Hoy me di cuenta de que como Padres le exigimos a nuestros niños que piensen como adultos, es decir, que maduren. Pero ¿Qué idea se están haciendo nuestros hijos de la adultez?, cuando tenemos un problema ¿lo resolvemos con calma y madurez? O por el contrario ¿nos ven haciendo pataletas, diciendo o haciendo cosas con rabia, o desesperados por no saber qué hacer? Si nuestros hijos escuchan que estamos peleados con fulano, que por culpa de otro no progresamos, que no sabemos cómo resolver algo, no esperemos que tengan un concepto claro de lo que es la madurez emocional. Tal vez nosotros mismos les reflejamos ser solo tamaño y poca madurez. Es más, en ocasiones, los niños nos dan lecciones de madurez, por ejemplo, cuantas veces tienen una diferencia de opinión con un compañero hasta el grado de molestarse, pero dos o tres días después están jugando juntos como si nada ha pasado. O cuantos jóvenes prefieren decirles a sus padres que un niño los molesta en la escuela antes de darles un golpe, y todo porque desean resolver las cosas en buenos términos. Por esa razón, antes de catalogar a un hijo de inmaduro, reflexionemos primero en lo que le estamos enseñando con nuestras acciones. Ellos necesitan ver padres equilibrados, que esperen lo razonable de los niños, que estén dispuestos a escuchar y conversar con paciencia, que no se alarmen excesivamente o hagan una novela cuando surja un inconveniente, padres que se preocupen por las cosas realmente importantes. Y no pensemos que enseñar a un hijo a ser maduro es ser duros con ellos, exponerlos a presión emocional, dejar que se metan en un problema, porque solo conseguiremos que de adultos sean rudos o indiferentes, y terminen actuando con rencor no con madurez. Amamos a nuestros hijos, por eso vale la pena ayudarlos a crecer no solo física sino emocionalmente.