Muy buenos días, mis estimados integrantes de esta bella comunidad, mis mejores deseos para todos, y que todos sus planes y propósitos se estén llevando de la mejor manera, cada día que vivimos es un regalo maravilloso de nuestro Creador, por eso debemos disfrutarlo y entregarlo al que todo lo puede, para que nos siga regalando vida, y salud.

El tema de hoy de los 30 days blogging challenge, me parece muy interesante, y es que mirar tantos años para traer a mi memoria un primer recuerdo de la infancia, me resulta un poco emocionante y la vez me entristece, ya que quedaron tantas cosas atrás, las cuales nunca vuelven y causan ciertos sentimientos encontrados. Mi infancia transcurrió de una manera muy humilde, formándome en un hogar ubicado en zona rural, donde no existía ningún tipo de comodidad, ni tecnología, con decirles que en mi infancia nunca vi la televisión, porque en mi casa no existía este artefacto.

Pero lo que si puedo decir que a pesar de estas carencias materiales, tuve abundante atención, cariño, cuidados, amor y sobre todo la protección de un núcleo familiar, bien establecido con un padre y una madre, que se esmeraron por darnos lo más valioso que se le puede dar a los hijos; como es la buena formación en principios y valores, con respeto, dedicación, constancia y sobre todo el ejemplo de mis viejos, si volviera a nacer; volvería a ser su hija, claro que sí y mil veces sí.

Recordando lo bonito de mi campo, entre el cual crecí, lo que más recuerdo en mi infancia, son los juegos de manera muy relevante, recuerdo que desde muy niña, me encantaba saltar la cuerda, eso era casi todos los días, a veces sola, otras veces en grupo, cuando lo hacía sola era una cuerda corta, cuando lo hacíamos en grupo, era una cuerda o mecate largo, el cual lo tomaba una persona por un extremo y otra persona del otro extremo, y lo hacían girar, con alta velocidad, y uno se iba incorporando a saltar, a veces de tres cuatro o más al mismo tiempo, eso era toda una competencia y de ese grupo, el que hacía que la cuerda se parara porque se enredaba, perdía y se tenía que retirar, iba quedando los que más velocidad y agilidad tenían, y el que quedaba al final era el ganador.

Eso en mi niñez lo disfrute tanto, que cuando mi madre me pedía ir a la bodega a comprar cualquier artículo que hiciera falta en casa, yo tomaba mi cuerda y me iba saltando la cuerda por toda la carretera hasta llegar a la bodega, de la misma manera era mi regreso a casa. Oh! les cuento que eso prácticamente era corriendo con la cuerda, hoy día cuando recuerdo esto, pienso que me salve de llevarme unos buenos golpes, por esas carreteras que para el momento no tenían cemento, eran de tierra y por supuesto mucha piedra. Pero uno de niña no ve el peligro, y las capacidades que posee le hacen desarrollar tal habilidad.

Nunca olvido, que una de esas tantas veces que saltando la cuerda fui a hacer algún mandado a la bodega, de regreso a mi casa; la compra había sido un kilo de arroz, que en ese momento lo pesaba la misma señora de la bodega y lo despachaba en una bolsita transparente, por lo que regresando a casa y por estar saltando la cuerda, la bolsa se me rompió y el arroz se me voto, que susto llegar a casa a decirle a mi madre lo que me paso, pero así tuve que llegar porque mi mama nos controlaba el tiempo que podíamos tardar, por supuesto mi madre se enojo, porque ya ella me había advertido que no llevara la cuerda, y recibí mi castigo.

Bueno mis queridos amigos, esto por contarles ese recuerdo, si la tarea fuera de más de un recuerdo, tendría mucho por decir, pero lo que más recuerdo es esto que aquí plasme, y al hacerlo me hizo meterme en ese mundo mágico, donde transcurrieron mis más hermosos momentos, en mi tierra, con mis viejos y rodeada del calor de hermanos y hermanas, quienes son todos mi felicidad, todo queda en el pasado y nos queda es esto bonito que se llama recordar, recodar es vivir.