Evaristo acelera el paso. Afloja ligeramente el nudo a la corbata. Mira insistentemente el reloj. Todavía lo separan dos cuadras de la parada, si pierde el bus solo le quedará tomar un taxi, única manera de no llegar tarde al trabajo.
En los últimos treinta años Evaristo acumula lo que para él es un record envidiable, ni un solo día ha llegado con retraso a la oficina de la lujosa torre donde funge como jefe de relaciones públicas. Ve de nuevo el reloj y se dice con firmeza, hoy no va a ser el primer día... Abraza el pesado maletín ejecutivo y se lanza en veloz carrera hacia la parada. Jadeante llega al andén, aún con el tiempo necesario para divisar la trompa del bus que pronto parará frente a él. Una gran sonrisa de satisfacción se instala en su rostro. Otro triunfo para anotar en la agenda de la memoria.
Una vez en casa Evaristo continúa sus rutinas. Deja el maletín ejecutivo al pie del sofá. Da un vistazo por el gran ventanal del balcón, se despoja con parsimonia de la vestimenta y toma una ducha caliente. Mientras la tibieza del agua le abre los poro las imágenes de cada uno de sus triunfos se despliegan por su mente: grados académicos sobresalientes, negocios exitosos, vehículos deportivos…todo los indicadores del éxito, según su juicio.
Sin embargo, desde hace varios días Evaristo está sintiendo sensaciones desconocidas, opresión en el pecho, palpitaciones súbitas, falta de concentración… Y sobre todo la asfixiante presencia del tedio, ese estado donde todo parece insignificante y sin sentido… Ha consultado al médico y le han dicho que se trata de un poco de estrés, que quizá necesita un buen descanso. Pero él sabe que se trata de algo más. Se ha dado cuenta también que se siente vacío. A sus sesenta años muchas veces le da la impresión que equivocó el rumbo de su vida…
Otra novedad para Evaristo es amanecer con la sensación de que ha tenido un extraño sueño, a veces lindo, a veces preocupante. No recuerda ninguna de las imágenes de lo soñado, pero tiene el pálpito de que se trata de algo importante. Sus días continúan sucediéndose unos a otros siempre iguales, sin sobresaltos, sin expectativas…solo una colección monótona de rutinas intrascendentes.
Cierta noche las imágenes del sueño tuvieron un carácter revelador. Al tocar las primeras luces del sol los ojos de Evaristo lo recordó todo. En el sueño era otro hombre idéntico a él, sonriente, feliz. De su misma edad, con sus mismos gestos. Pero con la gran diferencia de que estaba acompañado de una esposa, observando una linda escena: a través de una gran ventana se divisaba un jardín, donde sus nietos correteaban tras un gran perro color caramelo. Aquellas imágenes le causaron profunda tristeza. Se dio cuenta que quizá hubiese preferido aquello y hasta se dio el lujo de pensar que si tuviese la oportunidad daría todo lo que tiene a cambio de aquella vida. Algo muy profundo se había movido dentro de él.
Una nueva mañana…La misma rutina… Evaristo acelera el paso. Se desata el nudo de la corbata. Mira insistente el reloj. Se da cuenta que todavía lo separan unas cuadras de la parada del autobús. Pero cuando está abrazando el maletín para arrancar en veloz carrera hacia la parada, algo en la acera del frente le llama la atención. Una mujer madura, como de su edad, ha sido golpeada por un ciclista salido de la nada. Yace en el suelo con sus pertenencias regadas por todos lados. Evaristo mira de nuevo el reloj. Está a punto de perder el autobús. Calcula el riesgo de llegar tarde a la oficina por primera vez en treinta años. Pero un impulso inusual en él lo dirige hacia donde está la mujer.
Al llegar y sin mirarla todavía Evaristo comienza a recoger las cosas del suelo. La mujer se ha incorporado hasta quedar sentada. La toma por el brazo y la ayuda a levantar. Pero al levantar los ojos la suelta de nuevo. Mira su cara con incredulidad. Desde el fondo de su memoria le rebotan las imágenes del sueño…No hay dudas. Es ella. La mujer de sus sueños.
La mujer lo mira sorprendido, le pregunta si pasa algo. Luego de un ligero titubeo Evaristo vuelve a sí.
¿Cómo está señora?, le pregunta. Se siente bien. Ese ciclista la golpeó duro…
Todo bien señor, muchas gracias por ayudarme y recoger mis cosas. Qué desastre. Sí, me golpeó duro, pero no creo que se trate de nada grave. Lo que sí es que de seguro saldrán algunos moretones, pero nada grave. Una vez más. Muchas gracias por su gentileza.
¿Va hacia su casa… quiere que le pida un taxi…? Pregunta Evaristo.
No…Sí ya estaba por llegar, vivo acá cerca, como a cuadra y media.
Ah… ¿Si quiere la puedo acompañar...? Me imagino que ahorita le deben pesar más estas bolsas. ¿Le parece si la acompaño…? Insiste Evaristo, al que hace un buen rato que lo tiene sin cuidado el hecho de que está a punto de romper el record de treinta años sin llegar tarde al trabajo…
Luego de aquel encuentro fortuito Evaristo se hizo amigo de Claudia, como se llamaba la mujer del accidente. Ella al igual que él no tenía pareja, estaba sola, había dedicado su vida al mercadeo de obras de arte. Y en eso se le había ido el tiempo sin darse cuenta. No estaba tan inconforme como Evaristo, pero le pareció genial cuando él le propuso que se hicieran pareja. También le pareció muy interesante aceptar la propuesta de Evaristo de mudarse a una casa con ventanales y jardín.
En ciertas tardes, cuando Evaristo y Claudia están tomando el café, mientras se cuentan sabrosas anécdotas de la nueva vida de trotamundos que llevan, Evaristo recuerda aquel extraño sueño. Mira insistente por el ventanal como esperando la presencia de los nietos que nunca vendrán…El perro color caramelo le menea la cola esperando impaciente que salga a jugar con él.
Gracias por su tiempo.
Evaristo quickens his pace. He slightly loosens the knot on his tie. He looks insistently at his watch. He is still two blocks away from the bus stop, if he misses the bus he will only have to take a cab; the only way to avoid being late for work.
In the last thirty years Evaristo has accumulated what for him is an enviable record, not a single day has he arrived late to the office of the luxurious tower where he works as head of public relations. He looks at the clock again and says to himself firmly, today is not going to be the first day.... He hugs the heavy executive briefcase and hurries to the stop. Panting, he arrives at the platform, still with enough time to catch sight of the trunk of the bus that will soon stop in front of him. A big smile of satisfaction settles on his face. Another triumph to write down in the memory book.
Once at home, Evaristo continues his routine. He leaves the executive briefcase at the foot of the sofa. He takes a look through the large window of the balcony, he parsimoniously takes off his clothes and takes a hot shower. As the warm water opens his pores, images of each of his triumphs unfold in his mind: outstanding academic degrees, successful businesses, sports cars... all indicators of success, according to his judgment.
However, for several days now Evaristo has been feeling unknown sensations, tightness in his chest, sudden palpitations, lack of concentration... And above all the suffocating presence of tedium, that state where everything seems insignificant and meaningless... He has consulted a doctor and has been told that it is a little stress, that maybe he needs a good rest. But he knows it's something else. He has also realized that he feels empty. At sixty years old, he often has the impression that he has taken a wrong turn in his life....
Another novelty for Evaristo is to wake up with the feeling that he has had a strange dream, sometimes beautiful, sometimes worrying. He does not remember any of the images of what he dreamt, but he has the feeling that it is something important. Her days continue to follow one after the other, always the same, without surprises, without expectations... just a monotonous collection of inconsequential routines.
One night the images of the dream had a revealing character. At the first light of dawn, Evaristo's eyes remembered everything. In the dream he was another man identical to him, smiling, happy. Of the same age, with the same gestures. But with the great difference that he was accompanied by a wife, observing a beautiful scene: through a large window he could see a garden, where his grandchildren were running after a large caramel-colored dog. Those images caused him deep sadness. She realized that perhaps she would have preferred that and even had the luxury of thinking that if she had the opportunity she would give everything she had in exchange for that life. Something deep inside him had moved.
A new morning... The same routine... Evaristo quickens his pace. He unties the knot of his tie. He looks insistently at his watch. He realizes that he is still a few blocks away from the bus stop. But when he is hugging the briefcase to start in a fast race to the stop, something on the sidewalk in front of him catches his attention. A mature woman, about his age, has been hit by a cyclist out of nowhere. She lies on the ground with her belongings strewn all over the place. Evaristo looks at his watch again. He is about to miss the bus. He calculates the risk of being late to the office for the first time in thirty years. But an unusual impulse for him directs him to where the woman is.
When he arrives and without looking at her, Evaristo begins to pick up his things from the floor. The woman has risen to a sitting position. He takes her by the arm and helps her up. But as she raises her eyes he lets go of her again. He looks at her face in disbelief. From the depths of his memory the images of the dream bounce back to him...There is no doubt. It is her. The woman of his dreams.
The woman looks at him in surprise, asks him if something is wrong. After a slight hesitation Evaristo comes to himself.
How are you, ma'am," he asks. She's feeling fine. That cyclist hit you hard...
All right sir, thank you very much for helping me and picking up my things. What a mess. Yes, he hit me hard, but I don't think it's anything serious. I'm sure there will be some bruises, but nothing serious. One more time. Thank you very much for your kindness.
Are you going home... do you want me to call you a cab...? Evaristo asks.
No... Yes, I was just arriving, I live near here, about a block and a half away.
Ah... If you want I can go with you...? I imagine these bags must be heavier now. Would you like me to go with you...? Insists Evaristo, who for a long time now has not cared about the fact that he is about to break the record of thirty years without being late for work...
After that chance encounter, Evaristo became friends with Claudia, as the woman in the accident was called. She, like him, did not have a partner, she was alone, she had dedicated her life to the marketing of works of art. And in that she had spent her time without realizing it. She was not as nonconformist as Evaristo, but she thought it was great when he proposed to her that they become a couple. She also found it very interesting to accept Evaristo's proposal to move to a house with large windows and a garden.
On certain afternoons, when Evaristo and Claudia are having coffee while they tell each other tasty anecdotes about their new life as globetrotters, Evaristo remembers that strange dream. He looks insistently through the window as if waiting for the presence of the grandchildren who will never come... The caramel-colored dog wags his tail waiting impatiently for him to come out and play with him.
Thank you for your time.
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Hermoso relato! 👏👏 Me ha gustado mucho, sobre todo porque trata sobre personas mayores y sus deseos de sentir amor y compañía. Saludos
Me alegra que te haya gustado. Sí, nunca es tarde para comenzar de nuevo. Muchas gracias por pasar y comentar, estimada @valeskarc. Que estés bien. Un fuerte abrazo desde Maracay.
Un hermoso y esperanzador relato... me encantó.
Un abrazo amigo. Gracias por compartirnos esta bella historia.
Me alegra que te haya gustado, mi querida amiga @slwzl. Muchas gracias por la visita y el comentario. Que estés bien. Un fuerte abrazo desde Maracay.
Saludos amigo un excelente relato que narra la vida de un ejecutivo que a pesar de tener todo el éxto, se siente sólo y sin amor, desde sus pensamientos desea tener una pareja y sus nietos para compartir en familia.
Me alegra que te haya gustado. Hay gente que echa de menos la familia cuando ya se la ha pasado el tiempo para poder tenerla. Muchas gracias por pasar y comentar, estimado @cetb2008. Que estés bien. Bendiciones para la familia.
Ay nooooooo PERO QUE BELLEEEZAAAAAA!!!!! Amé su historia amigo Irvinc, como es que hace para sumergirnos en la historia describiendo todos esos detalles??? Amooo todooo, me puedo imaginar cada cosa que describe y se siente fascinante.
Que bonito que Evaristo consiguió a quien lo acompañe en el transcurso de su vida y que bonito que claudia aún cuando no se sentía mal, tiene ahora la compañía de Evaristo, no importa que no estén los nietos, pero estoy segura de que ese perrito los hará feliz estando juntos.
Evaristo necesitaba dejar ese estrés con ese horario, la única forma de cumplir con eso es vivir en Japón donde le pagan a los que usan el servicio de transporte si llegan minutos tardes a su trabajo por sus culpas, el resto del mundo tenemos que acostumbrarnos a los desastres de los medios de transporte y sus horarios. Así que, que bien por Evaristo!!
Excelente historia como siempre amigo @irvinc
Me alegra que te haya gustado. Tus comentarios son especiales para dar ánimo y me motivan para seguir de atrevido escribiendo historias como esta. Antes de HIVE no lo hacía, solo escribía cuestiones de otro tipo. Muchas gracias por la visita, por tu esmerada lectura y por tus generosas palabras. Que estés bien, mi estimada @liveofdalla. Cuídate. Un fuerte abrazo desde Maracay. Bendiciones.
Buen relato amigo @irvinc un sueño revelador pero faltaron los nietos. Cuando los seres humanos son asi, sipre digo que es para tapar la alta de amor que no tuvo y se dedican solo a trabajar y acumular exitos.
El que no recibio amor y no lo tiene en su corazón es incapaza de amar y de ser empatico.
Un abrazo amigo @irvinc
Hay personas que pasan su vida de ese modo y al final toman conciencia de su soledad, por fortuna Evaristo pudo disfrutar de unos años distintos aunque no conociera hijos ni nietos. Muchas gracias por la visita y el comentario, mi querida @mafalda2018. Que estés bien. Un fuerte abrazo desde Maracay.
Muy buen cuento, me gusto tu forma de redacción y me mantuvo entretenida durante toda la lectura 😊 creo que esta historia daba paso a que la pudieras extender un poco mas, incluso publicarla por partes; lo digo porque me llamo mucho la atención y al mantener la intriga me habría gustado que continuara. Gracias por compartirla!
Sí, tienes razón. La historia daba para más. Voy a tener que hacerlo en dos partes. Muchas gracias por pasar y por tu atenta lectura. Aquí siempre eres bienvenida. Que estés bien, estimada @wonderme. Un fuerte abrazo desde Maracay.
Me quedé con las ganas de seguir leyendo @irvinc jajaja, una trama que nos va llevando por los caminos de un amor "bonito" los detalles que lo adornan nos hacen soñar, me gustó tu cuento gracias 😃
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