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Playing the Didgeridoo on the Snow

A freezing cold that embraced my wife and me and that snowy landscape, as a Venezuelan, enduring the Nordic cold, we were in a place where time seemed to stand still. But the cold enveloped me, neither my wife nor I were used to that cold, but I can't deny that in that moment, the deep and enveloping sound of a didgeridoo ripped through the silence.

This ancestral instrument, born in the Australian lands, transported me to a world where man and nature were one. It also made me think of the scorching sun of that sunny Australia, and the melody, in contrast to the whiteness of that snow where the landscape created a completely unexpected harmony. As my wife and I blew to create music, I particularly closed my eyes and saw myself in that Australia surrounded by Australian aborigines, who were also playing the didgeridoo music under a big sun and without snow.

The didgeridoo, more than an instrument, is a bridge between the past and the present. Where the sound is like a wave in the ocean, I think its sound serves to cleanse the soul and makes me feel that I connect with the deepest part of myself. In this world where I am always very rushed, the didgeridoo can offer me a form of peace and reflection.

Just like snow that erases the footprints of the past, the didgeridoo has the power to renew us. In the middle of this very cold place where I miss warmth a lot, this instrument makes me feel very good and even erases that cold.

Tocando el canto del Didgeridoo en la Nieve

Un frío gélido que abrazaba a mi esposa y a mí y ese paisaje de nieve, como venezolano, soportando el frío, nórdico, estábamos en un lugar donde el tiempo parecía detenerse. Pero el frío me arropaba, ni mi esposa ni yo estábamos acostumbrados a ese frío, pero no puedo negar que en ese instante, el sonido profundo y envolvente de un didgeridoo rasgó el silencio.

Este instrumento ancestral, nacido en las tierras australianas, me transportaba a un mundo donde el hombre y la naturaleza eran uno. También me hacían pensar en el sol abrazador de esa Australia soleada, y la melodía, en contraste con la blancura de esa nieve donde el paisaje, creaba una armonía totalmente inesperada. Mientras mi esposa y yo soplábamos para crear música, yo particularmente cerraba los ojos y me veía en esa Australia rodeado de aborígenes australianos, quienes también estaban tocando la música del didgeridoo bajo un gran sol y sin nieve.

El didgeridoo, más que un instrumento, es un puente entre el pasado y el presente. Donde el sonido, es como una ola en el océano, yo pienso que su sonido sirve para limpiar el alma y y me hace sentir que me conecto con lo más profundo de mi ser. En este mundo donde yo siempre ando muy acelerado, el didgeridoo me puede ofrecer una forma de paz y reflexión.

Al igual que la nieve que borra las huellas del pasado, el didgeridoo tiene el poder de renovarnos. En medio de este lugar tan frío donde me hace mucha falta el calor, este instrumento me hace sentir muy bien y hasta borrar ese frío.

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