[ESP]
Cuando quieres que te apoyen de la mejor manera posible, es esencial que te conozcas a ti mismo antes de definir lo que quieres. Siempre he dicho que los criterios son importantes, pero tienen que estar bien elegidos. Sin criterios no se pueden sentar las bases, no se puede abrir ninguna puerta. No hablo de superficialidades como el color de la piel, el aspecto físico o el color del pelo. Me refiero a algo mucho más esencial, algo fundamental: una visión compartida del mundo, una espiritualidad nutritiva, un amor genuino por nuestro Creador, una comprensión mutua de la vida reflejada en un simple intercambio de miradas.
Hoy surge el tema de la sensibilidad compartida, una sensibilidad que podría ser un vínculo humano entre nosotros. Es en esta noción en la que me gustaría centrarme ahora. Creo que a menudo subestimamos esta dimensión. Dos personas pueden ser bienintencionadas, tener un amor sincero a Dios, no desear ningún mal al otro, y sin embargo no estar en armonía. A menudo hay un desequilibrio palpable en la vida cotidiana, la sensación de que sólo una parte es realmente comprendida, de que los esfuerzos no se comparten por igual y de que siempre hay alguien que se siente incomprendido, que lucha por expresarse, que no puede liberarse.
Sin una conexión emocional compartida, mucho sufrimiento permanece enterrado, acumulado durante meses o incluso años. La incapacidad de expresarse lleva a algunas personas a convivir con su pareja sin llegar a sentirse verdaderamente queridas por lo que son, porque se ven incapaces de revelar su verdadero ser. Se sienten impotentes para comunicarse, para ser escuchadas, para sentirse comprendidas. Nunca debe subestimarse la importancia de ser comprendido en la propia sensibilidad y anticipado en la propia humanidad. Ésta es la esencia del amor inteligente: una conexión que nos permite comprendernos, reconocer las emociones que hay detrás de cada sonrisa y cada lágrima. Este amor inteligente une a dos personas que pueden mirarse a los ojos, comunicarse eficazmente, apreciarse mutuamente al tiempo que conocen el dolor, las pruebas y los traumas del otro, y cómo aliviarlos. Amar con inteligencia es elegir a alguien cuya esencia resuene con la tuya, y el tiempo confirmará esta sabiduría a las almas sensibles y empáticas. Recuerda que tu felicidad también depende de la capacidad de tu pareja para comprenderte tanto como tú.
[EN]
When you want to be supported in the best possible way, it's essential to know yourself before defining your desires. I've always said that criteria are important, but they have to be well chosen. Without them, no foundation can be laid, no door can be opened. I'm not talking about superficialities like skin color, physical appearance or hair color. I'm referring to something far more essential, something fundamental: a shared vision of the world, a nourishing spirituality, a genuine love for our Creator, a mutual understanding of life reflected in a simple exchange of glances.
Today, the theme of shared sensitivity is emerging, that which could be a human link between us. It's this notion that I'd like to focus on now. I think we often underestimate this dimension. Two people can be well-intentioned, have a sincere love for God, wish the other no harm, and yet not be in harmony. There's often a palpable imbalance in everyday life, a sense that only one party is truly understood, that efforts aren't fairly shared, and that there's always someone who feels misunderstood, who struggles to express themselves, who can't manage to break free.
Without a shared emotional connection, much suffering remains buried, accumulated over months or even years. The inability to express oneself leads some to coexist with a partner without ever feeling truly loved for who they are, because they find themselves unable to reveal their true being. They feel powerless to communicate, to be heard, to feel understood. The importance of being understood in one's sensitivity and anticipated in one's humanity should never be underestimated. This is the essence of intelligent love: a connection that enables us to understand each other, to recognize the emotions behind every smile and every tear. This intelligent love unites two people who can look into each other's eyes, communicate effectively, appreciate each other while knowing the other's pains, trials and traumas, and how to alleviate them. To love intelligently is to choose someone whose essence resonates with yours, and time will confirm this wisdom to sensitive and empathetic souls. Remember that your happiness also depends on your partner's ability to understand you as much as you do.