UN NIÑO PESCADOR
Corría sin parar haciendo uso de hasta la más última de sus fuerzas. Su corazón latía desesperadamente y su aliento era escaso, pero sabía que no tendría otra oportunidad si dejaba escapar ese barco sin dar el mensaje al cocinero. Trató de hacer sus zancadas más largas y aleteó mucho más con sus brazos, pensando que esto le ayudaría a ganar velocidad; pero solo le fue un estorbo a su visión y no pudo percatarse del fango resbaladizo que dejara la lluvia de la noche anterior…
Resbaló, el calor pegajoso de la sangre mezclada con lodo rodó por su nuca. El cielo, antes de un azul sofocante, se tiñó de negro. Resonó de nuevo en su cabeza lo que escuchó accidentalmente decir entre risas a un conocido estafador. Trató de incorporarse: el señor Rogelio Andrade esta vez no regresaría, tenía una extraña fantasía, quería surcar los mares eternamente a bordo de su recién comprado barco. Arístides tenía que llegar al barco, su padre, aquel hombre de mar curtido por la sal y el sol, había sido contratado por el señor Rogelio, seguramente atraído por su imponente aspecto. Arístides no llegaría a tiempo, sabía que ya habían cargado el barco con todo lo necesario, no, no podía permitir que zarpara, volvió a pensar en el cocinero.
Arístides con mucha dificultad se puso en pie, su mirada aún estaba borrosa, ahora eran las lágrimas. No, no llegaría, el veneno había sido embarcado la noche anterior. Aquel estafador lo vendió al señor Rogelio convenciéndolo que le daría a él y a su tripulación lo necesario para vivir navegando eternamente. Miró de nuevo el cielo, los pelícanos indicaban que había llegado el barco pesquero. Arístides corrió de nuevo con la vida de su padre en la garganta. A lo lejos logró ver el barco del señor Rogelio, era pulcramente blanco e imponente, listo ya para hacerse a la mar. Los pies de Arístides ya pisaban sobre el cemento del muelle, tropezó con algo y cayó, la impotencia hizo que se rindiera, no vería de nuevo a su padre. Detrás de la nube que cubría su vista, por encima de su garganta irritada por los gritos que quedaron confundidos con el ajetreo de los pescadores, reconoció aquella mano sin un dedo que le era extendida amigablemente. Arístides subió la mirada y abrazó con lo poco que quedaba de sí mismo a aquel cocinero que lo vio crecer.
@josemalavem capturó la escena con su cámara mientras @agreste contemplaba cómo las aves aprovechaban de forma natural la actividad pesquera... soy nueva por aquí, me gustó mucho este reto, los invito.
A FISHER BOY
He ran nonstop using every last bit of his strength. His heart was pounding and his breath was short, but he knew he wouldn't have another chance if he let that ship get away without giving the message to the cook. He tried to make his strides longer and flapped his arms a lot more, thinking this would help him gain speed; but it was only a hindrance to his vision and he could not notice the slippery mud left by the rain of the previous night...
He slipped, the sticky heat of blood mixed with mud rolling down the back of his neck. The sky, before a suffocating blue, was dyed black. He heard echoing in his head what he accidentally overheard about a known swindler say between laughs. He tried to get up: Mr. Rogelio Andrade would not return this time, he had a strange fantasy, he wanted to sail the seas forever aboard his newly purchased ship. Arístides had to get to the ship, his father, that man of the sea tanned by salt and sun, had been hired by Mr. Rogelio, surely attracted by his imposing appearance. Arístides would not arrive on time, he knew that they had already loaded the ship with everything necessary, no, he could not allow it to set sail, he thought about the cook again.
Arístides with great difficulty stood up, his vision still blurred, now in tears. No, it would not arrive, the poison had been shipped the night before. That swindler sold it to Mr. Rogelio, convincing him that he would give him and his crew what they needed to live forever sailing. He looked at the sky again, the pelicans indicated that the fishing boat had arrived. Aristides ran again with his father's life in his throat. In the distance he managed to see Mr. Rogelio's ship, it was neatly white and imposing, ready to go to sea. Arístides's feet were already treading on the cement of the pier, he tripped over something and fell, helplessness made him give up, he would never see his father again. Behind the cloud that covered his vision, above his throat gone sore by the shouts that were confused with the hustle and bustle of the fishermen, he recognized a hand with a missing finger that was extended to him in a friendly way. Aristides looked up and embraced with what little was left of himself that cook who saw him grow up.
@josemalavem captured the scene with his camera while @agreste watched how the birds naturally took advantage of the fishing activity... I'm new here, I really liked this challenge, I invite you.
¡Excelente continuación, suerte en el concurso! Y muchas gracias por la mención (muy original), voy a tratar de participar. ¡Saludos!
Gracias @agreste!... saludos para tí también!...
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