La guerra es tangible desde hace unos días, y las noticias así lo reflejan. Bombardeos, amenazas, fuego, cenizas, llantos son el común denominador en las redes sociales, pues un grupo de los primates evolucionados se ha salido de control. Tal vez ser llamado primate puede ofender a muchos, más lastimosamente hablo desde la Biología, hablo desde la realidad.
Nos lamentamos al escuchar las noticias y ver soldados caídos, civiles muertos, y edificios destruidos, y si bien es cierto, es triste para la especie, no imaginan cuanto lo resienten los ecosistemas que están siendo afectados ¿Hasta cuándo pensaremos en nosotros nada más? Y a la final, tiene más valor que aquello material que se esté deteriorando, pues cada ser vivo mantiene una función en el planeta, a excepción del humano.
La naturaleza está siendo profundamente afectada, pero sólo gritan en silencio. Mientras, un grupo habla de armas nucleares y el número de personas que ven Chernobyl en netflix aumenta ¿Estamos realmente afectados con lo que está sucediendo? Es una buena pregunta que la mayoría deberíamos hacernos.
Cada 6 de noviembre, se celebra el Día Internacional para la prevención de la explotación del Medio Ambiente en la guerra y los conflictos armados ¿Sólo una fecha? Es importante preguntárselo no solo a la ONU, sino a la humanidad que disfruta de poder, e incluso a los que estamos haciendo silencio.
Dejar solo de pensar si la guerra afectará el precio del Bitcoin como lo hizo al principio, podría ser valorado por GAIA, sí, la Tierra, la pachamama, que nos brinda oxígeno e insumos y que se deteriora cada día más ante la inclemencia humana.
Para Cervantes ciencia @alexaivytorres
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