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De repente los árboles del bosque se sintieron viejos y cansados. Habían sido mudos testigos de las risas y juegos de los niños, de muchas historias de amor y de los lentos y tranquilos paseos de los ancianos.
El corazón del bosque había latido sereno y alegre durante varios siglos y su ofrenda de frutos y flores silvestres era abundante.
El silencio y la armonía que reinaba entre sus habitantes se llenaba de notas sublimes cuando amanecía y despertaban los pájaros cantores.
Todo acabó cuando la codicia de los hombres empezó a talar los árboles y la locura de los pirómanos empezó a calcinar sin piedad las entrañas de los bosques dejando sin morada a cientos de miles de pájaros y ardillas. El bosque sufría además por las aguas otrora límpidas de los arroyos y manantiales que empezaron a llenarse de basura.
Fue entonces cuando los pocos animales que habían sobrevivido a la barbarie humana decidieron reunirse bajo un centenario roble, para buscar una solución al drama que estaban soportando.
El león escuchó atentamente el relato de sus compañeros y de los invitados que acudieron desde la ciudad. El búho contó que en una aldea cercana había un estanque habitado por peces, ranas y tortugas.
-Hoy amanecieron muertos todos los peces del estanque y apenas han sobrevivido algunas ranas y tortugas.
Todo indicaba que la locura de los hombres era una epidemia que empezaba a contagiar a los animales.
-Vi a una tortugas que se quitaron el caparazón y se pusieron un bikini para tomar el sol alrededor del estanque"- les contó una ardilla que llevaba varias noches sin dormir por el ruido que hacían los obreros de una construcción cercana. Ya no quedaban bellotas para alimentar a su familia y tenía miedo de quedarse sin el hogar que le cobijaba uno de los pocos robles que aún permanecían en pie.
-Yo vi a una ratita con minifalda y botas" - dijo una gallina que había venido desde una granja cercana.
-¡Mis compañeras ya no quieren poner huevos" !- exclamó preocupada.
Y así prosiguieron relatando la transformación de muchos animales, que intentaban sobrevivir imitando a los humanos: Monas que no querían cuidar a sus crías y se pasaban el día mirándose al espejo, patos que se ponían a dieta, gatos que se comportaban como lobos y se divertían persiguiendo a las ardillas y a los pájaros.
Un zorro contó que había visto en un sueño a una bandada de pájaros que entraba a robar en una casa y a unos perros que se emborrachaban.
-¡Tenemos que acabar con esta pesadilla! - exclamó el león en voz alta.
Acordaron que irían a ver al mago Merlín para pedirle consejo.
Merlín escuchó con atención el relato de los animales y les prometió visitar el bosque al día siguiente.
Se presentó acompañado de tres hadas: El hada de la luz, el hada de la lluvia y el hada del bosque.
- Convertiremos a los animales desquiciados en humanos y a éstos en animales - propuso el hada del bosque.
Los humanos tendrían que vivir un tiempo en el bosque y cuando comprendieran que sus viles acciones eran perjudiciales para el planeta, se arrepentirían y cambiarían.
El hada de la lluvia enviaría durante un mes un abundante aguacero y el hada de la luz esperaría su turno para llamar al sol cuando los humanos cambiaran.
Transcurrieron treinta días y los humanos transformados en animales fueron desesperados a buscar al león para pedir perdón y prometieron cuidar el bosque.
Entonces el hada del bosque les tocó la frente con su varita mágica para que volvieran a ser compasivos y solidarios.
Merlín agradeció a las hadas su ayuda y juntó a los animales que habían ido a vivir a la ciudad con los hombres que soportaron durante un mes la vida en el bosque y les advirtió:
-Cuando volváis a vivir en armonía con el universo. no volveréis a padecer hambre ni enfermedades.
Al llegar la primavera, el bosque despertó con claros tonos de luz verde en sus hojas. Los árboles añejos rejuvenecieron y los pájaros cantores entonaron nuevas sinfonías.