deseo saber si ya son las seis.
Sin embargo, la pared no responde, debe ser que sus orejas no escuchan voces,
mira hacia los lados sin pronunciar palabra, alza sus cejas como si algo le intrigara.
deseo saber si ya es hora del té.
La pared sigue callada, con su mirada sigue una abeja que por ahí pasa,
intenta agarrarla con un ojo, pero el volador se esfuma dejándolo solo.
deseo saber si quiere conmigo cenar a las seis.
Por primera vez la pared lo voltea a ver, se enrolla y una cinta coloca para verse bien,
empieza a caminar, sonríe y le dice que si desea cenar.
Así sucedió un día, en la casa de una conocida,
la pared se fue sin consentimiento, dejando un gran hueco,
mostrando la belleza del cielo.
Un cuento magnifico, te felicito.
Muchas gracias :)