[ENG / ESP] EP-2 Fantastic Tales of Almaerum, The Frozen Giant/ Relatos Fantásticos de Almaerum, El Gigante Congelado

Este capítulo se remonta hace algunas décadas atrás. Cuando Barnabas tenía apenas 18 años ; joven y lleno de curiosidad, trabajaba en la taberna de su familia. En este lugar escuchaba innumerables historias de viajeros y aventureros. Una noche, mientras atendía a los clientes, escuchó una historia que despertó su bravo espíritu.

Un guardia veterano, con cicatrices de incontables batallas, narraba una leyenda fascinante. Contaba que las montañas al sur de Almaerum, situadas en los Valles Congelados, eran en realidad los restos de un antiguo gigante congelado. Según la leyenda, algún día, el gigante despertaría y los valles se descongelarían, y volverían a recuperar si vivacidad y su verdor de antaño.

Barnabas no pudo contener su emoción. La imagen de un gigante ancestral, congelado, era una historia fascinante, y Barnabas no podía desaprovechar esta oportunidad. Decidió que debía explorar los misteriosos valles y descubrir la verdad detrás de la leyenda. Al amanecer, con una mochila llena de provisiones, un mapa y su emoción a flor de piel, emprendió su viaje hacia el sur.

El viaje hacia los Valles Congelados no era fácil. Barnabas recorrió extensos pastizales y pasó cerca de Runn , y continuó su camino hasta que por fin comenzó a adentrarse en los valles, donde los árboles, desnudos y retorcidos, parecían susurrar al viento. El aire se volvía cada vez más frío a medida que avanzaba, y la vegetación se tornaba más escasa. Después de varios días de arduo viaje, Barnabas llegó a Zorn, el último poblado de Almaris; allí habitaban los salvajes.

Zorn era un pequeño pueblo rodeado de colinas nevadas, donde las casas, construidas de madera y paja, se agrupaban alrededor de una plaza central. Los habitantes de Zorn eran gente ruda y resistente, acostumbrada a vivir en condiciones extremas, y era por eso que los llamaban salvajes. Barnabas se alojó en una posada local, pequeña pero acogedora y aprovechó para indagar en el lugar acerca de la historia que había escuchado. La mayoría de los presentes hablaban con temor y respeto sobre el gigante congelado, pero nadie había visto nunca prueba alguna de su existencia.

Al día siguiente, Barnabas se adentró en las faldas de las montañas de los Valles Congelados. El frío era intenso, y cada aliento se fusionaba con la neblina en una nube de vapor en el aire helado. Los valles eran extensos y desolados, con glaciares imponentes y cascadas y acantilados cubiertos de hielo. Barnabas exploró cada rincón, buscando cualquier indicio que pudiera confirmar la historia de aquel guardia.

Después de varios días de exploración, Barnabas encontró algo extraordinario. En una cueva oculta tras una cascada congelada, descubrió una serie de antiguas pinturas rupestres en las paredes. Los grabados representaban la figura de un gigante, tan alto como las montañas, imponente, luchando contra guerreros diminutos en comparación, cientos de ellos. En uno de los grabados, el gigante yacía en el suelo, mientras los guerreros celebraban su victoria, en las pinturas no se observaba ninguna formación montañosa en la zona.

Barnabas sintió que estaba cerca de la pista que tanto ansiaba. Pasó días estudiando los grabados y explorando la cueva en busca de más pistas. En lo profundo de la cueva, encontró un claro, estaba oculto detrás de unas paredes, allí yacía un enorme bloque de hielo, el objeto mantenía lo que parecía ser su forma original. Era casi del doble de la altura de Barnabas, alcanzando casi los cuatro metros y de ancho medía aproximadamente 2 metros. Estaba completamente aislado de las paredes.

El joven aventurero estaba asombrado. Luego de inspeccionar por horas ese objeto, llegó a la conclusión que se encontraba en el interior del gigante, y ese objeto inmenso delante de él, era el corazón congelado de aquel ser de antaño. Decidió regresar a Zorn para descansar y tal vez recopilar un poco más de información y prepararse para una posible expedición futura, donde intentaría descubrir cómo y por qué el corazón del gigante había sido congelado, y porqué los hombres habían luchado contra él. Pero también le daba curiosidad saber qué significaría su despertar para los Valles Congelados y para Almaerum.

Regresó a la capital con su descubrimiento, pero decidió mantenerlo en secreto. Sabía que la noticia podría causar pánico o atraer a aquellos que buscarían explotar al gigante para sus propios beneficios. Barnabas dedicó su tiempo libre a estudiar la historia del gigante y las leyendas de Almaris, esperando el día en que estaría listo para revelar al mundo el secreto del gigante congelado y los misterios que seguramente aún yacían ocultos en los Valles Congelados.

Así, el joven Barnabas creció, alimentando su espíritu aventurero y su amor por los misterios de su tierra natal. A los 45 años, seguía recordando aquella increíble aventura que había marcado su juventud, consciente de que algunos secretos estaban destinados a ser descubiertos solo por aquellos que poseían el valor y la curiosidad suficientes para buscarlos, o simplemente algunos secretos deberían permanecer de esa forma… siendo secretos y convirtiéndose en leyendas.