Brillo Lunar [Esp-Eng]

Apoyado de la ventana de mi habitación, con la mirada gacha, mis ojos se encontraban débiles, a punto de dormirse y entrar en un completo sueño. El cantar de los grillos y la nula presencia de alguien deambulando por los alrededores solo acrecentaban mis ganas de dormir, y de resignarme a creer que esta sería otra noche en la que la Luna no me dejaría observarla. De solo pensarlo, me hacía rabiar.
No tarde en desechar esa rabia, cuando segundos antes de que mis ojos terminaran por sellarse, el brillo de las farolas que todavía permanecían encendidas, con lentitud, se vieron eclipsadas por una enorme luz celeste. Mis brazos, recaídos en la superficie de la ventana, se vieron iluminados por un aro de luz plateada, como si estuvieran recibiendo un mensaje que informaba del suceso.
Con una repentina energía corriendo en mi interior, abrí los ojos hasta sus máximas capacidades, y alcé la mirada al cielo. No tarde más de un breve instante en quedar absorto por lo que mis ojos veían. Desde abajo hasta arriba, los manchones o huecos grisáceos de la superficie lunar, junto a la luz que cubría toda su figura redonda, me hicieron soltar un suspiro de fascinación. Todas las estrellas que anteriormente se robaban la atención, me atrevería a decir que tomaron un rol secundario, con su impacto visual siendo opacados por la Luna y su brillantez celestial.
Podrá haber parecido ridículo el simple hecho de haberme quedado despierto hasta tales horas de la noche solo para presenciar ese momento, aun a sabiendas de que mis padres esperaban que yo estuviera durmiendo debido a que el día siguiente tenía que asistir a la escuela. Y quizás lo haya sido. Pero durante esas noches, la paz que abrazaba mi cuerpo era una sensación adictiva, como ninguna alguna otra cosa podía hacerme experimentar. A su vez, me hacía entrar en una especie de trance ameno, del cual nada ni nadie podía liberarme.
O por lo menos hasta esa noche en específico.
No sé qué clase de presión sufrió el viento, pero tan pronto sentí esa densidad repentina, me salí de aquella hipnosis personal. Baje la mirada, y al ver al camino del pueblo en dirección a la flora, note una estela grisácea, con la misma brillantez ofrecida por la Luna. Encamine mis ojos por la extensión de dicha estela, y al hacerlo, termine viendo que esta llegaba hasta la entrada del bosque. Evidentemente, no pude pasarlo por desapercibido. Mucho menos, cuando note a un cuerpo con cabello largo y blanquecino, trotando apresuradamente por el camino rocoso, y cuyos pasos parecían ser los causantes de dicho aro luminoso. Mis pensamientos quedaron nublados ante la imagen de aquella aparente figura de una chica desapareciendo entre el tumulto de árboles.
Ni por un momento se me paso por la mente que aquello podría haber sido un sueño, y por consiguiente, un sin fin de preguntas volaron en mi cabeza. Y una cosa tenía claro; no las iba a conseguir quedándome en mi habitación. Así que, sin pensarlo mucho, cerré la ventana, y colocándome un par de zapatos y abrigarme con una gruesa chaqueta, abandone mi cuarto, y tras bajar con cautela las escaleras, y recoger las llaves colgadas a un lado de la puerta principal, salí por esta misma, sin importarme el muy posible regaño que recibiría de parte de mis padres si estos me descubrían.
Luego de ser recibido por el frio nocturno, me dirigí al camino infértil, y con un poco de escepticismo, pise aquella estela brillante, atravesándola en el proceso. Levante la cabeza, y acelere el paso, siguiendo el rastro de esa larga línea. Misma que me hizo acceder al interior del bosque, el cual, por la robustez de los árboles impedía que la luz lunar descendiera en plenitud. Trate de ignorar de ignorar el estado sombrío del lugar, y solo centrarme en seguir la estela, cuyo largo no parecía tener final sin importar cuánto avanzase. Pero las circunstancias poco importaban, pues una fuerza irracional me impulsaba a seguir adelante. Haciendo Zigzags entre los árboles, y saltando lianas sueltas sobre el suelo, era tal mi dedicación en llegar al final de esa raya, que me desentendí del dolor que golpeaba mi cabeza, y en cambio, permití a mi curiosidad contrarrestarla al desenvolverse con libertad.
Dicha libertad, me termino por llevar a una gran área circular del bosque despoblada de naturaleza, con una pequeña pero ancha hondura donde el lloviznar hace que se forme un rio de agua en el centro. A su vez, esa falta de árboles me permitió volver a estar debajo de la luna y su luz radiante.
Pero fui incapaz de apreciar eso, pues tan pronto llegue a esa área, un abrupto subidón de tensión en el ambiente provoco el temblor de mis extremidades, obligándome a hincar las rodillas contra el suelo. Con mis pequeñas manos sujetándome la cara, me levante lentamente, incapaz de entender lo que estaba pasando. Visualice la estela todavía presente en el suelo, en esta ocasión parecía más gruesa, o quizás, solo era el efecto generado por el hecho de que, una extraña aura azulada empezó a cubrir el lugar. Recordando que todavía no llegaba al final de mi objetivo, mis ojos fueron subiendo en proporción de la longitud de esta. Logre ver su final, y mi garganta quedo seca cuando vi que dicho final, eran unos zapatos deportivos blancos.
Y entonces la vi.
Encontrándose de lado, con las manos unidas en señal de oratoria y la cabeza apoyada sobre estas, mi impacto fue aumentando ante lo que mis ojos veían desde abajo hasta arriba. Sus delgados brazos y piernas albinas estaban descubiertas ante el frio, con unas prendas hogareñas siendo lo único que protegía su cuerpo. El aura azulada que había notado con anterioridad envolvía toda la longitud de su cuerpo, haciéndose una con ella. Su piel brillaba. Parecerá un término descabellado, pero sus extremidades dejaban observar un brillo, solo opacado por la luz que su cabello, poseía. Vacilando entre un blanquecino y celeste, su cabello flotante solo acrecentó la confusión en mí. A juzgar por su altura, me llevaba unas cuantos años de ventaja. Varios animalitos como ardillas, a diferencia de mí no solo no mostraban ningún rasgo de impresión, sino que también parecían bastante cómodos ante su presencia.
Mi mente no procesaba ninguna acción coherente por realizar.
—Ah...Eh…
Fueron los únicos sonidos liberados por mi boca. Pero eso, juntado al abrupto cantar de los grillos y ardillas que notaron mi llegar a la escena, lograron llamar su atención. Deshizo la unión de sus manos, y el contacto de su cabeza con estas, y al hacerlo, el aura que la cubría disminuyo su predominancia. Abrió los ojos, y con un sutil movimiento de cabeza a mi dirección, los suyos entraron en contacto con los míos. No sé qué rostro poseía yo en ese momento, lo único que sé es que las facciones finas de su rostro, sumados al cristalino de sus iris, me dejaron en una especie de hipnosis, semejante a la experimentada por el brillo lunar.
Sé que no fui el único impresionado. Ella, dando unos pasos hacia atrás, parecía inquieta por la situación, como si mi aparición fuera algo que no debió de ocurrir. Conforme pasaban los segundos, algo en su apariencia me llamo la atención. Era...Muy hermosa. Tan hermosa, que me atreví a descartar la idea de que cualquier otra persona sobre la faz de la tierra pudiera siquiera a acercarse a una décima parte de la belleza impregnada en la figura de esa chica.
—Eh, disculpa, yo…
Deteniendo mis palabras, la jaqueca volvió a atacarme, esta vez, regresando mis rodillas y haciéndome ver para abajo. Con las manos en la cabeza y tras unos gruñidos, no divise cuanto tiempo estuve así. Pero cuando el dolor pareció esfumarse, y me permitió levantar la mirada, la chica cuya belleza repleta de aspectos sobrenaturales, también se había marchado.
Quede ahí, confundido, cansado, acompañado por la luna y los animalitos del bosque, y con un calentar permeando mis mejillas.

Leaning against the window of my room, with my eyes downcast, my eyes were weak, on the verge of falling asleep and going into a complete slumber. The chirping of the crickets and the lack of anyone wandering around only increased my desire to sleep, and to resign myself to believe that this would be another night in which the moon would not let me observe it. Just thinking about it the thought of it made me angry.
It didn't take long to discard that rage, when seconds before my eyes finished sealing, the glow of the street lamps that still remained lit, slowly, were eclipsed by an enormous celestial light. My arms, lying on the surface of the window, were illuminated by a ring of silver light, as if they were receiving a message informing them of the event.
With a sudden energy rushing inside me, I opened my eyes to their fullest capacity, and looked up at the sky. It took me no more than a brief moment to be absorbed by what my eyes were seeing. From the bottom to the top, the grayish spots or hollows of the lunar surface, together with the light that covered its round shape, made me let out a sigh of fascination. All the stars that had previously stolen the spotlight, I dare say, took a secondary role, with their visual impact being overshadowed by the Moon and its celestial brilliance. the moon and its celestial brilliance.
It may have seemed ridiculous to have stayed up so late at night just to witness that moment, even though I knew my parents expected me to be asleep because I had school the next day. And perhaps I was. But during those nights, the peace that embraced my body was an addictive sensation, like nothing else could make me experience. At the same time, it lulled me into a kind of pleasant trance, from which nothing and no one could free me.
Or at least until that specific night.
I don't know what kind of pressure the wind suffered, but as soon as I felt that sudden density, I came out of that personal hypnosis. I looked down, and as I saw the road of the town in the direction of the flora, I noticed a grayish trail, with the same brightness offered by the same brilliance offered by the moon. I cast my eyes along the extension of the trail, and in doing so, I ended up seeing that it reached the entrance of the forest. Evidently, I could not pass it by unnoticed. Much less, when I noticed a body with long, whitish hair, trotting hurriedly along the the rocky path, and whose footsteps seemed to be the cause of the luminous ring. My thoughts were clouded by the image of that image of that apparent figure of a girl disappearing among the tumult of trees.
Not for a moment did it cross my mind that it could have been a dream, and consequently, endless questions flew in my head. One thing was clear to me; I wasn't going to get them by staying in my room. So, without thinking too much, I closed the window, put on a pair of shoes and wrapped a thick jacket and putting on a pair of shoes and a thick jacket, I left my room, and after cautiously descending the stairs, and picking up the keys hanging on the side of the front door, I went out through the front door, not caring about the possible scolding I would receive from my parents if they discovered me.
After being greeted by the cold night, I headed for the infertile road, and with a little skepticism, I stepped on that bright trail, crossing it in the process. I raised my head, and quickened my pace, following the trail of that long line. The same one that made me access the interior of the forest, which, due to the robustness of the trees, prevented the moonlight from descending in fullness. I tried to ignore the gloomy state of the place, and just focus on following the trail, whose length seemed to have no end no matter how far I advanced. But the circumstances mattered little, for an irrational force impelled me to go forward.
Zigzagging through the trees, and jumping loose vines on the ground, I was so dedicated to getting to the end of that stripe, that I disengaged from the pain that was pounding in my head, and instead, I allowed my curiosity to counteract it by unfolding freely.
This freedom eventually led me to a large circular area of the forest unpopulated by nature, with a small but wide hollow where the drizzle formed a river of water in the center. At the same time, the lack of trees allowed me to be under the moon and its radiant light.
But I was unable to appreciate that, for as soon as I reached that area, an abrupt surge of tension in the air caused my limbs to tremble, forcing me to sink to my knees on the floor. With my my face, I slowly stood up, unable to understand what was happening. I visualized the trail still present on the ground, this time it seemed thicker, or perhaps, it was just the effect generated by the fact that, a strange bluish aura began to cover the place. Remembering that I had not yet reached the end of my objective, my eyes went up in proportion to the length of the proportion to its length. I managed to see its end, and my throat became dry when I saw that the end was a pair of white sneakers.
And then I saw her.
Finding himself on his side, with his hands clasped together in oratory and his head resting on them, my shock increased at what my eyes could see from the bottom to the top. Her slender albino arms and legs were bare against the cold, with homey garments being the only thing protecting her body. The bluish aura I had noticed earlier enveloped the entire length of her body, becoming one with her. Her skin glowed. It may seem a far-fetched term, but her limbs showed a glow, only overshadowed by the sheen that her hair, which levitated in the air, possessed. Vacillating between off-white and light blue, her floating hair only added to my confusion. Judging by his height, he was a few years ahead of me. Several squirrel-like animals, unlike me, not only showed no traces of impression, but also looked quite of impression, but also seemed quite comfortable in his presence.
My mind was not processing any coherent action to be taken.
-Ah... Eh...
They were the only sounds released from my mouth. But that, coupled with the abrupt chirping of the crickets and squirrels that noticed my arrival on the scene, managed to get her attention. She undid the clasp of her hands, and the contact of her head with them, and in doing so, the aura that covered her diminished its predominance. She opened her eyes, and with a subtle movement of her head in my direction, her eyes came into contact with mine. I don't know what face I possessed at that moment, the only thing I know is that the fine features of her face, added to the crystalline of her irises, left me in a kind of hypnosis, similar to that experienced by the lunar glow.
I know I wasn't the only one impressed. She, taking a few steps back, seemed uneasy about the situation, as if my appearance was something that should not have happened. As the seconds went by, something about her appearance caught my attention. She was... Very beautiful. So beautiful, that I dared to dismiss the idea that anyone else on the face of the earth could even come close to a tenth of the beauty imbued in that girl's figure.
-Eh, excuse me, I...
Stopping my words, the headache attacked me again, this time, returning my knees and making me look down. With my hands on my head and after a few grunts, I couldn't make out how long I was like that. But when the pain seemed to fade away, and allowed me to look up, the girl whose beauty was replete with supernatural aspects, had also left.
I stood there, confused, tired, accompanied by the moon and the little animals of the forest, and with a warmth permeating my cheeks.