protagonista y el regreso al lugar y con la persona con quien no estaba seguro pareciera que estaba buscando ese desenlace, quizás un poco como mecanismo para justificar su frustración o su desdicha en la vida.
Con el autoestima denigrada, confundido sexualmente, incapaz de establecer relaciones sanas y honestas, Donny encontró en Martha la persona incondicional - enfermiza pero incondicional- que lo hacía sentir importante. Desprovisto de cualquier vestigio de amor propio, echaba de menos a su acosadora y unió a la emoción que generaba en él su seguridad sexual, plenamente consciente de que estaba en un juego peligroso y errado, continuó de esa manera, hasta que ya n hubo más remedio que ponerle fin a una tortura que lo estaba asfixiando.
Pero ¿cómo se detiene una explosión cuando no sólo se ha prendido la mecha, sino que se ha rodeado la bomba de hierba seca ardiendo?
¿Que atrocidades podemos permitir y hasta fomentar por ese sentimiento endeble de "importancia"?
¿Por qué caemos en la espiral del abuso aún cuando sabemos que está mal y nos está haciéndonos daño?
¿Quién es más enfermo quien acosa o quien se deja acosar a sabiendas del daño que causa en si mismo?
Hay un espectro muy amplio de enfermedades emocionales y daños que inconscientemente nos infringimos y pensamos que todo puede pasar. Pero a veces, tal y como lo demostró Donny en esta serie terrible, es que el peor enemigo de una persona puede ser ella misma y en el exterior sólo se encuentran los combustibles para arder sin césar hasta que el daño sea irreversible.
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