En tiempos en que vivimos rodeados de tanta tecnología e inmersos en sobremanera en ella, a veces me pregunto si no nos estaremos equivocando un poco con la forma en que la vemos y la manejamos. Lo digo porque sé que es normal que, viviendo en esta era tan tecnológica, nos sintamos atraídos por la misma, pero... ¿No estaremos perdiendo algo en el proceso?
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La dependencia a nuestros teléfonos móviles
Siempre he creído que la tecnología nos está haciendo perder, de alguna forma, nuestra identidad y nuestro sentido de lo realmente importante en nuestras vidas. Por ejemplo hoy por hoy vivimos tan absorbidos por nuestros dispositivos móviles, al punto de que muchas personas desarrollan un fuerte sentido de dependencia patológica que les lleva a sentirse ansiosas, desesperadas, angustiadas e irritables cuando se les aparta de ellos.
Me lleva ello a reflexionar si es que acaso nacieron (vinieron a este mundo) con un teléfono móvil bajo el brazo... Estamos seguros de que no fue así, sino que más bien son caprichos o malas costumbres que se han ido arraigando tan poco a poco en la gente a través de los años, que ya ni siquiera entendemos que son un problema y un obstáculo para muchos ámbitos de nuestras vidas.
Esto lo digo, en parte, ya que he visto personalmente que muchas personas llevan sus celulares a todos lados, incluso hasta el baño cuando van a hacer sus necesidades fisiológicas. Ahora, ¿Es esto normal, necesario o bueno? Considero que no, que no es nada de eso, porque realmente no es sano ni deseable que nos sintamos ni nos hagamos tan dependientes de ningún tipo de tecnología, por avanzada, útil o entretenida que sea, y por mucho que vivamos en esta era tan tecnológica.
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Yo creo que los móviles (más que ningún otro tipo de tecnología en general) están convirtiendo a muchas personas en ciegos emocionales e incluso e idiotas; y eso lo he comentado en otros posts. Pero aún peor que eso, los teléfonos móviles están haciendo que mucha gente se pierda momentos y detalles importantes en sus propias vidas.
La gente ya no aprecia en lo más mínimo un hermoso paisaje, un buen libro, un buen vino, un cielo hermoso, una puesta de sol o un amanecer, lo que quieren es estar pegados a las pantallas de sus dispositivos móviles entreteniéndose o enterándose de cualquier cosa que esté sucediendo en algún otro lugar.
Y a todo lo que ya he apunté, se suma el que la exposición a tantas pantallas (pero especialmente a la de los móviles), por períodos prolongados de tiempo, generan problema para conciliar el sueño, lo que se deriva en problemas de salud de diversa índole.
Las redes sociales y los adictos a publicar todo lo que hacen
Además de la adicción a los teléfonos móviles que existe hoy en día, también está otro tipo de adicción muy común (y relacionada): La adicción a las redes sociales. Ya que resulta que nos hemos hecho tan dependientes de ellas que no nos paramos a analizar si es conveniente lo que estamos haciendo o no.
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Ser adicto a las redes sociales es algo de lo más curioso, porque es tan común y parecen tan inofensivas (en un primer vistazo), que puede pasar enteramente desapercibido el asunto. Pero hay que resaltar que la adicción las redes sociales es un problema muy real, y con ello, otro problema muy intrínsecamente relacionado, que es la compulsión de la gente a publicar en ellas todo lo que sea que hacen, piensan o saben.
Hablo del tipo de personas que publica hasta cuando va al baño, o cuando va a comer, o que publica cualquier tontería que se le viene a la cabeza, o incluso, que publican los sitios a los que van; la pareja que tienen (con todos los pormenores de su vida), las rutas que toman, etc.
Los peligros de las redes sociales mal empleadas
Ahora, es cierto que cada quien está en su derecho y libertad de poner en sus redes sociales lo que sea que prefieran poner en ellas, pero cabe preguntarnos; ¿No estaremos innecesariamente exponiendo demasiada información nuestra y poniéndola a disposición de quién sabe quién? ¿No estaremos exagerando un poco con todo lo que decidimos compartir en nuestras redes?
Porque una cosa es que en Internet siempre habrá información nuestra aquí y allá en diversos puntos; y otra muy distinta es que coloquemos nuestra información personal (y hasta privilegiada) en un solo sitio al que cualquier persona que tenga un poco de curiosidad sobre nosotros y nuestras vidas (incluso sin muchos conocimientos técnicos), pueda acceder.
Ya que en la redes sociales la gente se convierte (ya sea que lo sepa o no) en los historiadores, cronistas y narradores de sus propias vidas. Entonces, poner mucha información personal en ellas es un arma de doble filo, por cuanto la misma puede ser usada tanto para bien como para mal.
Entonces, es un peligro compartir demasiada información que pueda ser usada en un momento dado en tu contra; ya que hasta las cosas que parecen más inofensivas a veces pueden ser usadas de tal manera; o en el mejor de los casos, pueden ser usadas por personas que solo buscan saber de tu estilo de vida al máximo para chismear y criticarte.
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Y puede que muchos digan que no les importan las críticas ni lo que nadie opine sobre ellos, pero el asunto es cuando esas opiniones te comienzan a afectar negativamente en otros planos, como el laboral, el sentimental, el amistoso, etc; ya que allí la cosa cambia. Por lo que todo ello nos hace comprender que tenemos que tratar nuestra información personal con mucho cuidado.
Por supuesto, no estoy en contra de las redes sociales (ni de la tecnología, ni del progreso); ni tampoco estoy diciendo que debamos evitarlas o no publicar en ellas; de lo que estoy hablando aquí es de la mesura y del sentido común que deberíamos tener para saber los datos nuestros que podemos publicar, de aquellos que no. Y parte de lo que esto significa es que no debemos (bajo ningún concepto) publicar cosas demasiado personales que puedan comprometer nuestra seguridad ni la de los nuestros en ninguna forma.
Las redes sociales son algo novedoso, lo sé, pero por esa condición, y por el ego humano que todos tenemos, a veces podemos perder la perspectiva de lo que significan en el fondo: Grandes proveedores, catalizadores y filtros de la información.
Así que hay que recalcar que debemos tener cuidado; ya que Internet es como el mundo, está lleno de personas buenas, pero también de mucha gente mala buscando información sobre otros para aprovecharla egoístamente en su propio beneficio personal. Por la misma razón, no creo que sea prudente compartir fotografías demasiado personales, íntimas, o que revelen datos sensibles nuestros. Y sin embargo, esto es lo que más vemos hoy en día, en especial, entre los más jóvenes.
Esa tendencia que mucha gente tiene a publicar información demasiado personal en sus redes sociales, se deriva del deseo de notoriedad y de la adicción que tienen también a las mismas; y es algo demasiado obvio una vez que lo analizamos. Ahora, por todo lo que he explicado es que considero que un punto de vista intermedio o equilibrado es lo mejor tanto en lo que concierne a la adicción a los móviles, como en lo referente a las redes sociales. Ya que no se trata de aceptar o no la tecnología y el progreso, sino de que hay buenas y malas formas de usar cualquier tecnología, por buena y prodigiosa que pueda ser o parecer en el fondo.
¿Qué opinas sobre el tema tratado? Por favor comenta.
Gif creado por @piensocrates
La tecnología aporta sus beneficios de alguna manera en este tiempo ,sin embargo cuando no es utilizado con equilibrio suele pasar lo que escribes, nos hacemos esclavos de los dispositivos, más allá de esclavos creo que es dependencia.
Por eso importante ejercer disciplina y autocontrol , determinar quien controla a quien, si la tecnología a mi o yo a ella .
Ese es precisamente el meollo del asunto, @castm2. Saludos.
@tipu curate 5
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