El miedo nos consume..

in GEMS4 years ago

Hola hermosa comunidad de HIVE, el día de hoy les traigo un post sobre una emoción que muchos nos consume, una emoción que muchos odiamos, ya que no hace sentir indefensos y en peligro, les invito a leer este post sobre el "MIEDO"

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La fisiopatología del temor, es la disciplina que estudia esa emoción, no como un sistema de habituación y custodia de nosotros sino como una patología que produce cambios negativos para nuestra salud a extenso, mediano y corto plazo; es comprender cómo el temor no únicamente daña nuestra mente sino además nuestro cuerpo humano.

“Las emociones son actitudes psicofisiológicas que representan métodos de habituación a ciertos estímulos transmitidos por un objeto, personas, sitios, sucesos o recuerdos y cómo se relacionan estas con la verdad o la imaginación; expresándose físicamente por medio de alguna funcionalidad fisiológica que incluye actitudes de conducta”, confirma el doctor Andrés Villarreal, especialista en neurocirugía del Centro Doctor Imbanaco.

La neurociencia de los sentimientos, es un campo nuevo de la medicina que investiga científicamente las bases neuronales de estas en nuestro cerebro, mediante modelos neurobiológicos, psicológicos y socio-culturales.

Al tener en cuenta que los sentimientos poseen diferentes patrones, dichos se hallan en nuestro sistema nervioso independiente el cual conscientemente no se puede mantener el control de. Se reconocen patrones para 6 emociones primordiales, como lo son la sorpresa, el asco, la tristeza, la furia, el temor y la alegría.

Para conocer los principios del temor, y por qué se hace presente en nuestra vida, se debería tener claridad que el temor es una emoción la cual se ve transformada en el instante en el cual racionalizamos, allí se convierte en un sentimiento.

Llamamos temor a un sistema de alarma de nuestro cerebro que se activa una vez que detecta una viable amenaza real o supuesta, presente, futura o inclusive del pasado. Hablamos de una contestación eficaz y adaptativa que conlleva cambios en el desempeño de nuestros propios comportamientos, pensamientos y cuerpo humano.

El temor es un esquema cerebral de habituación al ámbito y constituye un mecanismo de supervivencia y de protección, el cual le posibilita a el individuo contestar frente a situaciones adversas con velocidad. De esa manera, es regular y benéfico para todos los organismos vivos tener temor.

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¿Porqué sentimos miedo?

El análisis de las bases neurobiológicas del temor se ha centrado en una zona concreta del cerebro llamada la amígdala; la cual es una pequeña composición alojada en el seno del sistema límbico, o sea, nuestro cerebro emocional. Aclara el Médico Andrés Villarreal, que esta área practica un papel clave en la averiguación y detección de señales de riesgo. Se podría mencionar que labora de manera análoga a un detector de humo: permanece inactiva hasta que el más mínimo estímulo amenazante la pone en marcha. Si no tuviéramos amígdala, posiblemente no sentiriamos temor.

Este mecanismo que desata el temor está, tanto en personas como en animales, precisamente en la zona más primigenia que se ocupa de regular ocupaciones fundamentales para la supervivencia como ingerir y respirar, paralelamente, en el sistema límbico que es el delegado de regular los sentimientos, la batalla, la huida, la evitación del dolor y generalmente cada una de las funcionalidades que aseguren la conservación y estabilidad del ser.

Este sistema examina de forma reiterada, inclusive a lo largo de el sueño toda la información que se obtiene por medio de los sentidos, lo hace por medio de la composición llamada amígdala cerebral, que controla los sentimientos primordiales, como el temor encargándose de ubicar la fuente del riesgo.

Asegura el especialista del Centro Doctor Imbanaco que una vez que la amígdala se activa al identificar un viable riesgo se desencadena la sensación de temor, y su contestación podría ser la huida, el combate o la paralización. El temor crea cambios inmediatos en nuestro cuerpo humano tales como: aumenta el consumo de energía celular, se incrementa la presión arterial, los niveles de sacarosa en la sangre y la actividad de alerta cerebral.

Paralelamente, se reducen o se detienen las funcionalidades no fundamentales, aumenta la frecuencia cardiaca y la sangre fluye a los músculos más grandes en especial a las extremidades inferiores en preparación para la huida; se inicia una cascada hormonal a partir del hipotálamo a la hipófisis y las glándulas suprarrenales, aumentando los niveles de adrenalina y cortisol. Dichos cambios en el organismo vienen acompañados de modificaciones faciales como: abertura de los ojos para mejorar la perspectiva, dilatación de las pupilas para facilitar la admisión de luz, la frente se arruga y los labios se estiran horizontalmente, explica el especialista.

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