Un buen día llegaste a Hive y dejaste tu impronta como pocos saben hacerlo, hermano -corrijo-, como solo tú sabes hacerlo. En la retina, el recuerdo de aquella tarde en la que salí de casa a comprar aquella botella de vino para el episodio 22 que resultó ser una gozada de charla. ¡Por más años en Hive y más tiempo trabajando de la mano!
Te abrazo, amigo mío.
También recuerdo esa memorable charla estimado amigo. Ese vino, ayudo a desnudar tu alma y que puedas explayarte, como lo hiciste.
Te envio un abrazo a la distancia y te deseo el mayor de los éxitos.
¡Saludos!
La verdad sea dicha, el vino solamente fue un acompañante; soy un hablador hasta por los codos y pocos filtros tengo para mostrar mis colores (aunque eso, en ocasiones, me juegue en contra, amigo).
¡Te abrazo fuerte, hermano! ¡Se te quiere!