Retozaba con alegría en las cálidas arenas, manto lujoso de la exuberante playa. Una mano debajo de su cabeza, y con la otra sosteniendo un cuenco de coco en el que ondeaba una suculenta bebida, suave al paladar, vigorizante para el cuerpo.
Un sorbo, dos sorbos, un suspiro de placer al sentir el sabor dulce del trago. Un haz de luz se cuela entre el techo de palmeras que le sirven de sombra, un paisaje de fotografía, lleno de matices idílicos y añoradas escenas.
Un sorbo, luego otro; su paladar es sensible para detectar cada nota presente en el licor. Salpican crispadas olas en las rocas cerca de la orilla. Las gaviotas entonan cantos de amantes desde sus balcones, atentas al festín, ajenas a la penuria.
Bendición es la locura cuando la desdicha es tu consuelo. Ríe el náufrago, aun sintiendo dolor en su estómago, recostado en la arena soñando con vacaciones irreales, y bebiendo coctel de piñas y cocos. Alucinaciones de un moribundo que perdió la ruta de regreso, que fue olvidado por el mundo.
No hay palmeras que le brinden sombras. El sol es su pañuelo. Su paladar perdió la sensibilidad, pues no siente la sal en el agua que le sirve de veneno.
Esta es mi participación para el proyecto freewrite de @freewritehouse. El tema en el que se basa el escrito es: “Sensibilidad”
She frolicked happily on the warm sands, the luxurious blanket of the lush beach. One hand under her head, and with the other holding a coconut bowl in which a succulent drink wafted, smooth to the palate, invigorating to the body.
A sip, two sips, a sigh of pleasure at the sweet taste of the drink. A beam of light slips through the roof of palm trees that serve as shade, a photographic landscape, full of idyllic shades and longed-for scenes.
A sip, then another; his palate is sensitive to detect every note present in the liquor. Frizzy waves splash on the rocks near the shore. Seagulls sing lovers' songs from their balconies, attentive to the feast, oblivious to the hardship.
Blessing is madness when wretchedness is your comfort. Laughs the castaway, still feeling pain in his stomach, lying on the sand dreaming of unreal vacations, and drinking cocktails of pineapples and coconuts. Hallucinations of a dying man who lost his way back, who was forgotten by the world.
There are no palm trees to offer him shadows. The sun is his handkerchief. His palate has lost its sensibility, for he does not feel the salt in the water that serves as his poison.