Les doy la más cordial bienvenida a todas las chicas, jóvenes, mujeres, señoras, damas de la comunidad y toda la colmena. Hoy les traigo esta propuesta motivada por el orgullo que siento de ser mujer y la satisfacción que me da tener este rol en la sociedad. También por todas las mujeres que me precedieron y lucharon por el lugar que tenemos en la sociedad actual. En algunos casos, como ocurre con todo en el mundo, lamentablemente el género se ha desacreditado y distorsionado su imagen, por varias razones.

Pero lejos de eso, la intención de esta propuesta es que todas nos rindamos tributo, unas a otras, expresando un punto de vista, como mujeres, el cómo desde nuestra aparición en el mundo hacemos la diferencia en cada acción que desempeñamos. Orgullosa de pertenecer a éste género aquí comparto con ustedes ciertas apreciaciones positivas y negativas que tengo sobre mi género, de mí misma, de las mujeres de mi familia y por qué no de todas ustedes.

La mujer que conocemos actualmente nos da una clara y convincente idea de lo que la mujer ha hecho por la existencia, el mundo, la sociedad y por sí misma. Si bien es cierto que en los inicios de su existencia se menosprecio de cierta forma su función en la vida, ella misma se abrió paso ante el hombre, luchando por sus derechos y buscando su desarrollo.

En algunas naciones aún se les subestima y se les siguen negando algunos derechos pero no en la mayoría. Lo que más admiro de nosotras es nuestra capacidad de enfrentar las adversidades y en cualquier caso o circunstancia que nos encontremos, las mujeres siempre tenemos algo que dar y por qué luchar. No nos rendimos con facilidad.

Uno de nuestros grandes defectos es a veces dar más de lo que tenemos por los demás y nos olvidamos de nosotras mismas, especialmente cuando somos madres. Sin embargo, como en todo, existen excepciones, también hay mujeres que se enfocan solo en sí mismas y olvidan el resto. Debe haber un equilibrio, a veces es difícil lograrlo.

En definitiva y, sin menospreciar la función del hombre en la existencia y las sociedades del mundo, lo cual es muy importante, las mujeres somos irremplazables. Nuestras cualidades son insuperables en un solo ser, ternura, amor, creatividad, sensibilidad, sensualidad, belleza, fuerza, tenacidad, firmeza, profesionalismo, decisión, emprendimiento, resistencia, versatilidad, entre muchas otras virtudes que son únicas en nuestro género.

No obstante, también tengo que reconocer que hay ciertos aspectos por superar para ser cada día mejores. El primero y más notable es ese celo y competencia implacable con nuestras semejantes que, en algunos casos, termina por socavar nuestro espíritu y empaña nuestra imagen. Tal vez es algo normal como seres humanos pero no debemos llegar al extremo de descuidar nuestro bienestar por perjudicar a otras. Todas tenemos luz propia para brillar.