El paseo nocturno de Alma [ESP/ENG] Alma's night walk

in La Colmena14 hours ago
Eran las siete y media y aunque la tarde estaba fría, Alma tomo su chaqueta y salió a caminar, aburrida de estar mirando la pantalla donde se sucedían películas y programas intrascendentes, pero tan temprano para acostarse. Tomo la calle que lleva al parque junto a la vía del tren, donde tanta gente se reúne los días soleados, pero hoy y a esta hora estaría vacía, salvo por algún viandante que la atravesara en su camino hacia su destino. Al doblar la esquina se sorprendió por la cálida luz que iluminaba el lugar a la hora que está por llegar el ocaso y pensó en el buen trabajo que estaba haciendo la municipalidad, restaurando los parques y plazas de la ciudad. Pero la luz no venía de las luminarias, sino que se filtraba a través de las nubes, creando una luminiscencia diáfana y cálida que amortiguaba el frío del viento sur, que según dice viene directo del mismísimo polo sur escarchando La Pampa y las cumbres andinas. Aunque la plaza está repleta de bancas, vacías a esta hora, Alma sintió un impulso irresistible y se acercó para sentarse en la única banca ocupada por un joven de cierta estatura y agradable estampa, aunque su mirada reflejaba una edad imprecisa. Una mirada difícil de clasificar, a veces sonreía con la chispa de un bebe que descubre el mundo. Y al instante te atravesaba como descubriendo el último y profundo pensamiento aún en formación. Sentados, él a la mitad de la banca y Alma en uno de los extremos, se miraron y con una imperceptible inclinación de cabeza, se saludaron aprobatoriamente. No dijeron palabra, solo se contemplaron y en silencio permanecieron hasta que la oscuridad invadió el espacio y las lámparas eléctricas se hicieron notar. Alma y él se levantaron al tiempo, se dieron las buenas noches y emprendieron sus caminos en direcciones opuestas. La noche oscura envolvió a Alma en su camino de regreso, él no pronunció palabra, como tantas veces permaneció callado. Cuando menos, esta vez, se dejó ver.

Fuente

Alma's night walk

It was seven thirty and although the afternoon was cold, Alma took her jacket and went out for a walk, bored of staring at the screen where movies and inconsequential programs were playing, but so early to go to bed. She took the street that leads to the park next to the train track, where so many people gather on sunny days, but today and at this time it would be empty, except for some pedestrian who crossed it on his way to his destination. When she turned the corner she was surprised by the warm light that illuminated the place at the time when dusk was approaching and thought about the good work that the municipality was doing, restoring the parks and squares of the city. But the light did not come from the streetlights, but rather it filtered through the clouds, creating a clear and warm luminescence that cushioned the cold of the southern wind, which she says comes directly from the South Pole itself, frosting La Pampa and the Andean peaks. Although the square was full of benches, empty at this hour, Alma felt an irresistible impulse and approached to sit on the only bench occupied by a young man of a certain height and pleasant appearance, although his gaze reflected an imprecise age. A look difficult to classify, sometimes he smiled with the spark of a baby discovering the world. And instantly he passed through you as if discovering the last and profound thought still in formation. Sitting, he in the middle of the bench and Alma at one end, they looked at each other and with an imperceptible nod, they greeted each other approvingly. They did not say a word, they just looked at each other and remained silent until darkness invaded the space and the electric lamps became noticeable. Alma and he got up at the same time, said good night to each other and set off in opposite directions. The dark night enveloped Alma on her way back, he did not say a word, as so many times he remained silent. At least, this time, he let himself be seen.
[MY PERSONAL VISION OF THE WORLD]

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Hola, Félix

Alma salió para disipar el tedio cuando la luz se abraza con la oscuridad, y quién sabe, si el encuentro, no fuera fortuito, sino el reflejo de la introspección que todos debemos hacer en cualquier momento.

Saludos, mi amigo.