Cuando decidas hacer algo y se presenten inconvenientes, obstáculos y cosas inesperadas que te paralizan y te detienen en el camino; cuando esto te suceda mira al cielo, levanta tus manos y dale gracias a Dios y dile; Señor, ¿Qué quieres que yo haga?
El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿Qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer.
Hechos 9:6
Porque muchas veces Dios te detiene en el camino que lleva para direccionarte y salvarte de aquellas cosas que tú no puedes ver, pero que Él sí puede ver y detener.
Señor, ¿Qué quieres que yo haga? Esta actitud fue la del apóstol Pablo camino a Damasco. Dios se fijó en él y quiso sacarlo del camino incorrecto que llevaba, dándole dirección y una nueva visión.
Por eso cuando eres detenido en el camino, sea por lo que sea de forma natural, levanta tus manos al cielo y dile al Padre: Señor, ¿Qué quieres que yo haga?
Ríndete a Él y espera en Él para que sea direccionado y Él te dé la sabiduría y la visión correcta para esa nueva temporada.
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