Las últimas semanas he estado cocinando más de lo normal, para mí es un acto de amor, pero, siempre me pregunté si cuando tuviese a mi disposición hacerlo día a día como una responsabilidad básica de supervivencia, ¿pensaría lo mismo?
Ese momento ha llegado. Y la verdad, sigo pensando igual. No solo es un acto de amor, sino también de relajación total.
Por lo que le he tomado mucho cariño a la cocina, sus sabores, sus olores, y hasta de cada error, porque estos me muestran la forma en la que no debo cocinar.
En el proceso va ocurriendo una especie de terapia que te desconecta del resto del día, solo eres tú y la cocina, concentrada en lo que preparas. Asegurándote de hacer algo delicioso, e imaginando con mucha antelación lo que comerás.
Para mi suerte, no me he decepcionado a mí misma, solo un par de desaciertos, y aun así he logrado que mi hermana me diga que si cocino bien.
Pero, este post va mucho más allá. La cocina se ha convertido en una nueva pasión en mi vida, de esas que están allí cuando todo lo demás no lo puedes hacer. Porque la cocina es capaz de reconfortarte en el maravilloso mundo de cortar, cocinar, y mezclar.
Para luego comer. No sé cuál de las dos partes son mis favoritas, porque ambas me encantan. Y justo hace unos días pensaba en ello. A pesar de que es parte de mi rutina escribir en mi blog en Hive por mi amor hacía plasmar letras en Internet, no podía. Me sentía muy triste, no podía escribir sobre nada porque sabía que solo saldrían de mí esos poemas que son capaces de hacerte llorar.
Lo dejé por un día, mientras buscaba otras inspiraciones. Solo que en el día con las ocupaciones nada lograba captar mi atención lo suficiente, hasta que llego la hora del almuerzo.
Le dije a mi hermana que yo haría la comida cuando llegará de la universidad para que no se enfriará mientras esperaba por mí. Al llegar, con éxito de la nota de mi exposición, y la tristeza de la perdida de mi gato, no tenía hambre, aun así, me cambié la ropa, recogí mi cabello y empecé a picar cebolla y ajíes para hacer el sofrito con el que siempre comienzo a cocinar.
En ese momento no hubo tristeza, solo era yo, concentrada en lo que iba a cocinar. Esta vez no cocinaba para mí, yo no quería comer. Cocinaba para mi hermana que esperaba en la cocina acompañándome. Así que, pensando en ello, hice una rica comida.
Comí, la acompañé, y me di cuenta de que a pesar de que el día había sido una locura en buena parte espantosa, me sentía un poco más tranquila. Fue como si cocinar hubiese drenado esa emoción.
Evite llorar, debía ir a la universidad porque si faltaba no podría recuperar y me falta cada vez menos para graduarme. Intente ser fuerte, ir sin importar si tenía el corazón hecho pedazos. Seque mis lágrimas y fui a clases. Simulando que no me pasaba nada.
Hasta que llegue a casa y cocinar fue como llorar, solo que de una forma muy diferente, como cuando dibujo. Esto me sorprendió, debido a que hace mucho que no encontraba algo similar a mi primer amor, la pintura y hacer garabatos en papeles con lapiceros y colores.
Sabía que la cocina te podría enamorar, porque paso una vez, pero, no que fuese una especie de fórmula mágica. Ahora ya entiendo por qué algunos aman esto de la vida.
The last few weeks I've been cooking more than usual, for me it's an act of love, but I always wondered if when I had the opportunity to do it every day as a basic responsibility for survival, would I think the same?
That moment has arrived. And the truth is, I still think the same. It's not only an act of love, but also of total relaxation.
So I've become very fond of cooking, its flavors, its smells, and even of each mistake, because these show me the way I shouldn't cook.
In the process, a kind of therapy occurs that disconnects you from the rest of the day, it's just you and the kitchen, concentrating on what you're preparing. Making sure you make something delicious, and imagining well in advance what you'll eat.
Luckily for me, I haven't disappointed myself, just a couple of mistakes, and even so I've managed to get my sister to tell me that I cook well.
But, this post goes much further. Cooking has become a new passion in my life, one of those that are there when you can't do anything else. Because cooking is able to comfort you in the wonderful world of cutting, cooking, and mixing.
And then eating. I don't know which of the two parts are my favorites, because I love them both. And just a few days ago I was thinking about it. Even though it's part of my routine to write on my blog on Hive because of my love for putting lyrics on the Internet, I couldn't. I felt very sad, I couldn't write about anything because I knew that only those poems that are capable of making you cry would come out of me.
I left it for a day, while I looked for other inspirations. Only that during the day with my busy schedule nothing managed to capture my attention enough, until lunch time came.
I told my sister that I would make the food when she got home from college so that it wouldn't get cold while she waited for me. When I arrived, with the success of my presentation grade, and the sadness of the loss of my cat, I wasn't hungry, even so, I changed my clothes, tied my hair up and started chopping onions and peppers to make the sofrito with which I always start cooking.
At that moment there was no sadness, it was just me, concentrating on what I was going to cook. This time I wasn't cooking for myself, I didn't want to eat. I was cooking for my sister who was waiting in the kitchen with me. So, thinking about it, I made a delicious meal.
I ate, I kept her company, and I realized that even though the day had been crazy and mostly horrible, I felt a little calmer. It was as if cooking had drained that emotion.
I avoided crying, I had to go to college because if I missed it I wouldn't be able to make up for it and I have less and less time to graduate. I tried to be strong, to go regardless of whether my heart was in pieces. I dried my tears and went to class. Pretending that nothing was wrong with me.
Until I got home and cooking was like crying, only in a very different way, like when I draw. This surprised me, because it's been a long time since I found something similar to my first love, painting and doodling on paper with pencils and colors.
I knew that cooking could make you fall in love, because it happened once, but, not that it was some kind of magic formula. Now I understand why some people love this thing in life.
16/08/24
Texto de mi autoría. Todas las imagenes en el post son creadas por mí en Canva, utilizando recursos gratuitos disponibles en la app.
Sinceramente no soy muy dada a la cocina pero tú experiencia sirve para muchas actividades, todo lo que se hace con amor normalmente sale bien.
Así es :)
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Que bueno que con la cocina te identificas y puedes drenar tus emociones, te deseo éxito en tus próximas actividades, saludos @zulfrontado
Saludos
@tipu curate 4
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A mí nunca me ha gustado cocinar, aprendí a hacerlo porque a mí sobrino le gusta comer y me gusta hacerle sus comidas favoritas, pero, eso no significa que sienta una epifanía cuando lo hago.
Y te cuento que no cocino mal, mis comensales siempre lo dicen. Se me da bien la panadería.
Pero, pensar en vivir de eso, no, olvídalo.
Sin embargo, siento bastante aprecio por quien se dedica a eso. Cada quien en lo que le gusta.
Lamento lo de tu gato.