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Nunca te pares

in #enlace4 years ago

"Never stop the train | Railway track" by diloz is licensed under CC BY 2.0
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Como viene siendo habitual, mi tendencia filosófica vuelve a rienda suelta por estos lares. He tenido unos días moviditos, de nuevos proyectos y, de algún modo, nuevos mundos. Especial mención antes de comenzar a los proyectos de curación @la-colmena, @hispapro, @curangel, @celfmagazine y @alebrijes. No tengo claro si he de hacer algún tipo de gestión especial para que mi publicación pueda ser 'curada', por tanto les menciono aquí y, si es así, les ruego me hagan saber lo que he de hacer, pues no he sabido encontrar previamente información al respecto en sus perfiles. Muchísimas gracias de antemano y empezamos.

Muchas veces, y me ha pasado, dedicamos ingentes cantidades de nuestro tiempo a idear un proyecto que al final lo acabamos idealizando y, así, lo que se presentaba como una serie de acciones a llevar a cabo de forma inminente se acaba transformando en una idea de futuro que jamás tendrá un lugar en la realidad. El mundo en el que vivimos tiene muchas desventajas pero es innegable que también gozamos de muchas ventajas con las que hace unos años jamás hubiéramos podido siquiera soñar. Pero si hay un adjetivo que describe a la perfección la era que nos ha tocado vivir es su complejidad. El mundo en el que vivimos es ante todo complejo. Miles de opciones, cientos de formas, decenas de estilos, caminos, itinerarios, combinaciones... Llámenlo como quieran pero, cada persona tiene hoy la oportunidad de construirse una vida como si del juego de los Sims se tratara. Vaya por delante que nunca he jugado a ese juego tan famoso pero la comparativa me venía de perlas. En cualquier caso tampoco tengo nada en contra del juego en sí. Lo que sí tengo es un problema con la complejidad de nuestra época.

Antes de continuar conviene realizar otra comparativa y es que, la sobreinformación es una metáfora de nuestra era; recibimos ingentes cantidades de información diariamente en redes sociales, medios de comunicación y medios de comunicación que están en redes sociales. Es la pescadilla que se muerde la cola. Tenemos cientos y me atrevería a decir miles de posibilidades cuando leemos la prensa. Elegir se hace difícil y estar realmente informado lo es aún más. Ahora no es el periodista sino el ciudadano el que debe trillar la información que recibe, filtrarla y de cierta forma, limpiarla para conseguir esa ansiada imagen lo más fiel posible de la realidad. En este sentido y como he señalado, tenemos cientos de posibilidades donde elegir, mil formas distintas de informarnos y, pues con la vida ocurre lo mismo.

Dicho lo cual, todas las formas distintas con las que podemos construir un modelo de vida o un camino propio son tantas y las podemos combinar de tantas maneras que un trabajo como el que hacemos cada día con la prensa en mayor o menor medida, se hace no necesario sino imprescindible para poder siquiera saber lo que vamos a hacer mañana por la mañana. Esta situación nos lleva a movernos con base en dos modelos distintos de pensamiento: los sentimientos y el razonamiento. No voy a entrar a definir esta parte porque está bastante claro lo que quiero decir pero lo que sí voy a hacer es dar mi opinión sobre la que creo que es la clave para salir de este embrollo, que además da título a esta publicación. Exacto: nunca te pares.

Si algo parece infalible para salir de ese estado mental de parálisis, ese algo es poner en marcha el primer proyecto que se te ocurra. Y es que hay algo llamado intuición.

A veces lanzarse con el primer proyecto que tengamos en mente es lo mejor que podríamos hacer en este momento. Evidentemente no se trata de hacer el loco. Las cosas hay que hacerlas siempre con cabeza pero tu tiempo es muy valioso y, qué mejor que emplearlo en las cosas que te gustan. Me refiero a tus aficiones como puedan ser escribir, leer o aprender sobre cualquier cosa; editar vídeos quizá. Lo importante es que alimentes todo aquello que te llame, no que te gastes los ahorros de tu vida en un vuelo sin billete de vuelta a Tailandia. Eso no. Alimentando todo aquello que te llama con pequeños gestos, pequeñas acciones, poco a poco y más temprano que tarde verás como empiezas a desarrollar, sin darte cuenta, lo que tendemos a llamar nuestro propio camino. Sin darnos cuenta, estaremos trazando la vía que nos corresponde, nuestro carril en la autopista; uno que será sólo para nosotros y que otros por seguro podrán usar pero que, para nosotros, es el más adecuado. Ahí es donde reside la falsa inceritumbre que te deja anclado a un trabajo que no te gusta porque no encuentras qué otra cosa podría darte esa falsa seguridad que crees tener con tu odiado trabajo.

No se trata, sin embargo, de dejar tu trabajo sin más porque no te gusta. Nada de eso. Pero quizá, estar atento a las señales que recibes cuando sientes que algo te gusta o te llama la atención puede marcar la diferencia. Imagina que encima desarrollas tus habilidades y conocimientos sobre esas cosas; es muy posible que acabes encontrando ese ansiado camino que realmente encaja contigo. Será entonces cuando realmente poseas una alternativa real a tu odiado trabajo. Por poner un ejemplo, es increíble la cantidad de personas (cada día más) que han conseguido dedicarse a crear contenido en redes sociales con las que ganan dinero suficiente para vivir e, incluso, vivir muy bien. Todo por hacer única y exclusivamente lo que te gusta. Es increíble.

Tú no tienes por qué ser de los que no lo consiguen. Además, hay muchas más formas de encontrar tu propio camino aparte de la que estás pensando. Sí, puede ser una opción muy popular pero a fin de cuentas es una opción más. Lo que realmente importa en todo esto es que aprendas a dejarte llevar por esa intuición que todos tenemos. Construye un espacio de positividad en tu vida no con frases vacías que parecen motivadoras sino con lo que realmente te llena a ti. Deja que ese espacio crezca poco a poco y verás que es duro, que tu día ya es agotador de por sí como para encima estar dedicando tiempo a esos pequeños proyectos pero, con el tiempo verás que merece la pena.

Lo que no se puede pensar es que va a ser fácil. Construir tu propio camino entraña un trabajo a nivel personal enorme. Precisamente porque no es uno predeterminado; es el que tú haces. Merece la pena dejarse las horas de sueño y tus descansos en esas cosas que realmente te llaman. Porque son las que te hacen realmente libre desde el momento en que te pones a ello. Es la libertad de sentir que estás haciendo lo que realmente quieres hacer. Hasta qué límites desarrollar esa libertad depende de ti y mucho más de lo que piensas. De verdad.