Bloqueo
«¿Qué me pasa?».
Mis dedos se han paralizado ante el terrible mal que acecha a los que transforman letras en historias, sobre lienzos blancos y virginales. Aquellas hojas se vuelven el hogar donde se anidan las obras que los dedos han bordado con pasión y ahínco.
Pero en ocasiones, aquellas maldecidas ocasiones, la mente creadora, se adormece, se fuga del mundo de la creación, nos deja a la deriva, como náufragos en el mundo de la creación. Los dedos se paralizan y el lápiz empieza a bailar de un lado a otro, tal vez tratando de invocar a esa musa inspiradora que nos ha dejado, cual amante desagradecida.
Al parecer estoy solo en este desierto de ideas, donde la cabeza empieza a dolerme y la desesperación me inunda al ver la hoja en blanco. No puedo creer lo que me está pasando, ¿acaso la inspiración se ha tomado vacaciones?
Sigo tratando de dilucidar lo que me sucede, hasta ayer las ideas fluían como cascadas, como una lluvia torrencial, que inundaba cada resquicio de mi mente. Levante la mirada al techo blanquecino, un tanto teñido por el hollín de humo del cigarro, que tantos años me ha aquejado, con su adictiva nicotina.
Busco desesperadamente entre las imágenes de nicotina, formadas arbitrariamente, un tanto de inspiración, que me ayude a dar luz o al menos salir de este adormilamiento mental que me tiene en un laberinto, sin saber a dónde ir y corriendo de un lado a otro.
«Musa de la inspiración, ¡¿dónde estás?!».
Mis ojos desesperados se fijan en el lienzo blanco. El grafito ha quedado como una herramienta inútil. Tirado en el escritorio, que alguna vez se convirtió en el cómplice de cada letra, que fluía sin restricciones y abarrotaba cualquier hoja que tenía en frente, pero ahora todo es diferente. La sequía se ha apoderado de mi mente, en años no me había sentido con esta horrible se sensación.
Sigo clamando en secreto a quien corresponda, la gracia de conceder de nuevo, aquel talento natural que fluye por las venas, pero que parece en mí, se ha desvanecido de un día a otro. Me levanto de aquel escritorio y me dirijo a la cocina, tal vez algo de comer o beber pueda ser de ayuda. Espero el milagro dentro del corazón, que ha palidecido y su lento palpitar es una señal de que algo no está bien.
Mis manos ágiles en una ocasión, ahora se muestran torpes, casi al punto de temblar, hago todo lo posible por controlarme y busco algo de entre los productos someros de mi estante. Mis ojos se abren al máximo, una pequeña bolsa de café aparece frente a mí. Una sonrisa florece ampliamente en mi rostro, que hace unos minutos estaba afligido, por la maldición de la escasez de fraseo y la lírica que se apagó de repente.
«¿Mis ruegos fueron escuchados?»
Por algún milagro o complot del universo, al parecer la musa envío el néctar oscuro, aquella bebida que cuando tocó mis labios fue como si un golpe de energía, se hubiera apoderado de mí ser. La cafeína corría libre por cada célula, en una explosión de sensaciones, sentí que mis manos me picaban y corrí y tome el lápiz mordisqueado por la ansiedad. Mágicamente las palabras empiezan a fluir incontenibles, tanto que la velocidad de mi mano no puede sincronizarse con la de mi mente y mis ideas. Me tuve que controlar un poco y relajar porque las ideas seguían llegando atropelladas. Nuevamente sentí que aquello especial había vuelto.
«¡Gracias, querida musa de la inspiración!».
Block
“What's wrong with me?”
My fingers have been paralyzed by the terrible evil that stalks those who transform letters into stories on blank, virgin canvases. Those pages become the home where the works that my fingers have embroidered with passion and determination curl up.
But sometimes, on those damn occasions, the creative mind falls asleep, flees the world of creation, and leaves us adrift, like castaways in the world of creation. The fingers freeze and the pencil begins to dance from side to side, perhaps trying to summon that inspiring muse who has abandoned us, like an ungrateful lover.
It seems that I am alone in this desert of ideas, where my head begins to ache and despair overwhelms me as I stare at the blank page. I can't believe what is happening to me. Has inspiration taken a vacation?
I keep trying to figure out what's happening to me. Until yesterday, ideas flowed like waterfalls, like torrential rain, flooding every corner of my mind. I stare at the whitish ceiling, somewhat stained by the soot from cigarette smoke, which has afflicted me for so many years with its addictive nicotine.
I desperately search among the random images of nicotine for a little inspiration to help me see the light or, at least, to get out of this mental lethargy that has me in a maze, not knowing where to go and running from one place to another.
“Muse of inspiration, where are you?!”
My desperate eyes fixate on the white canvas. The graphite has become a useless tool. Thrown on the desk, it was once an accomplice to every letter, flowing unrestricted and filling every sheet of paper in front of me, but now everything is different. Drought has taken over my mind; I haven't felt this horrible sensation in years.
I continue to cry out secretly to anyone who might be interested, begging to be granted once again that natural talent that flows through my veins, but which seems to have disappeared from me overnight. I get up from that desk and head to the kitchen, thinking that maybe something to eat or drink might help. I hope for a miracle in my heart, which has turned pale and whose slow beats are a sign that something is wrong.
My hands, once nimble, now seem clumsy, almost to the point of trembling. I do my best to control myself and search for something among the sparse products on my shelf. My eyes open wide, and a small bag of coffee appears in front of me. A broad smile spreads across my face, which just a few minutes ago was distressed by the curse of a lack of phrasing and lyrics that suddenly faded away.
“Were my prayers heard?”
By some miracle or conspiracy of the universe, it seems that the muse sent the dark nectar, that drink that when it touched my lips was like a burst of energy that took hold of my being. The caffeine ran freely through every cell, in an explosion of sensations, I felt my hands itch and I ran and grabbed the pencil I had been chewing on out of anxiety. Magically, the words began to flow uncontrollably, so much so that the speed of my hand could not keep up with my mind and my ideas. I had to control myself a little and relax because the ideas kept coming rushing in. Once again, I felt that something special had returned.
“Thank you, dear muse of inspiration!”
Fuente 1
Fuente 2
Edición Rincón Poético
La traducción del texto fue hecha con la herramienta
gratuita DeepL
Contenido original
¡Gracias por leer nuestro post!
@rinconpoetico7
Posted Using INLEO
Condenado bloqueo, nos hace falta el desbloqueo... Buen aporte. Saludos cordiales