La ambición mueve al humano al crecimiento, pero se vuelve pesada carga si no se le da descanso. Hay que saber jugar al juego: desear y soltar. Luego volver a desear. Y otra vez soltar. El cuerpo avisa cuando es momento de parar. Algo te empieza a doler, los hombros, la espalda, el culo, los pies. Ya cuando hay dolor es hora de parar, así es el lenguaje del cuerpo.
Siento mucha incertidumbre aún, no logro encontrar algo a lo que aferrarme. Pero algo bueno ha salido de esto, me propuse un plazo para cambiar de vida. Un año. Desde hoy comienzo el conteo regresivo de 365 días para levantar el vuelo. Hasta ese entonces hay varias cosas que me interesa lograr.
Pero se supone que este blog es para expresar las cosas más sutiles. Tal vez mi problema es que me he vuelto muy realista. Antes, cuando creía con fe ciega en las fantasías de mi ser todo pintaba más bello. Ahora solo observo esta realidad, que llega a ser muy cruda en ocasiones.
La continuidad del actuar en concordancia con las conversaciones internas genera armonía entre lo interno y externo. Si por dentro decimos que es necesario aceptar el dolor, entonces también debemos ser capaces de trabajar esa idea en lo externo.
Recordar siempre: desear una experiencia positiva crea una experiencia negativa, mientras que aceptar una experiencia negativa es en si una experiencia positiva.
El día avanza a un paso estable, se pasa por distintas emociones, unas cómodas y otras no tanto. A ratos sale el sol, luego se nubla y sopla el viento. La promesa de libertad a través de trabajar la tierra no era tan cierta, es un eterno seguir solucionando problemas que crecen como el pasto. Tal vez solo es cosa de paciencia, y ya llegará el día en que los frutos son lo suficientemente abundantes como para sentirse realizado en la labor. Pero hasta el momento solo sigue siendo una distante promesa.
Transformar los días. Parece que esa es parte de la misión que me ha tocado en esta Tierra. Es siempre el mismo ciclo. Despierto cansado y deprimido, pero a medida que avanza el día y desarrollo mis actividades me voy fortaleciendo, voy entendiendo cosas que olvido en la noche mientras sueño. Todo va en subida hasta que me acuesto, normalmente agradecido de la vida. Sin embargo mis sueños suelen estar plagados de inseguridades y miedos, y toda esa energía se pierde por lo que debo volver a comenzar.
Mi compañera gata (Nezuko) me exige que le dé comida. Ella llegó sola aquí al bosque y acepté que podía dormir dentro de la casa pero que ella solita debía conseguir su alimento. No sé cómo pasó pero terminé dándole comida todos los días. Mi alimentación es vegana así que supuse que ella cazaría ya que dicen que los gatos son muy carnívoros. Pero la verdad es que le gustan mucho las legumbres y no tiene motivación alguna por cazar. Una vez la vi con un ratón en la boca, pero ha sido la única vez. Quizás en las noches hace sus cacerías.
De todas formas me es muy irritante que me exija comida, sobre todo si aún tiene comida en el plato. Gatilla una ira terrible en mi ser ya que no era parte del trato que yo la alimentara. Quizás así se siente Dios cuando le pedimos cosas siendo que ya tenemos mucho que agradecer y disfrutar. Debemos ser unxs niñxs muy irritantes para la divinidad jeje.
Gracias por tu atención.
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