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Fiesta de los chimpancés
Tenía unos seis años cuando mi abuelo me llevó al zoológico. Desde ese día y por mucho tiempo me quedé con la idea de que los animales eran una gran familia, que vivían en una enorme casa en la que finalmente recalaban los más aventureros y los solitarios a compartir con todos los demás. Y por alguna razón, los humanos habíamos sido excluidos de esa gran confraternidad. Solo éramos visitantes y observadores, pero ajenos a ellos.
Llevábamos un par de horas de paseo hasta que nos detuvimos frente al recinto de los chimpancés. Uno de ellos estaba sentado solo, mordisqueando una manzana. De pronto empezó a golpear el suelo rítmicamente con los pies. Luego comenzó a chillar, saltar y dar volteretas.
Los demás chimpancés también empezaron a agitarse, y la jaula se convirtió muy rápidamente en un remolino de cuerpos saltadores y gritos agudos.
Yo estaba encantado con aquel espectáculo improvisado. ¿Era una coreografía, un baile o más bien una fiesta muy divertida? Mi abuelo sonreía y me animaba a aplaudir junto a los otros curiosos.
Años después, recordé ese día y lo pensé desde otra perspectiva . Me di cuenta de que la "fiesta" del chimpancé en realidad era una protesta, una explosión de energía reprimida. No era nada divertido vivir entre barrotes, sometido a serias limitaciones de espacio y movimiento, a las reglas absurdas de esclavitud, que el instinto y el amor propio de los animales rechazaban.
Ahora pienso que los chimpancés estaban chillando y saltando porque buscaban alguna forma de escapar de su encierro.
Este texto corresponde a mi participación en el reto diario de @latino.romano y @mariannewest, que nos anima a escribir en 5 minutos sobre una temática indicada. Gracias por leer este texto.
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English Version
Chimpanzee party
I was six years old when my grandfather took me to the zoo. From that day on and for a long time I stayed with the idea that animals were a great family, that they lived in a huge house where finally the most adventurous and the loners came to share with everyone else. And for some reason, humans had been excluded from that great brotherhood. We were only visitors and observers, but strangers to them.
We had been walking for a couple of hours when we stopped in front of the chimpanzee enclosure. One of them was sitting alone, nibbling on an apple. Suddenly he started to hit the ground rhythmically with his feet. Then he started to shriek, jump and somersault.
The other chimpanzees also started to stir, and the cage very quickly became a whirl of jumping bodies and shrill cries.
I was delighted with that improvised show. Was it a choreography, a dance or rather a very fun party? My grandfather was smiling and encouraging me to applaud along with the other curious.
Years later, I remembered that day and thought about it from another perspective. I realized that the chimpanzee's "party" was actually a protest, an explosion of suppressed energy. It was not fun at all to live between bars, subject to serious limitations of space and movement, to the absurd rules of slavery, which the instinct and self-love of animals rejected.
Now I think that the chimpanzees were shrieking and jumping because they were looking for some way to escape from their imprisonment.
Translated and formatted with Hive Translator by @noakmilo.
This text corresponds to my participation in the daily challenge of @latino.romano and @mariannewest, which encourages us to write in 5 minutes on an indicated topic. Thank you for reading this text.
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Muchas gracias por tu visita y lectura
Thank you very much for your visit and reading
Texto escrito por @lovecraft21
Edición de imágenes: canva.com
Traducción: hivetranslator.com
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