Hola a todos, espero que se encuentren muy bien. Como les he comentado en publicaciones anteriores, acá en Argentina ya comenzó el invierno hace unos días, por lo que la temperatura ha ido bajando considerablemente, lo que me hace querer cocinar platos calientes. Hoy me antojé de hacer unas caraotas. Algo sencillo, pero que quiero compartir con ustedes cómo las preparé. La verdad es que hice lo que pude con lo que tenía en la nevera, pero de igual manera el resultado fue delicioso. Personalmente creo que las caraotas mientras más sencillas sean, mejor. Y si están acompañadas de arroz, mejor aún. Ni hablar de unas tajadas, que lamentablemente no pude hacer en esta oportunidad.
Lo primero que hice fue lavar las caraotas, o porotos negros, como se les conoce acá en Argentina. Previamente me encargué de revisar que no hubiera alguna piedrita o algún sucio en el paquete, este paso es importante. En una de mis primeras caraotas olvidé ese paso y terminé con un dolor de muela porque se había colado una piedrita y la mastiqué. Terrible.
Una vez que nuestras caraotas están limpias, lo que hice fue colocar una olla con abundante agua a hervir. Una vez que comenzó a hervir, agregué una cucharadita de sal. y posteriormente las caraotas, que dejaría a fuego medio con la tapa. También decidí agregar un cubito de pollo para darle un sabor extra.
Mientras se cocinan las caraotas, me encargué de preparar los vegetales. En este caso utilicé únicamente pimentón, cebolla y ajo. El toque de vegetales salteados me parece fundamental para que nuestras caraotas, frijoles, porotos negros, o como prefieran llamarlos, queden deliciosos.
Hice mi arroz simple. 1 taza de arroz y 2 de agua, con un toque de sal y un poco de cebolla. No concibo la idea de comer caraotas sin arroz, es algo a lo que me acostumbraron desde muy chico.
Una vez que mis vegetales salteados estaban bien cocinados con aceite de oliva, lo que hice fue agregarlos a las caraotas que ya estaban cocinadas, los dejé a fuego medio por unos 5 minutos y ya estaban listos para servir.
Una vez que el arroz y las caraotas estaban listas no me pude esperar y me serví. No solo el cuerpo me pedía algo caliente, sino que además tenía meses sin comer caraotas y el antojo que tenía era enorme. El resultado fue tan delicioso como lo esperaba, unas caraotas simples con un sabor que me lleva de vuelta a mi niñez, donde era un plato que no podía faltar al menos una vez por semana.
En esa ocasión no quise hacer ningún jugo. Pensé que sería ideal acompañarlas con la mejor bebida que existe: agua.
Casi siempre me gusta experimentar con muchas cosas en la cocina, pero a veces lo que realmente quiero es preparar algo sencillo y delicioso. En esta oportunidad hice unas caraotas que estoy seguro harían a mi mamá orgullosa
Les agradezco como siempre por tomar parte de su tiempo para leer mi publicación. Gracias por la buena energía y por siempre dejar un feedback positivo. Les envío un abrazo virtual hasta donde sea que se encuentren. Nos leemos en una próxima ocasión.
Andy.
huy esas caraotas se ven deliciosas
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No lo coloqué en la foto, pero acá entre nos... le eché azúcar 🤣