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Hola, amigos de HIVE, mi nombre es Carmen Martínez, tengo 46 años de edad, soy la segunda de ocho hermanos.
Vivo en la Isla de Margarita, Venezuela, y desde pequeña me ha gustado viajar, conocer sitios diferentes.

Me caracterizo por ser una persona amable, bondadosa, cariñosa con todos los valores que me han enseñado en casa, donde realmente comienza el aprendizaje. Les voy a contar un poco de mi historia.

Un antojo muy caprichoso

Cuando tenía 15 años, siendo estudiante de bachillerato, un día como cualquier otro, me antojé de comer mango. En el patio de la casa había matas, y una de ellas tenía un solo fruto maduro que era el que yo quería porque los demás estaban verdes.

Busqué una vara de metal y me subí al árbol. Escuché las voces de mi prima que me decía varias veces que me bajara de allí. No hice caso y al distraerme, toqué con la vara los cables eléctricos de alta tensión y me quedé enganchada.

Todo pasó muy rápido, como si estuviera viendo una película. El árbol se encendió y yo seguía en él y dije dentro de mí ¨Dios mío cómo me maté yo aquí¨. Sin poder gritar y sin
poder bajarme, veía a mi familia desesperada en el suelo.

Mis padres y hermana menor

Ese día fue una tragedia, todos gritaban. Mi tío José, mi papá de crianza, se arrodilló en ese momento llamando a Jesúcristo, mientras los vecinos llamaban a los bomberos. Creo que eso fue realmente lo que me salvó. Finalmente caí a la tierra.

Al otro día desperté en un centro hospitalario, teniendo un 80 % del cuerpo quemado. Fue realmente duro, estuve muy grave por varias semanas.

Cada mañana, cuando me hacían las curas, mi mamá sufría en silencio porque era muy doloroso para mi. Sólo lo podría entender el que ha vivido una experiencia parecida.

Debido a que la corriente pasó por mis brazos, los doctores hablaron con mi familia y tomaron la decisión de amputar sólo mi miembro superior izquierdo, a pesar de que en ambos se quemaron los tendones. Esto me quitó las ganas de vivir, estaba en plena adolescencia.

Pensaba mucho en enfrentar la realidad, tener que salir a la calle me daba miedo, al rechazo de las gentes, de mis compañeros de clases y que se fuesen a burlar. Pero hoy en día le doy gracias primeramente a Dios, a mi familia, y todas las personas que me ayudaron y que me incentivaron a continuar.

Mi tía Juanita, quien me crío, mi papá y yo en la graduación

Me levanté, amigos, continué mis estudios, saqué el bachillerato, y luego seguí mi carrera de Educación Integral, llegando a hacer la maestría de Planificación y Evaluación.

Mientras estudiaba comencé a trabajar como Docente de Aula en un colegio público y luego en la coordinación del mismo. No hubo ningún impedimento para hacer dos cosas a la vez. En este colegio estuve por 20 años de servicio.

Reconocimiento por años de servicio como docente de aula

Tiempo después me realizaron exámenes médicos porque sentía cansancio interno, se me bajaba la tensión, sentía mucha taquicardia y dificultad para respirar. No podía conciliar el sueño.
Me daban diagnósticos errados hasta que por fin visité un doctor que me repitió nuevamente los estudios y encontró lo que yo estaba presentando.

Un nuevo desafío de salud

El doctor me diagnosticó una Comunicación Interauricular (CIA) y me explicó que tenía que operarme a ¨corazón abierto¨ en la ciudad de Caracas. Ese fue otro desafío en mi vida.

Se me bajaron los ánimos porque era una operación de alto riesgo, siendo pocas las personas que sobreviven con ese tipo de afección.

Un día escuché en una iglesia cristiana un mensaje de un cardiólogo sobre la sanidad y la ciencia. Realmente lo que dijo lo tomé para mi y me dio fuerzas. Hablé con mi familia y preparé el viaje.

En Caracas fui a varias consultas y me realizaron nuevamente los estudios para la operación. Ya estando más tranquila, confiaba en Dios que todo saldría bien.

La operación duró seis horas y salió exitosa. Fue en el año 2012. Corrigieron la imperfección. Sin embargo, al día siguiente tuve un derrame pulmonar, quedando inconsciente por un buen rato, teniendo que reanimarme con electroshock, debiendo abrirme por un costado para drenar los líquidos.

En un río del estado Mérida, Venezuela

Volví a la vida pero seguía grave. Me visitaban doctores de diferentes especialidades y a la cabeza de mi cama se apostaba la máquina de oxígeno, entre otras.
Los médicos ya no sabían qué más hacer. Yo estaba consciente y sólo imploraba al Creador.

Al otro día, de madrugada, una de mis hermanas se arrodilló cerca de mí y comenzó a orar pidiéndole a Dios que me sanara mientras me pasaba sus manos por mi cabeza. Terminó de orar y me dijo estas palabras: tranquila hermana, ya Dios me dijo que te iba a sanar y no dependerá más del oxígeno.

Les aseguro que no pasaron cinco minutos cuando comenzó a salir el líquido de los pulmones. Al entrar el médico a la habitación me examinó y vio el recipiente donde estaba el líquido expulsado, y me dijo: Carmen, vamos a retirarte esa mascarilla, ya estás mejor y así fue. Me recuperé por completo, gracias a mi Dios Todopoderoso.

Seguí adelante y me volví a levantar, haciendo mi vida normal. He sido de gran ayuda para mi familia y para muchas personas con mi ejemplo. Sigo con optimismo al ver la vida desde otro punto de vista.

Monumento al perro Nevado, estado Merida, Venezuela

Estoy muy contenta de estar aquí en Hive, gracias a que @rosa4r, mi hermana de crianza, me habló de esta maravillosa plataforma. Pienso escribir en mi blog sobre reflexiones, vivencias,recetas de dulces criollos y plantas medicinales.

Agradezco altamente a @rutablockchain por la paciencia al momento de enseñarnos , y a @bluemist, por su programa de adopción, lo cual es de gran colaboración para todos.

Sé que debo aprender, y estoy dispuesta. La vida me ha enseñado que debo seguir adelante, a pesar de todas las dificultades. Te animo a que si te caes, levántate con más fuerza, la vida es bella.

Gracias por leer y comentar.

Hasta la próxima.

Mis redes sociales:
Instagram: @fresitacar
Facebook: Carmen Martinez

La foto de portada fue tomada con mi teléfono Blue y las demás son de mi álbum personal.

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English

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Hello, friends of HIVE, my name is Carmen Martinez, I am 46 years old, the second of eight siblings.
I live in Margarita Island, Venezuela, and since I was a little girl I have liked to travel and visit different places.

I am characterized by being a kind, caring, loving person with all the values that I have been taught at home, where learning really begins. I am going to tell you a little bit of my story.

A very whimsical craving

When I was 15 years old, as a high school student, one day like any other, I craved mangoes. In the backyard of the house there were bushes, and one of them had only one ripe fruit that was the one I wanted because the others were green.

I looked for a metal stick and climbed the tree. I heard the voices of my cousin telling me several times to get down from there. I didn't pay attention and when I got distracted, I touched the high tension electric wires with the stick and I got hooked.

Everything happened very fast, as if I was watching a movie. The tree lit up and I was still in it and I said to myself, "My God, how did I kill myself here? Without being able to scream and without
I could not get down, I saw my family desperate on the ground.

My parents and younger sister

That day was a tragedy, everyone was screaming. My uncle Jose, my foster dad, knelt down at that moment calling Jesus Christ, while the neighbors called the firemen. I think that's really what saved me. I finally fell to the ground.

The next day I woke up in a hospital center, having 80% of my body burned. It was really hard, I was very serious for several weeks.

Every morning, when I was being treated, my mother suffered in silence because it was very painful for me. Only someone who has lived through a similar experience could understand.

Because the current went through my arms, the doctors talked to my family and made the decision to amputate only my left upper limb, even though the tendons were burned in both of them. This took away my will to live, I was in my teens.

I thought a lot about facing reality, having to go out in the street made me afraid of rejection from people, from my classmates and that they would make fun of me. But today I thank God, my family, and all the people who helped me and encouraged me to continue.

My aunt Juanita, who raised me, my dad and me at graduation

I got up, friends, continued my studies, got my baccalaureate, and then pursued my career in Integral Education, going on to get a master's degree in Planning and Evaluation.

While I was studying I started working as a classroom teacher in a public school and then in the coordination of the same. There was no impediment to do two things at the same time. I was in this school for 20 years of service.

Recognition for years of service as a classroom teacher

Some time later I underwent medical examinations because I felt internal fatigue, my blood pressure dropped, I felt very tachycardia and had difficulty breathing. I could not sleep.

They gave me wrong diagnoses until I finally visited a doctor who repeated the tests again and found what I was having.

A new health challenge
The doctor diagnosed me with an Atrial Septal Defect (ASD) and explained that I had to undergo an "open heart" surgery in the city of Caracas. That was another challenge in my life.

My spirits were low because it was a high-risk operation, since few people survive with this type of condition.

One day I heard in a Christian church a message from a cardiologist about healing and science. I really took what he said to heart and it gave me strength. I talked to my family and prepared the trip.

In Caracas I went to several doctor's appointments and had the tests for the operation done again. Now that I was calmer, I trusted in God that everything would go well.

The operation lasted six hours and was successful. It was in 2012. They corrected the imperfection. However, the following day I had a pulmonary effusion, and I was unconscious for a long time, having to be resuscitated with electroshock, having to be opened on one side to drain the liquids.

In a river in the state of Mérida, Venezuela

I came back to life but I was still in serious condition. Doctors from different specialties visited me and at the head of my bed was the oxygen machine, among others.
The doctors did not know what else to do. I was conscious and only implored the Creator.

The next day, at dawn, one of my sisters knelt near me and began to pray asking God to heal me while she ran her hands over my head. She finished praying and said these words to me: "Calm down sister, God already told me that He was going to heal you and you will no longer depend on oxygen.

I assure you that not five minutes passed when the fluid began to come out of my lungs. When the doctor came into the room, he examined me and saw the container where the liquid was expelled, and he told me: Carmen, let's remove that mask, you are already better, and so it was. I recovered completely, thanks to my Almighty God.

Monument to the Nevado dog, Merida state, Venezuela

I am very happy to be here on Hive, thanks to @rosa4r, my foster sister, who told me about this wonderful platform. I plan to write in my blog about reflections, experiences, recipes of creole sweets and medicinal plants.

I am very grateful to @rutablockchain for her patience in teaching us, and to @bluemist, for her adoption program, which is a great collaboration for all of us.

I know I must learn, and I am willing. Life has taught me that I must keep going, despite all the difficulties. I encourage you that if you fall, get up stronger, life is beautiful.

Thanks for reading and commenting.

See you next time.

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Instagram: @fresitacar
Facebook: Carmen Martinez

The cover photo was taken with my Blue phone and the others are from my personal album.

The translation was done with DeepL