"Amarillo como el sol caliente que despierta en la mañana y llena de energía a quienes saben valorar su calor, como el calor que hay dentro de un corazón deseoso de amar, calor que mantiene cálido el querer en medio de los días fríos del mundo en que vivimos.
Días fríos que amañan los sentimientos de tantos individuos, individuos que pasean por la vida como hoja que es llevada por el viento, sin ningún propósito, sin ningún motivo. Su corazón es negro, negro por el pesar de cargar con tantas luchas atenuantes, que deja sin sabor su ser.
Un ser que deambula entre un mundo lleno de maldad y temor. Hay algunos ojos que aún miran al cielo, llenos de lágrimas, llenos de dolor y de tristeza. Lágrimas que esperan convertirse en algarabía y regocijo, pero que, por la imprudencia de un mundo cruel, tan solo han caído al suelo sin ser apenas percibidas.
Algunas de esas lágrimas apenas se asoman por las ventanas de la vida, apenas se asoman por el curso de los ojos, apenas se detienen en las orillas de los párpados hinchados al ver la aflicción. Algunas bajan al corazón, descienden sin detenerse, bajan con el deseo de que refresquen los corazones maltratados.
Bajan con la esperanza de que todo cambie para siempre. Su deseo es que el calor del sol caliente y mantenga viva la esperanza amarilla del corazón en que anidan, y en el que desean salir, en ojos achinados de sonrisa"
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