Juliet was climbing the spiral staircase, which took her up to the fourth floor, where she lived in her small but cozy apartment. The elevator, as usual, had been damaged. The building was old, built in 1970. It had once been a distinguished downtown landmark, but after 54 years only the arabesque balconies and the spiral staircase remained of its splendor.
Upon entering, the first thing he did was take off his shoes.
"What a relief! Here you are, my beloved kitty"
A brown cat, with black and yellow stripes and big green eyes, came and began to rub her legs, meowing softly.
"Come here Mimi, I lifted him by his front paws and hugged him, did you miss me?"
Mimi purred with pleasure.
"Let's give you your food"
Juliet went into the kitchen and after giving Mimi her food, she poured herself a cup of cereal with milk and went to her room. She was exhausted, she had worked on the inventory of the store until 8 pm, and what she wanted most was to sleep.
She went to bed after taking a bath and fell fast asleep.
She was awakened by screams and the sound of speeding motorcycles coming from the street. She got up and looked out the window. Some people were running to and fro, while hooded motorcycles were chasing them. The street was in darkness. He looked at the clock on his bedside table. It was barely five in the morning.
He heard a knock on the door. Knock knock knock.
"Who will it be at this hour? I'd better not open the door".
But they kept knocking. And then she heard the voice of Mrs. Carmen, her neighbor.
"Julieta!, open up, please help me!".
"I'm coming, Mrs. Carmen".
When she opened the door, she saw the tearful face of Carmen, a 70-year-old lady.
"Calm down, come, sit here, and I'll pull up a chair for you".
"Luis left the house, I didn't notice, and I'm sure he doesn't remember how to get back. That crazy old man. And you saw the street. There's a shooting. What's going on?"
"I don't know, I'm going to turn on the TV and see what they say".
On TV, they were giving the news in an alert.
*A group of motorized vehicles is going through the streets of the city, they are dangerous, they are armed, and they are trying to enter the stores. Do not leave your homes. The police are trying to control the situation.
"I have to go out and look for Luis. Come with me, Julieta, please".
"But Mrs. Carmen, did you hear the news? We can't go out, it's too dangerous"
"My brother must be very frightened. I know where he is, when he escapes he goes to La Candelaria square"
"Let's wait for the police to control the situation". Julieta tried to convince her neighbor, but she was determined.
"If you don't come with me, I'm going anyway". And she headed for the door.
Julieta knew she couldn't leave her alone.
"I waited for her to get dressed and walked her out".
When they opened the door to go out, they saw Mimi's shadow passing between their legs and coming down the stairs at full speed.
"No, Mimi!, come back!. He's going to escape through the hole in the exit door". And he hurried down the stairs, but he didn't make it in time.
"Don't worry, Julieta, he'll be back". Mrs. Carmen followed her, breathing rapidly.
They went out to the street, and it was already starting to get light. The motorcycles could not be seen, but they could be heard in the distance. They both walked close to the wall. To get to the square they had to walk three blocks of streets where there were shops and residential buildings.
When they reached the corner, they were confronted by two motorized men who were forcing the doors of an electronic equipment store. The men were wearing black masks that covered their faces, except for their eyes and mouth. They turned around immediately, they were armed.
The men stared at them wondering what they were doing there, a short old woman dressed in a coat over a robe, wearing pink slippers, and a slim young woman, wearing glasses, with long curly hair barely held in a ponytail, dressed in a jacket over pajama pants.
One of the men began to walk up, threatening them with a gun.
"What are they doing here? Oh, I know, they came to snoop around, they like danger".
"Leave them alone, Carlos! And come help me. The police will be here soon".
Julieta and Mrs. Carmen were paralyzed with fear.
A police siren was heard and in a few seconds the street had turned into a pitched battle. The motorcyclists began to shoot at the patrols.
Julieta and her neighbor threw themselves to the ground and covered their ears. They had been trapped and could no longer escape, they could only ask God to protect them. They stayed like that until they heard the voices of the policemen giving the order to arrest the motorcyclists and then an annoying voice that said to them:
"Ladies, what are you doing here?"
Two police officers helped them up.
Julieta kept her head down, but Mrs. Carmen, who had already gotten over her fright, told the police that they were looking for her brother.
"And where is her brother?. They realize they could be dead"
"My brother doesn't know how to go home, he has Alzheimer's disease. You have to help us. He must be sitting in La Candelaria square".
The police took them to the plaza.
There was Luis in a gray hat and jacket, sitting on a bench, his mind perhaps living in a distant and pleasant past. But he was not alone, with his hand he was caressing the soft hair of Mimi who was sleeping peacefully on his legs.
Julieta stared at them, such a scoundrel she thought.
Calm had returned to the city.
Julieta subía las escaleras de caracol, que la llevaban hasta el cuarto piso donde vivía en su pequeño pero acogedor apartamento. El ascensor, como de costumbre, se había dañado. El edificio era antiguo, construido en el año 1970. Había sido en su época un lugar distinguido del centro de la ciudad, pero después de 54 años solo quedaban de su esplendor los balcones con arabescos y la escalera de caracol.
Al entrar, lo primero que hizo fue quitarse los zapatos.
—¡Qué alivio! Aquí estas mi adorado minino.
Un gato marrón, de rayas negras y amarillas, y grandes ojos verdes, llegó y comenzó a restregarse por sus piernas maullando suavemente.
—Ven acá Mimí, —lo alzo por las patas delanteras y lo abrazó, —¿me has extrañado?
Mimi ronroneó de placer.
—Vamos a darte tu comida
Julieta entró a la cocina y después de darle la comida a Mimí, se sirvió una taza de cereal con leche y se fue a su cuarto. Estaba agotada, había trabajado en el inventario de la tienda hasta las 8 de la noche y lo que más deseaba era dormir.
Se acostó luego de darse un baño y se quedó profundamente dormida.
La despertaron unos gritos y ruidos de motos a alta velocidad que venían de la calle. Se levantó y se asomó a la ventana. Algunas personas corrían a un lado y otro, mientras motorizados encapuchados los perseguían. La calle estaba en penumbra. Miró el reloj de su mesita de noche. Eran apenas las cinco de la mañana.
Escuchó que tocaban la puerta. Toc toc toc.
—¿Quién será a esta hora? Mejor no abro.
Pero siguieron tocando. Y entonces escucho la voz de la Sra Carmen, su vecina.
—¡Julieta ábreme!, ¡ayúdame por favor!.
—Ya voy, Sra. Carmen.
Al abrir la puerta vio el rostro lloroso de Carmen, una señora de 70 años.
—Cálmese, venga, sientese acá y le arrimo una silla.
Luis salió de la casa, yo no me di cuenta y seguro no se acuerda cómo regresar. Ese viejo loco. Y viste la calle. Hay un tiroteo. ¿Que estará pasando?
—No lo sé, voy a prender el televisor a ver que dicen.
En la televisión estaban dando las noticias en un alerta.
Un grupo de motorizados está recorriendo las calles de la ciudad, son peligrosos, están armados y pretenden entrar a los comercios. No salgan de sus casas. La policía está tratando de controlar la situación.
—Tengo que salir a buscar a Luis. Acompáñame, Julieta, por favor.
—¡Pero Sra. Carmen!, ¿escuchó las noticias? No podemos salir, es muy peligroso.
—¡Es que mi hermano debe estar muy asustado!. Yo sé donde está, cuando se escapa se va hasta la plaza La Candelaria.
—Vamos a esperar que la policía controle la situación. —Julieta trataba de convencer a su vecina, pero ella estaba decidida.
—Si no me acompañas, de todos modos voy a ir. —Y se dirigio a la puerta.
Julieta sabia que no podía dejarla sola.
—Espere que me vista y la acompaño.
Cuando abrieron la puerta para salir, vieron el celaje de Mimí que pasó entre sus piernas y bajo las escaleras a toda velocidad.
—¡No Mimi!, vuelve. Se va a escapar por el hueco de la puerta de salida. —Y a toda prisa bajo las escaleras, pero no llegó a tiempo.
—No te preocupes, Julieta, él regresará. —La Sra. Carmen la seguía respirando rápidamente.
Salieron a la calle y ya comenzaba a amanecer. Los motorizados no se veían, pero se escuchaban a lo lejos. Ambas caminaban pegadas a la pared. Para llegar a la plaza tenían que caminar tres cuadras de calles donde había locales comerciales y edificios residenciales.
Al llegar a la esquina se encontraron de frente con dos motorizados que estaban forzando las puertas de una tienda de equipos electrónicos. Los hombres tenían unas máscaras negras que le tapaban la cara, excepto los ojos y la boca. Se voltearon de inmediato, estaban armados.
Aquellos hombres se quedaron viéndolas pensando que estarían haciendo allí, una anciana bajita vestida con un abrigo sobre una bata de dormir, calzando unas pantuflas de color rosa y una joven delgada, con lentes, con el cabello largo y rizado apenas sujeto en una cola, vestida con una chamarra sobre unos pantalones de piyama.
Uno de los hombres comenzó a caminar amenazándolas con la pistola.
—¿Qué hacen aqui? ¡Ah ya sé!, vinieron a curiosear, les gusta el peligro.
—¡Déjalas Carlos! y vente a ayudarme. Va a llegar la policía.
Julieta y la sra Carmen estaban paralizadas de miedo.
Se escuchó una sirena de Policia y en unos segundos la calle se había convertido en una batalla campal. Los motorizados comenzaron a disparar a las patrullas que llegaban.
Julieta y su vecina se tiraron al suelo y se taparon los oídos. Habían quedado atrapadas y ya no podían escapar, solo pedirle a Dios que las protegiera. Así estuvieron hasta que escucharon las voces de los policias dando la orden de arresto a los motorizados y luego una voz molesta que les dijo.
—Señoras, ¿se puede saber qué hacen ustedes acá?.
Dos agentes de la policía las ayudaron a levantarse.
Julieta mantuvo la cabeza baja, pero la Sra. Carmen, a la que ya se le había pasado el susto, le dijo a la policía que estaban buscando a su hermano.
—¿Y donde está su hermano?. Se dan cuenta de que pudieran estar muertas.
Mi hermano no sabe volver a él casa, el tiene Alzheimer. Ustedes tienen que ayudarnos. El debe estar sentado en la plaza La Candelaria.
La policía las llevó hasta la plaza.
Allí estaba Luis con un sombrero y una chaqueta gris, sentado en una banca, su mente viviendo quizas en un pasado lejano y agradable. Pero no estaba solo, con su mano acariciaba el suave pelo de Mimí que dormia plácidamente sobre sus piernas.
Julieta se quedó mirandolos con ternura "gatico sinverguenza" pensó
La calma había vuelto a la ciudad.