Coffee and art to break the routine | The Coffee Shop Prompt Week 146 [EN-ES]

Café Bialetti 1933 is a café located in the inner courtyard of the Provincial Art Gallery, with a unique way of serving coffee.

One might think that its regular clientele consists mostly of intellectuals or art lovers, but that's not the case. Paradoxically, what we find most often are teenagers and young adults who love social media, frequently posting photos of themselves there at various times, and who frequent other, decidedly non-artistic, circles.

Located in the city center, I sometimes come here for coffee after enjoying the monthly art exhibition at the gallery. Today was one of those days. I also thought I'd sit down for a while to read a book I borrowed, perhaps with my coffee and some chocolate cookies.

The service here, and the ambiance, are much appreciated, despite the high prices of the specials.

I usually prefer to write a poem while drinking coffee, but lately I haven't been able to get the words to express what I feel, so I stop, breathe, and focus on the air caressing my face...

So, I paused, staring at the blank page, and used the book in front of me to try and write a review, which I would then share with you on my blog.

The coffee I ordered arrived—a strong espresso—and I smiled and settled down to begin the review.

After a while, I remembered the invitation that @cinnccf made to us this week and I set about carefully observing my surroundings.

I pour myself another cup of coffee (notice how the coffee is served in the small Bialetti-style coffee maker itself, so that one can drink it to taste and calmly) and I perceive the same old routine in those around me: photos shared with partners and friends for social networks.

I finish my coffee, take another look at the gallery's art exhibit, and think about what I might need right now to break the routine that's been keeping me going these gray days...

I don't know, maybe I need to sit by the sea or under a waterfall in the mountains, who knows... Just imagining it, I can smell the coffee mixed with the scent of the sea or the trees.

I smile again and say goodbye for now, but not before sending you all a hug of light!

El Café Bialetti 1933 es una cafetería que se encuentra situada en el patio interior de la Galería de Arte provincial, con una peculiar manera de servir el café que uno pide.

Cualquiera pensaría que el público habitual está conformado por una mayoría de intelectuales o personas afines a las artes, pero no. Paradójicamente lo que más encontramos es a adolescentes y jóvenes amantes de las redes sociales, con tendencias a publicar fotos de sí mismos en el sitio a diversas horas y habituales de otros entornos, no artísticos precisamente.

Al estar enclavada en el centro de la ciudad, en ocasiones vengo a beber café luego de apreciar la muestra artística que se expone mensualmente en la galería. Hoy, fue el caso. También pensé en sentarme un rato a solas para leer con calma, en compañía del café y unas galletitas de chocolate, un libro que me prestaron.

El servicio acá, y el entorno, se agradecen, a pesar de los altos precios de las ofertas.

Normalmente, soy más de ponerme a escribir algún poema mientras bebo café, pero llevo tiempo sin lograr que las letras traduzcan lo que siento, así que me detengo, respiro y me centro en el aire acariciando mi rostro...

Entonces, hice una pausa en el papel en blanco y aproveché el libro que tenía delante para intentar hacer una reseña sobre el mismo y luego compartirla con ustedes en mi blog.

Llegó el café que pedí, un expreso bien fuerte, sonreír y me dispuse a comenzar la reseña.

Al rato, recordé la invitación que nos hace @cinnccf esta semana y me dispuse a observar con detenimiento a mi alrededor.

Me sirvo otra taza de café (fíjense cómo el café es servido en la propia cafetera pequeña, estilo Bialetti, para que uno lo beba al gusto y con calma) y percibo la misma rutina de siempre en quienes me rodean: fotos compartidas en pareja y con amigos para las redes sociales.

Termino mi café, vuelvo a darle una mirada a la exposición de arte de la galería y pienso en parte de lo que necesitaría ahora mismo para romper la rutina que me sostiene en estos días grises...

No sé, quizá me haría falta sentarme frente al mar o debajo de alguna cascada de algún río en las montañas, quién sabe... De imaginarlo, percibo el olor a café con el aroma del mar o los árboles.

Vuelvo a sonreír y me despido por ahora, no sin antes enviarles a todos ustedes ¡un abrazo de luz!