Soy un viajero y San Cristóbal mi patrono.
Me muevo por los desiertos de mi pasado.
En la búsqueda del oasis de una memoria agradable.
Bebo de la alegría de mi yo más joven pero no me estaciono.
Puesto que, aunque lo mire y sienta, el pasado me ha abandonado.
Mis pasos desvanecen en el camino de un pasado inhabitable.
Soy un viajero y San Cristóbal mi patrono.
Me muevo por un multiverso de posibilidades.
En la búsqueda de un futuro hipotético, envidiable.
Bailo entre los sucesos que mi yo alterno vive y que ambiciono.
Más continuo mi camino, ese destino no se me fue otorgado.
Mantengo mis pasos alejándome de un universo inestable.
Soy un viajero y San Cristóbal mi patrono.
No sé cuánto tiempo he mantenido este paso cansado.
O el momento exacto en que el presente se volvió insalvable.
Con el momento actual pocas veces me obsesiono.
Pero cuando mis pies ya no responden a mi deseo de estar caminando.
Es que soy consciente de que el momento presente es único e invaluable.
