Un amor para el otoño
Pero cierto día, Pablo conoció a Ana, una señora jubilada, sola, que al igual que Pablo era muy activa. Fue así que los dos comenzaron a salir y hacer cosas que no podían hacer solos, como bailar, ir a la playa, tomarse una copa, conversar mientras la tarde se iba. Los hijos de Pablo estaban indignados porque no podían concebir que su padre, a su edad, buscara la compañía de una mujer. "Para eso estamos nosotros", le expresaron en forma de regaño. "Un hombre a tu edad no puede estar jugando a los novios.", comentaron sin darse cuenta que con cada palabra herían a su anciano padre.
Aunque al principio, Pablo intentó hacerle caso a sus hijos, se dio cuenta que sus hijos tenían su familia y que él pasaba mucho tiempo solo. Entonces decidió hablar con ellos y les hizo ver que el recuerdo de Sara estaba intacto, pero que había encontrado en Ana la compañía que tanto necesitaba a su edad. Lo de Pablo y Ana no era un amor fogoso e intenso, sino un amor para acompañar y protegerse.
Cuando somos jóvenes la primavera florece en nosotros, por lo que es muy fácil enamorar y ser enamorado: ¿Quién no se siente atraído por la frescura y la belleza de las flores? De allí que sea normal que nos sobren admiradores y pretendientes en nuestra primera etapa de la vida. Ese amor que como un volcán explota, que tiene lava caliente, que trasforma, generalmente es breve. A veces, en primavera, podemos ver surgir ese amor, cual flores, una y otra vez, sin que nos preocupe la trascendencia ni la permanencia de los sentimientos.
Cuando, como parejas, hemos atravesado la línea del tiempo hay una especie de mimetismo en lo que hacemos. No hacen falta palabras para saber, somos adivinos del pensamiento, de los sentimientos y de las señales del cuerpo. Más allá de conocernos, hemos encontrado el valioso reconocimiento y la madura aceptación. Lejos quedaron los vapores del ego, el sobresalto,la agobiante necesidad de cambiar al otro. Los dos han hecho, como equipo, un mapa en el que han sembrado triunfos, pero también derrotas, y esas experiencias, aunque no nos guste reconocerlo, hace crecer en los dos un afecto de hermandad.
En la historia del comienzo, tal vez Pablo perdió a su esposa, pero no perdió las ganas de vivir. Por eso, porque estaba vivo, volvió a encontrar el amor. No era un amor apasionado y loco, como el que pudo haber sentido en su juventud, sino un amor fraterno, semejante, de reconocimiento y respeto.
Lo ideal es que en los últimos días de nuestra vida, tengamos una pareja que aprecie esos cambios que ha tenido nuestro cuerpo: el pelo blanco como la nieve, los surcos y pliegues en el cuerpo y la cara. Mirar de frente al horizonte, con la mirada descansada. Y mientras miran cómo llega el ocaso, tomarse las manos y sonreír con la certeza de saber que tenemos la mejor compañía.
Qué hermoso relato. De verdad que muchas veces los hijos somos egoístas y no pensamos en las necesidades de nuestros padres que no podemos cubrir. Y en la alegría que trae consigo el amor a cualquier edad
Exactamente: el amor trae alegría, y la alegría más vida. Gracias por la lectura y tu comentario.
Esta publicación ha recibido el voto de Literatos, la comunidad de literatura en español en Hive y ha sido compartido en el blog de nuestra cuenta.
¿Quieres contribuir a engrandecer este proyecto? ¡Haz clic aquí y entérate cómo!
agradecida por el apoyo, amigos!
Un cuento muy bonito, que muestra la realidad, el miedo de los hijos a que los padres continúen con sus vidas, vuando alguno de los dos ya no está. Pero, como dices y comparto tu opinión, todos los seres, deberían o deberíamos tener en nuestros años de madurez, una compañía bonita, agradable, una compañía que sea eso, compañía.
Un gran abrazo @nancybriti1, valiosa reflexión.
Mi siempre querida @marpa!! Nosotras que amamos a nuestros padres, siempre vamos a querer lo mejor para ellos: su felicidad es la nuestra. Ojalá logremos tener un amor como el de ellos. Abrazos
@nancybriti1 simplemente ganas de vivir, las celulas de nuestro cuerpo saben lo que requieren, debemos ser fieles a ellas.!!!!👏
Hermoso y realista post. El amor no tiene edad