Existen indicadores externos y objetivos que permiten reconocer si en verdad se tiene una experiencia interna de crecimiento y cuya ausencia nos debe hacer sospechar y preguntarnos si no hay alguna forma de autoengaño.
– Motivación de fondo por la que nos movemos. No hacia el logro, el rendimiento y las adquisiciones y sí por la ética, la serenidad y la calidad de vida.
– Actitud de disponibilidad para el servicio que la vida va pidiendo.
– Ser abnegado, eso significa que uno no acciona por o para recibir agradecimientos, recompensas o alabanzas, sino con la generosidad de no esperar nada a cambio.
– No vivir obsesionados por el éxito o el triunfo.