Un día te vi por el valle de las diosas,
volando junto a las mariposas
por interminables jardines de rosas.
Sonreí a tu osadía al ver que ese día,
sin ningún temor me confesaste tu amor.
Corazones chispeantes de luz
iluminan nuestro camino.
Por un mar profundo y engañoso
de misterio prohibido.
Resultado de años de agonías,
sufrimiento impuesto de mis amores de aquellos días.
Más tu cariño salvador rescató mi corazón
del abismo de horror, para dar paso al color.
Para que llorar para que sufrir,
sí desde que te conocí
en tus labios puedo amar y en tu cuerpo surgir.