Tomar café siempre será satisfactorio para mí. Tuve la oportunidad de visitar ÍMPETU Coffee Roasters una cafetería ubicada en la calle 13 con carrera 19 y 20 de la ciudad de Barquisimeto. Originalmente, me encontraba en el centro comercial Sambil y las condiciones del tiempo climático del día demandaban un buen café para calentar el cuerpo (estaba lloviendo).

Debo resaltar, que me encontraba en el centro comercial con mi tío y hermano. De modo que con ellos mismos fui a tomar café en ÍMPETU Coffee Roasters. El lugar era una recomendación exclusiva de mi tío. Según él, vendían café de especialidad, lo preparaban en tu mesa y lo mejor es que me acotó que preparaban los mejores Swiss roll de la ciudad.

Al llegar a la tienda no me dio la mejor impresión, si había pasado anteriormente por ése lugar, pero nunca había entrado a consumir algo. Para mí es uno de los lugares más escondidos que hay en Barquisimeto y vale la pena visitar, aunque sea una vez.

La razón por la que no me llamaba la atención es por la fachada del local, está escondida y no tiene ningún logotipo de marca en el exterior. Al entrar, yo me pregunté: ¿A qué cafetería me trajo mi tío? Me dejé llevar por la primera impresión, cosa que nunca sucede, pero créanme cuando se trata de café y comida, soy exigente. Mi tío me ha llevado a buenos y malos lugares. Por eso, en ocasiones entro en pánico, ja, ja, ja.

Lo primero que percate es que la cafetería estaba vacía. Había solamente dos personas atendiendo y una de ellas se acercó a mí. Yo le pregunté cuál era el lugar más fresco y cómodo de la cafetería. Éste fue cerca de la entrada, junto a un aire acondicionado. Una vez sentando en la mesa, solicité el menú para visualizar qué vendían y su especialidad. El joven mesero me indicó que no tenían menú y eso me disgustó un poco. La carta de presentación de una cafetería es su menú.

La decoración del interior de la cafetería era agradable, tenía un enfoque minimalista y lo suficiente atractivo para mantenerte dentro de ella. Especialmente lo que más me gustó fue la iluminación y el orden de organización de cada una de las mesas. A medida que el espacio se reducía, había una relación con los elementos decorativos.

Inmediatamente, el mesero, que también era barista, me dijo que estaban pasando por un proceso de rebranding. Al estar bajo este proceso, la cafetería se encuentra en un estado de incertidumbre. La incertidumbre genera poca credibilidad de operatividad y funcionamiento del local. Esto lo digo como profesional, también soy especialista en administración de negocios.

El joven mesero y barista nos indicó el menú de manera verbal, aunque no me gustó. Lo acepté de manera reservada. El joven comenzó a explicar los servicios y nos dijo que efectivamente preparaban el café de especialidad en la mesa. Además, vendían café Latte y Capuchino. También pregunté por los Swiss roll y el único que tenían era uno de chocolate. De lejos se visualizaba en la vitrina, y no lo veía para nada apetitoso. Estaba un poco renuente, quizás fue por la barrera de entrada del menú y mi primera impresión que tuve.

Mi hermano pidió de tomar el Capuchino, mi tío un servicio de café de especialidad en la mesa y en mi caso ordené el Swiss roll de chocolate junto a un café Latte.

El mesero que también era barista fue muy amable. Al pasar unos 5 minutos, nuestros cafés estaban servidos. Las tasas eran lo suficientemente llamativas. El Café Latte estaba decorado de manera detallada y tenía un explícito toque de delicadeza. En términos generales, estaba muy bueno, su sabor fue lo suficiente satisfactorio para mí.

Mi hermano me comentó que su capuchino estaba bien hecho, y tenía un buen sabor. Fue algo realmente agradable de degustar.

Lo bueno de lugares como éste es que guardan una sorpresa impactante. Yo quedé sorprendido en varios aspectos. Al mismo tiempo, debo decir que mi mayor sorpresa se la llevó el Swiss roll que estaba delicioso, el bizcochuelo con el que lo prepararon era suave y el sabor de chocolate no era invasivo. Algo que me gustó fue que estaba decorado con caramelo y trozos de suspiro o merengue horneado de chocolate.

La combinación entre el café Latte y el Swiss roll de chocolate fue una experiencia increíble que mermó los aspectos iniciales o negativos, es decir, la falta del menú en la cafetería. Incluso ordené una ración de Swiss roll para llevar y regalarla.

En total se pagaron unos 12 HBD O USDT en moneda de curso legal venezolana. El local tiene un lugar donde puedes dejar una fotografía, donde puedes dejar un recuerdo de la experiencia vivida. Espero que la cafetería pueda ser reconocida por todos. En un próximo post escribiré sobre mi experiencia con el café de especialidad. Es decir, que la historia continuará, ja, ja, ja. ¡Siempre amaré el café!

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