En el cielo - Obra en un acto

El escenario es un ambiente que se supone sea el cielo, todo blanco con nubes, en el mismo están frente a un barbudo barba blanca sentado en un trono que representa a Dios, dos hombres.

DIOS: (Dirigiéndose al taxista) .- Tu tendrá una casa en la Villa que está por allá (señalando con su dedo extendido el lado derecho) La misma tiene todas las comodidades, muchas más que las que tenías en la tierra.

TAXISTA: (Inclinándose) -Gracias Dios.

Se va hacia donde había indicado con el dedo Dios y sale del escenario.

Dios (Dirigiéndose al sacerdote) –Tu tendrás una casa sencilla por allá (Señalando con el dedo a su lado izquierdo) con las comodidades de la gente de clase baja en la tierra.

El cura mira sorprendido a Dios y le dice:

CURA: -Con todo el respeto, creo que se ha equivocado o está confundido.

DIOS: (Mirando sorprendido al cura) -¿Por qué cree eso?

CURA: - Señor yo dedique mi vida a llevar a gente a orar en la iglesia y el taxista no creo que en toda su vida haya ido a alguno y le ha dado una casa con mejores comodidades que a mí. Además es el culpable de su muerte y la mía, si no hubiera sido tan imprudente no nos hubiéramos estrellado con el camión.

Se oye música gregoriana

DIOS: (Levantándose de su trono) .- No creo estar confundido, cuando tu predicabas yo veía a muchos en la iglesia dormidos, otros pensando en cosas profanas y hasta las mujeres que parecían más devotas solo tenían pensamientos pecaminosos.

CURA: -Pero eso no es mi culpa.

DIOS: -Claro que lo es, nunca alguien se durmió cuando mi hijo daba alguna predica, ni pensó en otras cosas.

CURA: (Con gesto desafiante) -¿Y que hizo el taxista mejor que yo?

DIOS: -Con su locura y velocidad en el auto logró que todos los que iban con él elevaran su oración sincera hacia mí, rogándome que los llevara a salvo hasta donde iban, incluso tú lo hiciste. ¿Cuántas veces pediste por tu vida para no estar acá? A él nunca le importó morir, mientras que tú siempre dudaste de la promesa de una vida eterna. Tuve misericordia de ti para no enviarte al infierno.

Se escucha un gong.

Dios se sienta nuevamente.

Cabizbajo y al compás de música clásica el cura va hacia el lado indicado por Dios y sale del escenario