[ENG-ESP] Short Story: The Watchers - Relato corto: Los vigilantes

in Writing Club3 years ago

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Walking Man - Alberto Giacometti - 1960

The watchers

In the beginning, it was just us and time, which passed to give way to the life that had to be formed. If someone existed before, I would not know how to say it because he was not there to witness it. Before our eyes, chaos gave way to everything, and almost out of nowhere all those things that we had to accompany in its growth arose, even new beings arrived to keep us company. In our vigil, peace reigned around us because everything followed the order by which we watched without rest. However, things changed, as the natural order dictates. Evolution is inevitable even if we blind ourselves to it, after so long doing the same, why would we see it.

The living, as we used to call them, grew bigger, more independent, even bolder, but we held back their youthful impulses. They were inexperienced and could afford to be wrong. But with that daring came an ambition that we did not recognize until the consequences were inevitable. Our limits were increasingly rejected, perceived as remnants of past times that no longer communed with the present time. While our legs, before high and now fast, dragged by the weight of our tasks, they were slower and slower. And the journeys of peace that were our obligation grew shorter and shorter as we were replaced by modern man, leaving us in one place to watch others do what we used to do, and flesh gave way to stone and oblivion from the stone.

Versión en Español

Los Vigilantes

En el inicio solo éramos nosotros y el tiempo, que transcurría para dar paso a la vida que debía formarse. Si existió alguien antes no sabría decirlo porque no estaba allí para presenciarlo. Ante nuestros ojos el caos dio paso a todo, y casi de la nada surgían todas aquellas cosas que debíamos acompañar en su crecimiento, incluso nuevos seres llegaron para hacernos compañía. En nuestra vigilia, la paz reinaba a nuestro alrededor porque todo seguía el orden por el que velábamos sin descanso. Sin embargo las cosas cambiaron, como el orden natural dicta. La evolución es inevitable aunque nos cegamos a ella, después de tanto tiempo haciendo lo mismo porqué lo veríamos.

Los vivos, como solíamos llamarlos, se hicieron cada vez más grandes, más independientes, incluso más osados, pero conteníamos sus impulsos juveniles. Eran inexpertos y podían darse el lujo de equivocarse. Pero con ese atrevimiento venía oculta una ambición que no reconocimos hasta que las consecuencias fueron inevitables. Nuestros límites eran rechazados cada vez más, percibidos como remanentes de tiempos pasados que ya no comulgaban con el tiempo presente. Mientras que nuestras piernas, antes altas y rápidas ahora, arrastradas por el peso de nuestras tareas, iban cada vez más lento. Y los recorridos de paz que eran nuestra obligación se hicieron cada vez más cortos a medida que fuimos reemplazados por el hombre moderno, dejándonos en un solo lugar para contemplar como otros hacían lo que solíamos hacer nosotros, y la carne dio paso a la piedra y de la piedra el olvido.