No siempre vemos la historia desde el otro punto de vista, pues estamos tan enfrascados en nuestras propias realidades, que pensamos que quien no está con nosotros, está en nuestra contra.
Pero eso solo pasa entre los humanos, en el género animal, aunque hayan depredadores naturales de algunas especies, ellos no coordinan que el otro esté en su territorio con la intención de hacerles daño. Solo buscan una manera de sobrevivir a su entorno y un espacio para hacerlo propio... si se puede.
La mamá ratona, acaba de tener sus crías. Se encuentra en su madriguera, pero obviamente debe salir a buscar comida, de otro modo, como garantiza su subsistencia para cuidar de su camada?
Eran solo 3 ratoncitos, tan blancos que parecían hechos de nieve. Su madre los cuidaba con tanto esmero que te pudieras preguntar, donde lo aprendió!.
Aunque parezca extraño, ese sentimiento que nos da la maternidad es común a la mayoría de los seres de género femenino, así que siendo madre humana o animal, buscamos la misma finalidad: mantener a nuestra creación viva hasta que puedan valerse por si mismos.
Solo que los humanos no lo ven así, una ratona en casa, era sinónimo de ser una molestia, así que Ramiro, al ver a nuestra ratoncita buscando algo de comer entre los restos de la basura dispuesta afuera de casa, no dudo en ir con un palo y acestarle un duro golpe en la cabeza.
Pasaba el tiempo y los tres bebés ratoncitos se desesperaban porque su madre no aparecía como siempre... tenían hambre, pero luego llegó el miedo. Esta vez.. ella no volvió y ahora... los ratoncitos sufren.
Foto de Andy Holmes en Unsplash