La plenitud de mi corazón enamorado - The fullness of my heart in love

Me siento plena, colmada de una felicidad que inunda cada rincón de mi ser, es como si mi alma se hubiese enriquecido con la esencia más pura del amor, haciendo que todo se vuelva más claro y luminoso ante mis ojos.

Cuando pienso en función de este sentimiento sublime, no puedo evitar que mi corazón ría y mis pupilas se dilaten, extasiadas ante los efectos profundos que produce en mí.

Es la descripción exacta de lo que siento cada vez que late con fuerza mi corazón enamorado. Las mariposas revolotean alegres en mis entrañas, celebrando el florecer del amor con sus alas de ilusión.

Las semillas que antes yacían dormidas han comenzado a crecer, bañadas por el rocío de esta pasión desbordante, hasta los actos más insípidos saben ahora a gloria, pues todo adquiere un nuevo y maravilloso significado.

El beso desnudo sobre los labios ha perdido su valor primario, pues lo que realmente atesoro es la sonrisa que se dibuja en las comisuras de su boca cuando me mira, esa pequeña mueca que ilumina su rostro vale más que mil besos vacíos.

Y cuando nos fundimos en un abrazo profundo, suspirando y jadeando por la necesidad de tenernos aún más cerca, siento que el aliento se me corta por la intensidad del deseo.

No necesito más explicaciones sobre cómo nuestras almas se encontraron en lugares tan distantes de donde alguna vez las soñamos. Este reencuentro de besos y caricias ha abierto de par en par el camino hacia mi corazón suplicante.

El salvador deseo de vivir con la libertad de la sonrisa y las ganas del mañana me empuja a querer parir estas horas de certidumbre, colmadas por los deseos que hoy florecen con la fuerza arrolladora de nuestro amor.

Es un torrente desbocado que no avanza en un solo sentido, sino que nos arrastra a ambos en todas las direcciones, arrasa con los temores infundados por circunstancias no vividas y enarbola el sol de cada nuevo día, vistiendo la vida con los más vibrantes colores, sabores, miradas y matices.

Pinta flores y cielos infinitos rebosantes de esperanza para darnos mutuamente lo que merecemos y recibir lo que nos corresponde, según lo que aportemos a esta fábula de amor concluida.

El final ha resultado tal como lo soñé y deseé desde el principio. De ahí la moraleja de este cuento tantas veces evocado en mi mente: nubes de esperanza enmarcan la empresa de esta inspiración en su totalidad absoluta, sin resguardos ni objeciones.

He asumido el alma de tu vida y la he tomado para mí, emprendiendo tus deseos y apurando tu sonrisa.

Lo único que anhelo es contemplar el sol de tus ojos al despertar cada mañana, cual alba luminosa que explayando su inmensidad me envuelve en calidez.

Es como si sin abrir el capullo ya entendiese la perfección de la rosa, con sus pétalos mágicos e impregnados de la mano divina del amor por la vida... por esta y las próximas que hemos de compartir.

Jamás dejaré de regocijarme con tan sólo presenciar el espectáculo inconsciente de tu sonrisa adornando el despertar.

Es la recompensa más hermosa que puedo recibir a cambio de entregarme por completo a este sentimiento que ha venido a colmar mi existencia de plenitud.