Lo que pudo ser || Relato [ESP-ENG]

in Writing Club3 years ago (edited)

Español

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Había una vez, un hombre… pero no un hombre cualquiera. Podría decir yo que este hombre era el mejor hombre del mundo, y creo que lo era. Más allá de mis redundancias, y mi gran obsesión por contar esta historia, existe una razón por la que hoy he decidido escribir estas letras de inspiración. Juan, la persona de la que les hablo, sonreía y bailaba, y cocinaba las mejores Pizzas de la ciudad. Cuando la gente lo veía pasar en su bicicleta verde, y sentían el olor a queso y pepperoni, le gritaban:

—¡Hey Juan! ¡Qué rica Pizza!

Y el respondía:

—Un trozo por centavo y la pizza completa por un dólar cincuenta.

Creo que Juan tomó el hábito de las Pizzas tras su regreso de Afganistán; la guerra de oriente lo había dejado sordo de un oído, y él mismo me contó que por las noches despertaba gritando tras pesadillas de bombas y metralletas. Después de su retiro de la guerra y su arribo a esta ciudad de aspiraciones rotas, Juan decidió recordar sus raíces italianas para revivir el antiguo negocio de su padre; si bien lo recuerdo, repartía casi 300 pizzas al día, asumiendo las propinas y el dólar cincuenta, a Juan le iba de maravilla. ¡Un éxito total!

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Imagen de igorovsyannykov || Pixabay

Obviamente, había una receta secreta tras las pizzas deliciosas, y precisamente no tenía que ver con ellas; a Juan le encantaba colocar frases motivacionales entre el queso y el pepperoni, algo como “no te rindas” o “estoy aquí para ti” o tal vez “eres la persona más bella del mundo aunque el mundo diga lo contrario”. Sus entregas, además, iban acompañadas de consejos emocionales gratis, ¡con tan solo comprar una Pizza Juan escuchaba tus problemas y te decía cosas geniales para que los superaras!

Con el pasar de los días el negocio de Juan se volvió tan popular que el pobre tuvo que cambiar su bicicleta verde por un auto eléctrico, pues él no era un “inconsciente estúpido al que le gustaba dañar la naturalezas con los autos a gasolina”. El trabajo se volvió rudo, sin duda: encargos que comenzaban a llenar el teléfono desde las seis de la mañana hasta la media noche, incluso a veces yo debía ayudarlo a preparar las Pizzas que nadie quería, porque ellos solo deseaban escuchar los consejos de Juan para sentir paz y alegría en sus corazones, ¡y por tan solo un dólar cincuenta!

Eran escasas las ocasiones en las que Juan y yo hablábamos como los amigos que éramos antes, y esos breves momentos desaparecían con las anécdotas que él me relataba de sus clientes. Por ejemplo, la señora Alexandra tenía tres hijas, pero ninguna le escribía desde que se mudaron a China, y ella se sentía tan triste que no se bañaba, o comía, o atendía a sus tortugas. Entonces Juan, con sus Pizzas, la acompañaba y charlaba con ella como si fuera su hijo, y la anciana le agradecía con el dólar cincuenta y unos cuantos abrazos.

—No sabes lo maravilloso que es ver una sonrisa. —Me decía Juan tras relatar sus anécdotas.

—¿Por qué no entregas Pizzas y ya? —Era mi duda.

—Porque quiero que este mundo sea más feliz. —Aludía él.

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Imagen de Pexels || Pixabay

Ver los ojos chispeantes de Juan me hacía pensar en mis propias acciones, ¿qué hacia yo para hacer al mundo feliz? Nada más que contar chismes en una estúpida revista, con un sueldo mínimo que no alcanzaba para mis viajes a Japón, o para la casa con piscina que deseaba desde niño. Pensé seriamente en pedir una Pizza de Juan para que él me diera un consejo, a pesar de que éramos amigos, no podía yo aprovecharme de ello para abusar de sus servicios. Un primero de Noviembre, tras atreverme a pedirle ayuda, Juan me dedicó un día entero para abordar mis problemas emocionales: lo más extraño de todo fue que no hablamos, solo fuimos al cine, y a los juegos de Arcade, y a un restaurante de comida francesa ¡qué ironía!

Cuando terminó la noche, y su teléfono estallaba con las llamadas de sus clientes, él me preguntó si me sentía mejor. Le dije que sí, y Juan sonrió, me abrazó, y volvió a su trabajo de repartidor de Pizzas. Subió a su auto, y puso a descansar su cabeza sobre el volante; se veía cansado, agotado, pero aun así sonriente. Juan nunca dejó de sonreír, o decir cosas bonitas sobre la vida, o abrazar a las personas para que se sintieran mejor…

Y sin embargo, un veinticuatro de diciembre lo hallaron muerto en su apartamento, después de una ingesta excesiva de pastillas. Cuando me avisaron dejé mi trabajo para corroborar que no era cierto, pues algo dentro de mí decía que no se trataba de mi amigo, que era una confusión o tal vez una broma. Pero lo hallé tirado sobre la alfombra, con los labios aún rojos… rompí las cintas policiales y lo abracé como él lo había hecho conmigo, y entre lágrimas le pedí una explicación a su suicidio. ¿Por qué lo había hecho? ¿Por qué si se veía muy feliz? ¿Por qué si él hacia feliz al mundo?

El día de su funeral entendí la razón, mientras los antiguos clientes de Juan dejaban rosas en su ataúd y se lamentaban de su partida; ¿Cómo no me di cuenta? Fui tan tonto e igual de indiferente que los descarados que lloraban frente a él, y eso todavía me hace sentir culpable. Ya no habrá Pizzas ni consejos, ni abrazos ni sonrisas, ni nada más que el triste recuerdo de una persona que sufría en silencio, esperando llenarse de felicidad haciendo felices a otros. Me pregunto seriamente ¿Quién escuchaba los problemas de Juan? Aquella noche, después de un día agradable, debí acercarme a su auto y preguntarle:

—¿Y tú estás bien Juan?

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Imagen de anthonyintraversato || Pixabay

¡Cuánto fuera cambiado si yo lo hubiera hecho! Y ahora, solo puedo escribir este artículo, no de chismes y farándula, no de amores o sexo; allá fuera hay muchas personas como Juan, que sonríen y ayudan a otros, pero que internamente sufren y también necesitan ser escuchados. Esta es la razón de mi testimonio, y de las lágrimas que inundan este papel. Un mundo feliz es reciproco, depende de todas las piezas y no solo de una… como las pizzas: ¡Trozos triangulares de pepperoni y queso que dibujan un gran círculo!


La depresión es un enemigo silencioso; nunca seas indiferente a otros. A veces un simple: ¿te sientes bien? Puede hacer la diferencia…

Gracias por Leer



English

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Once upon a time, there was a man... but not just any man. I could say that this man was the best man in the world, and I think he was. Beyond my redundancies, and my great obsession to tell this story, there is a reason why today I have decided to write these inspirational lyrics. Juan, the person I am talking about, smiled and danced, and cooked the best pizzas in town. When people saw him go by on his green bike, and they smelled cheese and pepperoni, they yelled at him:

"Hey John! What a delicious pizza!

And he answered:

"A slice for a penny and the whole pizza for a dollar fifty."

I think Juan got into the Pizza habit after his return from Afghanistan; the war in the east had left him deaf in one ear, and he himself told me that at night he woke up screaming after nightmares of bombs and machine guns. After his retirement from the war and his arrival in this city of broken aspirations, Juan decided to remember his Italian roots to revive his father's old business; Although I remember him, he delivered almost 300 pizzas a day, assuming the tips and the dollar fifty, Juan was doing great. A complete success!

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Image by igorovsyannykov || Pixabay

Obviously, there was a secret recipe behind the delicious pizzas, and it had nothing to do with them; Juan loved to put motivational phrases between the cheese and the pepperoni, something like “don't give up” or “I'm here for you” or maybe “you are the most beautiful person in the world even if the world says otherwise”. His deliveries, in addition, were accompanied by free emotional advice, just by buying a Pizza Juan listened to your problems and told you great things so that you could overcome them!

With the passing of days, Juan's business became so popular that the poor man had to change his green bicycle for an electric car, because he was not an "unconscious fool who liked to harm nature with gasoline cars ”. The work became tough, without a doubt: orders that began to fill the phone from six in the morning until midnight, even sometimes I had to help him prepare the Pizzas that nobody wanted, because they only wanted to listen to Juan's advice. to feel peace and joy in their hearts, and for only a dollar fifty!

There were few occasions when Juan and I talked like the friends we used to be, and those brief moments disappeared with the anecdotes he told me about his clients. For example, Mrs. Alexandra had three daughters, but she hadn't written to her since they moved to China, and she felt so sad that she didn't bathe, or eat, or take care of her turtles. Then Juan, with hers Pizzas of hers, accompanied her and chatted with her as if he were hers her son, and the old woman thanked him with the dollar fifty and a few hugs.

"You don't know how wonderful it is to see a smile." Juan told me after recounting his anecdotes.

"Why don't you deliver pizzas and now?" It was my doubt.

“Because I want this world to be happier." He alluded.

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Pexels Image || Pixabay

Seeing Juan's sparkling eyes made me think about my own actions, what did I do to make the world happy? Nothing more than gossip in a stupid magazine, with a minimum salary that was not enough for my trips to Japan, or for the house with a swimming pool that I wanted since I was a child. I seriously thought about ordering a Pizza from Juan so that he could give me some advice, even though we were friends, I couldn't take advantage of it to abuse his services. One November first, after daring to ask him for help, Juan dedicated a whole day to me to address my emotional problems: the strangest thing of all was that we did not speak, we only went to the movies, and to the Arcade games, and to a French restaurant.

When the night was over, and his phone was exploding with calls from his clients, he asked me if I was feeling better. I said yes, and Juan smiled, hugged me, and went back to his job as a pizza delivery man. He got into his car, and rested his head on the steering wheel; he looked tired, exhausted, but still smiling. Juan never stopped smiling, or saying nice things about life, or hugging people to make them feel better...

And yet, on December 24, he was found dead in his apartment, after taking excessive pills. When they told me, I left my job to verify that it wasn't true, because something inside me said that it wasn't about my friend, that it was a mistake or maybe a joke. But I found him lying on the carpet, his lips still red... I tore up the police tapes and hugged him as he had done to me, and through tears I asked him for an explanation for his suicide. Why had he done it? Why if he looked very happy? Why else would he make the world happy?

The day of his funeral I understood why, while Juan's former clients left roses on his coffin and lamented his departure; How did I not notice? I was just as dumb and just as indifferent as the brats crying in front of him, and that still makes me feel guilty. There will no longer be Pizzas or advice, hugs or smiles, or anything more than the sad memory of a person who suffered in silence, waiting to be filled with happiness by making others happy. I seriously wonder who listened to Juan's problems? That night, after a nice day, I should have walked up to his car and asked him:

"And are you okay John?"

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Image by anthonyintraversato || Pixabay

How much would have changed if I had done it! And now, I can only write this article, not about gossip and entertainment, not about love or sex; out there there are many people like Juan, who smile and help others, but who suffer internally and also need to be listened to. This is the reason for my testimony, and for the tears that flood this paper. A happy world is reciprocal, it depends on all the pieces and not just one… like pizzas: triangular pieces of pepperoni and cheese that draw a big circle!


Depression is a silent enemy; never be indifferent to others. Sometimes a simple: are you feeling alright? It can make a difference...

Thanks You for Reading

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Cuanto aquí cuanto acá, esto me parte el alma, me parte el alma, es que es una historia que toca el corazón. Es un reflejo de lo correcto de lo humano o lo adecuado para ser un poco más claros. Un alma que hace reír a otros, pero que adolece en su interior, ¿qué duele? Duele no poder comprenderle hasta el final. Triste cierto, la risa es una flama, pero más lejos de esto es algo que también se puede apagar.

Esta semana hemos estado muy en sintonía con lo que hemos venido escribiendo, ¿no crees? Parece que las palabras en nuestros post son un reflejo del espejo de nuestro ser, pero bueno, eso es lo que estamos dejando acá. Después de todo es sentirlo de forma muy emocional. Por otro lado, ojalá el fuera dicho esa frase tan necesaria: ¿Tú estás bien?

Tres palabras lo hubieran cambiado todo, esto también es para vos.

Pues si, creo que alguna vez todos hemos Sido como Juan, en el sentido de ayudar y sonreir, pero hay que entender que los sentimientos internos son imposibles de descifrar, aunque habrán señales claras de que algo puede estar pasando. Tampoco podemos cerrarnos al problema, a veces pedir ayuda no está mal. La idea es escuchar y ser escuchado, con el lazo de la amistad. La depresión es un villano terrible, pero se puede combatir y vencer mientras estemos ahí para apoyar y ofrecer todo nuestro amor.


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Una historia llena de verdades. Juan quiso ahogar sus problemas ayudando a otros, pero nunca pensó en el. Lástima que terminara de esa manera.
Es de importancia reconocer cuando es necesario la intervención de un profesional de la salud mental.

A story full of truths. Juan wanted to drown his problems by helping others, but he never thought of himself. Too bad it ended that way.
It is important to recognize when the intervention of a mental health professional is necessary.

Así es @lisrl26,deseaba ejemplificar la vida de muchas personas que se desvelan por ayudar, pero que ellas también necesitan ayuda. La ayuda profesional es fundamental, para ello, debemos ser ese brazo de apoyo, esos amigos que enfrentes juntos las difíciles circunstancias.

Muchas gracias por leer. ⭐

La empatía más que la simpatía habría sido quizás la ayuda que esté gran hombre necesitó.
La depresión es una muerte silenciosa de la persona quien lo padece y deja en los que están a su lado un sabor amargo por el que habría pasado si lo hubiera sabido.

Tu escrito es muy limpio, sentido y apegado a tantas historias de personas con sufrimiento. Deseo que tú @soldierofdreams estés muy bien, necesario es hablar y compartir y espero que sigas deleitando nuestros pensamientos con tus maravillosas historias. Gracias por compartir.

Un placer leerte.🤗

Hola @maydelvalle 👋

Sé que a veces asumimos las emociones de otros por lo que vemos. Muchas personas son silenciosas y deciden guardarse sus sentimientos, en esos casos hay siempre que insistir,escuchar, tratar de entender por lo que están pasando y apoyarlos. Es complejo,pero la amistad y el amor lo pueden todo. Gracias por leer 😊

¡Wao!, que historia mas increible nos acabas de compartir amigo @soldierofdreams, me encanto la reflexión que nos dejas al final.

En ocasiones estamos tan inmersos en nuestra propia historia que nos nos preocupamos por el bienestar de nuestro amigos, los que siempre están allí para escuchar y darnos ese abrazo tan alentador que nos indica que todo va estar bien y nos brinda esa seguridad y confianza absoluta.

Muy triste la realidad de Juan, pero nos deha un hermoso mensaje de vida. Saludos

En ocasiones estamos tan inmersos en nuestra propia historia que nos nos preocupamos por el bienestar de nuestro amigos...

Muy importante lo que acotas @sidalim88 , no se trata solo de nosotros, también de lo que hay alrededor. A veces solo nos concentramos en nuestros problemas,sin darnos cuenta de que otros también necesitan nuestra ayuda.

Muchas gracias por leer. ☺️

Muy conmovedor tu post, el simple hecho que detrás de una sonrisa existan miles de batallas y problemas de los cuales solo esa persona tiene idea, los pequeños detalles son los que nos hacen reflexionar de que todos merecemos la misma atención, el mismo cuidado y empatía por todo lo demás que nos rodea
Saludos

Es difícil saber cuál batalla está librando una persona, sobretodo cuando se libra desde el silencio; en tal caso, siempre es bueno preguntar aunque veamos lo contrario. Es como lo dices: todos merecemos la misma atención; escuchar y ser escuchados... Al abrir nuestro amor a otros también le otorgamos un puente para que se desahoguen y no se sientan solos.

Agradezco tu lectura y reflexión 😊.

A muchos les pasa como a Juan tratan de evadir sus problemas, con ayudar a otros y terminan a veces destruyéndose, es feo que los humanos no sepan hablar, o mirarse un poco de como estan.. 😔a la larga o a la corta no es bueno guardarse nada Me gusto mucho tu post, te hace reflexionar mucho.. 😀

Nunca está demás hablar de lo que sentimos, tampoco preguntar cuando vemos que algo va mal con nuestros amigos o familiares. A veces es difícil entender lo que sucede en el interior de una persona,por ello, la empatía siempre debe ser la mejor herramienta para abrir los tan importantes puentes de comunicación.

Muchas gracias por comentar ⭐

Hola amigo, me gusto mucho tu relato contando como Juan, la cual mediante sus pizzas le daba alegría a todos sus clientes con tan solo palabras motivadoras para que se sintieran mejor y sacarles una sonrisa por tan solo un dólar cincuenta, siento que todos podemos ser buenas personas y de alguna u otra manera colocar un granito de arena para que este mundo sea cada vez mejor.

Gracias por leer ⭐