He tenido un diamante en mis manos
he palpado una joya reluciente
mucho más valiosa que el oro
más hermosa que el jazmín
He llegado a ver un angel reluciente
no podría describirlo con palabras
escapa a mi imaginación limitada
pero juro que es verdad.
Me encontraba perdido en la vastedad de la noche,
en un mundo sombrío que carecía de luz.
pero entonces apareció, como un destello celestial,
rompiendo las sombras con su fulgor inmortal
para ayudarme a reincorporarme,
y que siguiera con mi camino trazado.
Sus ojos dos luceros danzando en un cielo estrellado,
me miraron con una ternura que atravesó mi alma
su sonrisa, más cálida que el sol del amanecer,
me devolvió la fe que creía haber perdido,
fue esa fuerza, ese segundo aire,
que impulsa tu pecho con energía
y que da la fortaleza del mismo semidios.
No era solo su belleza lo que me dejó sin aliento,
sino la pureza de su espíritu noble
cada palabra que pronunciaba era como un himno,
y cada gesto suyo un poema hecho vida.
Ese ángel, tan cercano y tan lejano a la vez,
me enseñó que la magia aún habita en este mundo
y aunque ya no puedo tocar su resplandor,
lo llevo conmigo en mi corazón.
I have held a diamond in my hands,
I have touched a radiant jewel,
far more valuable than gold,
more beautiful than jasmine.
I have seen a shining angel,
a vision beyond words to describe,
escaping my limited imagination,
but I swear it is true.
I was lost in the vastness of the night,
in a shadowy world devoid of light,
but then it appeared, like a celestial glow,
breaking the darkness with its immortal brilliance,
helping me rise again
and continue along my destined path.
Its eyes, two stars dancing in a starlit sky,
looked at me with a tenderness that pierced my soul.
Its smile, warmer than the morning sun,
restored the faith I thought I had lost.
It was that force, that second wind,
that fills your chest with energy
and grants the strength of a demigod.
It wasn’t just its beauty that left me breathless,
but the purity of its noble spirit.
Every word it spoke was like a hymn,
and every gesture, a poem brought to life.
That angel, so close yet so far away,
showed me that magic still dwells in this world.
And though I can no longer touch its radiance,
I carry it with me in my heart.