Cadenas en el pecho
de esas que hacen dormirse el brazo derecho.
Solo dos días para que termine mi camino
y mientras se enfría el vino,
hago el recuento de lo vivido,
tantos recuerdos, tanto olvido.
En ocasiones me quedo pensativo
iluminando esta oscuridad con un cerillo.
Desesperación,
ansiedad
y las manos que se convierten en garras
al frotar mis sienes arrugadas.
Esto ya ha dejado de ser un cuento de hadas,
la dura realidad me hace poner los pies
sobre el suelo tan pesadamente
que siento que cargo cadenas oxidadas,
pero sé que volveré a nacer
con nuevas esperanzas
Poesía y fotografía
@ saulos
Muy lindo el poema, salpicado de nostalgia, pero con un cierre optimista. Felicidades
Es el año que termina