Poesía: Renaceremos como el Fénix / Poetry: We'll be reborn like the Phoenix [Eng-Esp]

¡Hi, mis hermosos gislanders!
Hoy les comparto un texto literario de mi autoría,
espero los deleite, inspire y fidelice a mi arte.


Hey, my beautiful gislanders!
Today I share with you a literary text of my authorship,
I hope it will delight you, inspire you and make you loyal to my art.

-Español/Spanish-

Renaceremos como el Fénix

El cambio en el aire fue infalible.


El descaro y el encanto dibujado en su rostro.


El sudor en su camisa y el calor que desprendía de su piel. Tez clara y ojos cafés con motas doradas, inundando mi sentido. Fuerza bruta y astucia corriendo por sus venas. Músculos resistentes haciendo vibrar el suelo a mis pies. No pude resistirme cuando él lucía de esa manera. Depredador canino seduciendo a los pasos que daba. Todos anhelan ese amor que te consuma en todos los sentidos. Que te queme más que el sol, que te moje más que el agua. Vislumbrando la capacidad de devoción que yo necesitaba.


No, no podíamos mantenernos lejos. Las manos adheridas a nuestros cuerpos. Agradecidos de que llegara el fin de la semana para vernos. No, era demasiado y aún quería más, mucho más. Inhalándonos como adictos al opio. Éramos ceniza y polvo, revolcándonos sin saber e importarnos donde iniciaba uno y donde acababa el otro.


Gritando promesas al aire y dejando marcas en tu cuello. ¿Acaso no pudimos ver que estábamos cayendo en tentación? No fui capaz de ver que eras tóxico. Ese químico adictivo que te hace dependiente.


Nadie se conoce más que uno mismo. Dije tantas mentiras para poder estar juntos. Intentando protegerte de los demás. Y nunca me alcanzó para guardar un escudo por si acaso.


Nadie quiere quedarse solo en la oscuridad. Un par de veces de contemplar no tenerte a mi lado, no fueron suficientes para acertar cuan sádico fue el dolor.


Tú no sabes cómo es que le pertenezcas a alguien.
Y que luego alguien esparza tu corazón alrededor.


Convencidos de que nos amaríamos hasta que el mundo desapareciera. Arrancando las plumas de nuestras alas para ganar un poco más de tiempo. Viendo consumir los leños ardiendo mientras contemplábamos nuestros deseos detestablemente mortales. Siempre seguí el camino que tomaras sin importar en donde terminara.


Presentía que podías tener maldad en ti, pero adorabas hacerme adivinar. Una sonrisa desvergonzada me atrapaba y me lanzaba en el aire sin vacilar. Magnificando cada uno de nuestros sentimientos. Supimos que algunas veces nos sostuvimos solo por el miedo de estar solos.


Existió una vez dos ángeles en el paraíso, que miraron dentro de sus corazones sintiendo adoración por el otro y cayeron sin previo aviso convirtiendo en el descenso sus alas antes del color de una perla, al oscuro matiz de nuestras pupilas. Al término del abrupto declive, ante las puertas del inframundo, decidieron insolentarse una vez más ante los ojos de los Dioses. Media vuelta dieron y desencadenaron en el mundo la perversión y el fervor de entregar a otro el corazón. Haciendo que cada uno de los demonios en el averno lloraran por la ironía de haber encontrado el amor en un lugar roto y sin compasión.


Dicen que es mejor haber amado y perdido que nunca haber amado. No me cabe duda que quien lo haya dicho no había sentido el vacío agónico que queda tras haber perdido el amor que te devora tan vorazmente, aunque sea una vez en la vida, si posees la ventura.


Nos conocimos en el momento en el que solo esperábamos el apocalipsis. Fuiste mi oxígeno en medio de la tormenta de humo nocivo. Estuve trabada en la cascada de tu personalidad. Mi corazón latía efusiva y ansiosamente fuerte. Un solo toque tuyo y mi reactor nuclear se sobrecargaba. Me llevaste a los límites de la ley y la moralidad en el perímetro de tu responsabilidad. No podía pensar en el peligro y las consecuencias de tus labios cayendo en los míos. Tan intensa era la energía de nuestra expectación queriendo descoser nuestras vestiduras, que electrificaba el pequeño espacio del ascensor encerrado con nosotros en su interior. Compitiendo, desesperadamente queriendo tomar el control. Te tenía en mis venas nutriendo el furor de mi alma. Mi cuerpo fue tu tierra de conquistador. Y como libertador desencadenaste los placeres de la carne sin temor.


Ahora puedo bramar a los vientos del norte mis confesiones. Estuve temblando por anticipar tu invasión sobre mis lunares. Te dejé tomar el control apenas te presentía cerca. Me llevaste a lugares que en la vida hubiera visto antes. Sabía con vehemencia que nada malévolo me pasaría estando a tu lado. Pudiste atrevidamente manipular mi temple en la cima de la desvergüenza. Me aferré a ti como al único salvavidas en medio del mar Adriático. Pudimos zambullirnos en la oscuridad y aún respirábamos sin dificultad.


Al alejarte me despojaste de la vista que una vez me proporcionaste. Al separarte privaste el calor de tu cuerpo que al frío ahuyentaba. Al retirarte desequilibraste los átomos que una vez me formaban.


Habría matado y muerto por ti. No importan cuantos momentos nos sostuvimos. No importan cuantos recuerdos creamos. No importan cuantos hilos me unen a ti. ¿De qué valen ahora que se ha desvanecido la palabra “nosotros”?


Tu mano serpenteando en la piel de mi espalda fue el despertar de mis mañanas. Hay tantas cosas que aún pudiste descubrir de mí. Tantos secretos, recovecos y detalles en los que te fijarías si no hubieras dimitido.


Entiendo tus razones, sin embargo eso no lo hace más fácil. ¿Lo peor de todo? No puedo molestarme contigo, aunque quiera, no puedo. Y jamás te odiaría, ojalá pudiera. Sigo convenciéndome de que así sería menos complicado, menos doloroso.


Lo gracioso de todo es que se quema mi piel en los últimos lugares donde me besaste. Es el peso de todo lo que planeamos y pudo ser. Escudriñaste en mi esencia desmesuradamente durante años. ¿Y realmente esperabas que no me doliera el que se quemara la casa de nuestras memorias? Te deseo la suerte de que no apuestes por una doncella que solo quiera montar al toro una vez.


Me siento tan tonta por ti, pero ahora solo quiero que pare. Muchas veces te imploré y demandé que si llegaba el momento de la conclusión fueras sincero. Y en el abismo, el cinismo del destino se ríe de mi cuando apetezco que me mientas. Los estruendos de mi espíritu asustado de perder algo más que a un amante. Todos tus recuerdos en mi teléfono, borrados en un arrebato de dolor. El anillo que adornaba en oro, granate y cristal, arrojado a un costado. Intentando no producir ningún ruido mientras un desgarrador llanto fluía de mí. El collar que te representaba, separado de mi cuello y golpeado contra un muro. Las piernas me temblaban y mis fuerzas habían hecho sus maletas y zarpado lejos. Los votos, memorizados y religiosamente citados cada una de mis noches antes de dormir, despreciados con ardor y de ningún modo vueltos a recitar como arrullo en mi mente.


Esa noche en mi retraimiento sentí como algo me abandonaba. Podía escuchar a mi corazón rompiéndose, a mi rompiéndome. Y me sentí estúpida…


Para mí fue inevitable no sentirme extraña los días posteriores al frenesí. Las coincidencias de pensar o incluso actuar de manera similar sin planearlo, antes lo recibía y lo celebraba con éxtasis en mi interior. Y luego fue imposible no considerarlo una burla. Fui consciente de todos los pensamientos ligados a ti que revoloteaban infatigablemente en mi mente durante mis horas lúcidas.


Empacaste mis recuerdos y tus camisas. Empaqué tus besos y mis zapatos. En mi maleta el cepillo de dientes que me regalaste y las madrugadas en las que a mi te acurrucaste. Si no dejas esta ciudad nunca lo lograrás. Y si nunca te dejo en el pasado no podré avanzar.


Admito con un desagradable sabor en mi boca, que nuestra historia fue sublime.


Te enviaré el resto de mi amor en un telegrama. Evitaré que algo me detenga y me arrastre hasta ti como antes me había tentado. Tengo bolas de acero de una mujer fuerte, de modo que esto también pasará. Retomaré el control de mi vida y celebraré el estar viva. Intentaré no compararte con otros en mi lecho. Y obviar que como tú no habrá nadie. Aceptando la simpleza de ese hecho. Y aún cuando se sienta incorrecto descansar en la cama de alguien diferente, sabremos que es el camino correcto al progreso y al olvido permanente. No querrás saber quién me lleva a casa ahora, pero aún te preocuparás por mí. Estarás al otro lado del mundo y sonreirás cuando algo te recuerde a mí. Arrastraré conmigo tantas de tus mañas, como tú de las mías. Hasta que aprendamos las costumbres de otros turistas con el potencial de quedarse.


Algún día nos reencontraremos y sabremos de memoria cómo nos gusta tomar el café Latte. Podré desempolvar el libro de Jane Eyre y sentirme satisfecha de habértelo leído en su momento. Disfrutarás de las películas con las que una vez te reíste a mi lado hace tanto tiempo. Y de alguna manera estar agradecidos de habernos conocido. Renaceremos con cada relación que tengamos. Como el ave Fénix al inicio de cada ciclo.

-Inglés/English-

We'll be reborn like the Phoenix

The change in the air was unerring.


The sass and charm drawn on his face.


The sweat on his shirt and the warmth he exuded from his skin. Fair complexion and brown eyes with flecks of gold, flooding my sense. Brute strength and cunning running through his veins. Tough muscles vibrating the ground at my feet. I couldn't resist when he looked like that. Canine predator seducing with every step he took. Everyone craves that love that consumes you in every way. That burns you more than the sun, that wets you more than water. Glimpsing the capacity for devotion I needed.


No, we couldn't stay away. Hands glued to our bodies. Grateful for the end of the week to see each other. No, it was too much and I still wanted more, much more. Inhaling us like opium addicts. We were ash and dust, rolling around without knowing or caring where one began and the other ended.


Shouting promises into the air and leaving marks on your neck. Couldn't we see that we were falling into temptation? I wasn't able to see that you were toxic. That addictive chemical that makes you dependent.


No one knows you better than you know yourself. I told so many lies so we could be together. Trying to protect you from others. And I never had enough to keep a shield just in case.


No one wants to be left alone in the dark. A couple of times of contemplating not having you by my side, wasn't enough to get right how sadistic the pain was.


You don't know what it's like to belong to someone.
And then to have someone scatter your heart around.


Convinced we'd love each other till the world disappeared. Plucking feathers from our wings to buy a little more time. Watching the burning logs consume as we contemplated our detestably mortal desires. I always followed the path you took no matter where it ended.


I had a feeling you might have evil in you, but you loved to keep me guessing. A shameless smile would catch me and launch me into the air without hesitation. Magnifying our every feeling. We knew that sometimes we held each other only for the fear of being alone.


There once existed two angels in paradise, who looked into their hearts feeling adoration for each other and fell without warning turning in the descent their wings once the color of a pearl, to the dark hue of our pupils. At the end of the abrupt decline, before the gates of the underworld, they decided to insolent themselves once again before the eyes of the Gods. They turned around and unleashed in the world the perversion and fervor of giving someone else's heart. Making each of the demons in the underworld weep at the irony of having found love in a broken and unsympathetic place.


They say it is better to have loved and lost than never to have loved at all. I have no doubt that whoever said it had not felt the agonizing emptiness that remains after having lost the love that devours you so voraciously, even once in a lifetime, if you possess the fortune.


We met at the moment when we were just waiting for the apocalypse. You were my oxygen in the midst of the noxious smoke storm. I was caught in the cascade of your personality. My heart was beating effusively and anxiously strong. One touch from you and my nuclear reactor would overload. You pushed me to the limits of law and morality at the perimeter of your responsibility. I couldn't think of the danger and consequences of your lips falling on mine. So intense was the energy of our anticipation wanting to unravel our garments, that it electrified the small space of the elevator enclosed with us inside. Competing, desperately wanting to take control. I had you in my veins nourishing the fury of my soul. My body was your land of conqueror. And as a liberator you unleashed the pleasures of the flesh without fear.


Now I can bellow to the north winds my confessions. I was trembling to anticipate your invasion over my moles. I let you take control as soon as I sensed you near. You took me to places I'd never seen before. I knew vehemently that nothing malevolent would happen to me by your side. You were able to boldly manipulate my mettle at the peak of shamelessness. I clung to you like the only life preserver in the middle of the Adriatic Sea. We were able to dive into the darkness and still breathe without difficulty.


By pulling away you stripped me of the sight you once provided. By separating you deprived the warmth of your body that chased away the cold. By withdrawing you unbalanced the atoms that once formed me.


I would have killed and died for you. No matter how many moments we held each other. No matter how many memories we created. No matter how many strands we tied me to you. What are they worth now that the word "we" has vanished?


Your hand snaking on the skin of my back was the awakening of my mornings. There are so many things you could still discover about me. So many secrets, nooks and crannies and details that you would have noticed if you hadn't resigned.


I understand your reasons, however that doesn't make it any easier. The worst of it? I can't be upset with you, even if I wanted to, I can't. And I would never hate you, I wish I could. I keep convincing myself that it would be less complicated, less painful that way.


The funny thing about it all is that it burns my skin in the last places you kissed me. It's the weight of all that we planned and could have been. You sifted through my essence inordinately for years. And did you really expect me not to ache for the house of our memories to burn down? I wish you luck that you don't bet on a maiden who only wants to ride the bull once.


I feel so foolish for you, but now I just want it to stop. Many times I implored you and demanded that if the time came to the conclusion you would be sincere. And in the abyss, the cynicism of fate laughs at me when I crave you to lie to me. The rumblings of my spirit scared of losing something more than a lover. All your memories on my phone, erased in a fit of grief. The ring I adorned in gold, garnet and crystal, tossed to the side. Trying not to produce any noise as a heartbreaking cry flowed from me. The necklace that represented you, detached from my neck and slammed against a wall. My legs trembled and my strength had packed its bags and sailed away. The vows, memorized and religiously quoted each of my nights before bed, scorned with ardor and in no way recited again as a lullaby in my mind.


That night in my withdrawal I felt something leave me. I could hear my heart breaking, me breaking. And I felt stupid...


For me it was inevitable not to feel strange the days after the frenzy. The coincidences of thinking or even acting similarly without planning it, I used to welcome it and celebrate it with ecstasy inside. And then it was impossible not to consider it a mockery. I became aware of all the thoughts linked to you that flitted indefatigably in my mind during my lucid hours.


You packed my memories and your shirts. I packed your kisses and my shoes. In my suitcase the toothbrush you gave me and the early mornings you cuddled up to me. If you don't leave this city you'll never make it. And if I never leave you in the past I won't be able to move forward.


I admit with an unpleasant taste in my mouth, that our story was sublime.


I'll send you the rest of my love in a telegram. I'll keep anything from stopping me and dragging me to you as I've been tempted before. I have balls of steel from a strong woman, so this too shall pass. I will take back control of my life and celebrate being alive. I will try not to compare you to others in my bed. And obviate that there will be no one like you. Accepting the simplicity of that fact. And even when it feels wrong to rest in someone else's bed, we'll know it's the right path to progress and permanent oblivion. You won't want to know who's taking me home now, but you'll still care about me. You'll be on the other side of the world and smile when something reminds you of me. I'll drag as many of your quirks with me, as you do of mine. Until we learn the ways of other tourists with the potential to stay.


Someday we'll meet again and know by heart how we like to drink our latte. I'll be able to dust off Jane Eyre's book and feel satisfied that I read it to you at the time. You'll enjoy the movies you once laughed along with me so long ago. And somehow be grateful that we met. We will be reborn with every relationship we have. Like the phoenix at the beginning of each cycle.

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